El president, Carles Puigdemont (Amer, 1962) ha superado los últimos quince días en el Parlament una moción de confianza y su primer debate de política general, donde ha quedado fijado el último tramo de la hoja de ruta independentista. De estos plenos ha salido el compromiso de convocar el referéndum antes de la segunda quincena de septiembre y unas elecciones constituyentes seis meses más tarde. Y la respuesta desde el Estado no se ha hecho esperar.
El Parlament ha perfilado el calendario de la hoja de ruta: referéndum, como muy tarde en septiembre, y seis meses después, elecciones constituyentes...
Efectivamente, este es el calendario que, de hecho, es heredero del calendario con el cual nos presentamos a las elecciones y con el cual queríamos culminar el proceso. Por lo tanto se trata de, lo que yo ya avancé en enero, poner una fecha más concreta. Siempre admite unos movimientos, técnicos, arriba o abajo. Sin embargo, marca ya unos compromisos de calendario muy definidos y nítidos que nos ayudan a defender esta idea de que estamos haciendo el trabajo que nos corresponde.
A nosotros ya nos va bien el contraste: el Parlament aprueba un mandato democrático y nos envían respuestas judiciales
¿Se esperaba que el TC anunciara antes de la votación del jueves que enviaba a la presidenta del Parlament a la vía penal y que el Supremo pidiera el suplicatorio de Francesc Homs por el 9-N...?
Esperábamos que pasara, hicieron su Seis de Octubre. Seguro que no hay casualidades, vaya, yo no me las creo. La decisión entraba en el guion de esta ofensiva del Estado. En todo caso, a nosotros nos va bien el contraste: el día que el Parlament con amplísima mayoría, por lo tanto, con un mandato democrático irrefutable, toma la decisión, en lugar de tener lo que reclamamos, que es una respuesta política, nos envían nuevas respuestas judiciales. Ayuda a contrastar más por qué no queremos continuar dentro de este Estado y queremos hacer uno nuevo.
¿Qué tiene que hacer Forcadell si queda inhabilitada? El presidente de la ANC le reclamó durante la Diada que, en este caso, al día siguiente volviera a ocupar su lugar en la presidencia del Parlament.
Es que todos esperamos que todas las personas que, en el ejercicio de la defensa de la democracia y de aquello que los ciudadanos han votado, puedan ser inhabilitadas sigan siendo fieles al mandato que ha hecho el pueblo de Catalunya. Al menos este es el compromiso del Govern también, y seguro que la gente espera eso. Todos tenemos claro que no es una inhabilitación personal. Inhabilitando la presidenta del Parlament, o un conseller, o el president, lo que están intentando es inhabilitar al pueblo y eso no lo aceptaremos nunca, y no seremos cómplices de esta inhabilitación general del pueblo de Catalunya.
Entraríamos en el famoso capítulo de la desobediencia...
Eso de la desobediencia, relativicémoslo. Nosotros no estamos en la lógica de la desobediencia, sino en la de la obediencia estricta al pueblo de Catalunya y al Parlament. Lo que tenemos que preguntar es: ¿los otros grupos políticos desobedecerán al Parlament, al mandato del pueblo de Catalunya? Nosotros decimos que no pensamos desobedecer al pueblo de Catalunya.
El referéndum no se planteará como se planteó el 9-N
Este referéndum que prevén como muy tarde en septiembre, ¿cómo lo harán para que no acabe siendo un nuevo 9-N?
De entrada, porque no se planteará cómo se planteó el 9-N. El 9-N es un activo que tiene el proceso, fue un éxito de movilización, de respuesta ciudadana y civismo. Gracias al éxito del 9-N nosotros ahora creemos que podemos hacer el referéndum que no nos dejaron hacer.
¿Qué tipo de referéndum?
Pues, una respuesta binaria, que no era el caso del 9-N, una respuesta que tenga efectos jurídicos, políticos, y, por lo tanto, que se parezca lo más posible a aquel instrumento que la mayoría de países que han conseguido ser independientes han utilizado, para demostrar no sólo a nosotros mismos, sino al mundo, que somos una mayoría que queremos que Catalunya sea un Estado independiente. Sirve para eso.
Pero necesitará un censo...
Necesitaremos muchas cosas. Necesitaremos, para empezar, un presupuesto, una organización, un reglamento que funcione y dé garantías, tiene que dar todas las garantías al mundo que el resultado es un fiel reflejo de la voluntad del pueblo de Catalunya. Todo lo que decidiremos irá en esta dirección. Todo. Eso abarca desde el presupuesto que tendremos que definir, hasta la campaña, la manera como la gente podrá votar, aquí o fuera...
¿Cómo superará las trabas que le planteará el Estado ya desde el mismo momento en que aparezca en el presupuesto?
Hasta ahora han ido poniendo muchas trabas, todas las hemos superado. Lo que no haremos es explicarlo al adversario político. No le pondremos las cosas fáciles. Lo haremos. Y si lo hacemos, lo haremos bien. Por lo tanto, funcionará.
¿Y cómo garantizará el reconocimiento internacional?
Es que ya no será una decisión del Parlament o del Govern. Si la gente quiere, el reconocimiento es inevitable. No puede ser de otra manera. Si aquí vota una parte significativa de la población y el resultado es claro, no hay ninguna posibilidad de que no se reconozca este realidad: existe, no se puede ocultar bajo una alfombra o, por comodidad de todos, decir aquí no ha pasado nada.
Tenemos que tener sentido de Estado. Este país se emancipó políticamente el 27-S
Antes, sin embargo, habrá que superar la aprobación de la ley de transitoriedad jurídica, paso previo imprescindible, y habrá un primer choque con el Estado...
La respuesta es nuestro sentido de Estado. Tenemos que tener sentido de Estado. Lo que puedan hacer los otros ya está previsto. Pero este país se emancipó políticamente el 27-S del año pasado y decidió que a partir de ahora tomará sus decisiones políticas, en función del mandato y de los intereses del pueblo de Catalunya, que obviamente no están aislados del mundo y que se tienen que poner en coordinación con otras circunstancias políticas, las españolas –por descontado–, las europeas, las mundiales... Pero las decisiones serán soberanas. Y por lo tanto, la decisión que tome el Parlament obedecerá a esta lógica. Que eso al actual gobierno español no sólo no le complace, sino que lo motiva para presentar demandas, no es ninguna sorpresa.
Usted ha dicho que el papel de la gente en la calle será muy importante, que "hará falta" que la gente apoye. ¿A qué se refería cuando dijo eso?
Hasta ahora, cuando ha hecho falta, la gente ha respondido; cuando ha hecho falta llenar Diades, lo ha hecho no una sino cinco veces; cuando hemos pedido a la sociedad civil que apoyara a los encausados; cuando hemos pedido a los ayuntamientos que se adhieran a una entidad municipalista que fomente la independencia... Es decir, la gente ha respondido. ¿Quiere decir que se ha acabado el trabajo de la gente porque ahora le toca a las instituciones? No. Porque, finalmente, el referéndum lo ganará la gente. Si la gente va, lo ganamos. Seguro. Por lo tanto, tocará. Pero esta es la parte que me preocupa menos, porque la gente ha respondido siempre. Y estamos aquí todos juntos, la política especialmente, por la obstinación de la gente. La gente no fallará.
Siempre que ha hecho falta, el pueblo sale y pide las cosas que quiere conquistar
¿En qué está pensando, sin embargo, cuando prevé que harán falta nuevas movilizaciones?
Yo no pienso en nada que no sea la culminación de este proceso en las formas en que lo he dicho en el Parlament. Pero no sabemos ni qué gobierno habrá en España, ni qué actitudes tendrá, ni cómo se agravará la persecución judicial... Lo que está claro es que ante un president como Mas, la vicepresidenta Ortega y los consellers Rigau y Homs juzgados por las urnas, esta tiene que ser una respuesta de país, no puede ser una respuesta de comunicado de prensa. Yo creo que el pueblo de Catalunya lo tiene claro eso. Por ejemplo, en el momento en que se quiera continuar la persecución jurídica contra los que estamos empujando un derecho democrático reconocido internacionalmente como el derecho de los pueblos a la libre determinación. Cuando alguien atente contra eso, no se limita a ser un asunto del Govern o del Parlament, es un asunto del país, y como siempre ha pasado en los casos en que ha hecho falta, como hizo falta el 11 de Septiembre del 76, aunque fuera ilegal pedir el Estatuto de Autonomía, el pueblo sale y pide las cosas que quiere conquistar. Y las conquistas democráticas en Catalunya no se han hecho nunca por la violencia, lo que tenemos o la independencia que tendremos no lo habremos hecho nunca acompañada de las armas ni de los muertos, sino de la paz la convivencia el civismo. Es así como ganaremos.
En la cuestión de confianza, señaló a Oriol Junqueras como responsable de emprender la arquitectura de todo el referéndum. Y se han hecho muchas interpretaciones...
No dije exactamente eso, dije que la comisión interdepartamental para el impulso del autogobierno que preside el vicepresident Junqueras es la que tiene, como no podía ser de otra manera, la responsabilidad de eso. No es un encargo al vicepresident del área económica. Es un asunto de todo el Govern y el órgano del Govern que coordina la participación de los diferentes departaments en el impulso del autogobierno es esta comisión que preside el vicepresident Junqueras.
No podremos ganar esta batalla si el Govern no se pone al frente con todo el coraje
Efectivamente, también dejó claro que el referéndum es un encargo que apela a todo el Govern y que todo el mundo tiene que asumir la responsabilidad que le corresponde. ¿Por qué este aviso?
No era un aviso, era un mensaje al pueblo de Catalunya. Esto es una acción solidaria del Govern. Todo el Govern se pone al frente. En el riesgo también. Y es un mensaje también de cara a la gente que trabaja en la Administración o en los ayuntamientos, o trabaja en empresas. El riesgo y la responsabilidad lo pone todo el Govern. Es un mensaje de solidez, de seguridad, de compromiso. No podremos ganar esta batalla, ni tan solo librarla, si el Govern no se pone al frente con todo el coraje, con toda la responsabilidad y asumiendo todo el compromiso, que es lo que quise explicar. Que nadie piense que eso sólo afecta a Presidència o Vicepresidència o a Participació, eso es todo el Govern. Que nadie tenga dudas.
¿Cómo ve la solidez del Govern?
Este es un gobierno sólido, cohesionado, alegre, que genera confianza interna y externa. Creo que es una de las claves que explica el porqué, tanta excepcionalidad junta con condicionantes que no se habían producido nunca, con la convivencia de grupos políticos diferentes, funcione. Porque tenemos ganas de que funcione. Claro está que hay diferencias, discrepancias, pero es que nos sentimos muy libres de poder hacerlas, socializar, de respetarnos mucho y tener claro en todo momento que el objetivo es el país no son los rincones que muy legítimamente cada uno pueda tener de intereses partidistas o trayectorias personales, sino el país. Y por el país estamos dispuestos a hacer sacrificios, esfuerzos, exigencias muy altas.
Ha habido algunos rifirrafes este septiembre entre ERC y PDECat. La responsable de su partido, Marta Pascal, llegó a advertir a Esquerra sobre la tentación de reeditar el tripartito...
Eso no es un tema del Govern y de grupo parlamentario. Forma parte de la política catalana, de los partidos, que siguen existiendo y tienen que seguir existiendo y tienen que tener diferencias y, seguramente en algunos casos las tienen que poner en evidencia, porque eso es hacer política. Aquí no es un partido único, por suerte, somos muchos partidos, que en algún caso nos hemos puesto de acuerdo de manera excepcional para llegar a hacer una cosa excepcional, pero eso no quita que, por ejemplo, en la visión de la sociedad haya discrepancias en algunas cosas. Tampoco hay que dar más trascendencia, se producen y se producirán en el futuro. Lo que sí que tenemos que esperar todos, y en este sentido no tengo queja, es que las decisiones que tomemos los partidos comprometidos con la independencia de Catalunya sumen.
Precisamente, ha trascendido una reunión del Govern en la que algunos consellers del PDECat expresaban ciertas reticencias al referéndum que defiende Puigdemont...
Lo que ha trascendido no se corresponde a la verdad. Las reuniones del Govern son secretas, quien hable de eso habla sobre bases informativas inexistentes.
En el Govern nadie cuestiona el mandato del 27-S. Si tuviera alguna duda, tengo la responsabilidad de nombrar y también de cesar
¿Qué pasó, pues?
Por fidelidad a la deliberación de los consejos ejecutivos no entraré en detalles. Lo que sí pido no es sólo la preservación de los debates, sino que se siga haciendo como se ha hecho hasta ahora, que todos los consellers de todos los grupos y orientaciones puedan hablar libremente, porque para tomar decisiones necesito saber y para llegar a un acuerdo solidario del Govern todos tenemos que poder expresar nuestra opinión. No ha habido ni una sola opinión que cuestione, como no podía ser de otra manera, el mandato democrático del 27-S. Al contrario, todos sin excepción, buscan la mejor manera de cumplir este compromiso. Todos. Sin excepción. Si yo tuviera la más mínima duda de que alguien no tiene intención de cumplir el propósito, evidentemente, soy president y tengo la responsabilidad de nombrar y también de cesar, y no sólo no hay ningún motivo, sino al contrario, a medida que han pasado los meses, que hemos tenido que tomar decisiones, la gente ha demostrado su compromiso insobornable con el proceso de independencia de Catalunya.
¿Por lo tanto, se siente totalmente apoyado por su partido?
Es que no sé de dónde sale esta idea... Pertenezco a un partido político que ha hecho una renovación muy profunda, seguramente la renovación más importante de la política catalana. En estos momentos, el partido es más que nunca la imagen fiel de lo que quiere el pueblo de Catalunya y lo que quiere este gobierno.
Hoy hay más cohesión en mi partido que cuando se decidió hacer presidente a Aznar
¿La vieja Convergència y el nuevo PDECat conviven sin problemas?
Como convivían cuando había un secretario general que se llamaba Pere Esteve, que quería que pactáramos con el PP, y convivía cuando había un señor que se llamaba Miquel Roca y quería que hiciéramos una reverencia a la Constitución española. Igual. Hay gente que está más decantada hacia un lado y una pequeña parte que siempre pensará que lo mejor sería otra cosa, pero hoy hay mucha más cohesión que la que había en el partido cuando se decidió hacer presidente al señor Aznar.
El conseller Santi Vila se mostraba crítico esta semana en una entrevista en 'El País' con las inversiones que hace este gobierno en Cultura...
Todos los que hemos tenido responsabilidades en Cultura, yo las tuve en el Ayuntamiento de Girona, pensamos siempre que la cultura tiene que tener mucha más presencia. Y la tiene que tener. Desde este punto de vista, comparto la idea de que la Catalunya independiente tiene que basarse en una preeminencia de la cultura como hacen los grandes países del mundo. No podremos avanzar, tener cohesión social, hacer aportaciones al mundo si prescindimos de la cultura. Dicho esto, no tenemos los recursos para poder responder a la construcción de un país así. Razón de más para tener un Estado independiente que nos proteja la lengua, nuestros creadores... Por lo tanto, estoy de acuerdo que la República independiente tiene que ser también una república de raíz cultural.
¿Y comparte, como él dice, que la cultura catalana es también españolísima?
Él no dijo exactamente eso. Él vino a decir que la cultura es permeable a muchas aportaciones. La cultura propia de Catalunya sabe de qué manera hacer una aportación universal a partir de sus valores y su diálogo con las culturas de las civilizaciones que existen en el mundo. El hecho que nos diferencia de una cultura sucursalizada es que eso lo hemos hecho con soberanía cultural. Él quería decir: ¿la cultura de una Catalunya independiente romperá con la cultura española? No romperá. Ni con la francesa, ni con la portuguesa, ni con la italiana, ni con la americana. La gracia es que lo sabemos incorporar con soberanía cultural.
Vila es una persona comprometida con el proceso, leal al Govern y a mí personalmente
Pero el conseller Vila lleva unos días haciendo intervenciones que levantan polvareda, como un tuit alabando la moderación de Feijóo (PP) y Urkullu (PNV) después de las elecciones gallegas y vascas...
A Santi Vila, que hace unos años que lo conozco, se le tiene que oír entero. Lo comparo a menudo con Gaziel. Todo el mundo tiene un Gaziel que le conviene. ¿Quieres hacer decir a Gaziel que era independentista? Lo encontrarás. ¿Era unionista? También. Ahora, para entender a Gaziel lo tienes que leer entero. Pues a Santi le pasa una cosa similar. Lo tienes que leer todo. Porque él hace un gran esfuerzo intelectual para explicar bien los argumentos. Es una persona con quien yo tengo una relación muy franca y nos decimos las cosas a la cara con una lealtad que es muy sana y positiva para el Govern, es una persona intelectualmente muy sofisticada. En un mundo poco sofisticado como es el de los 140 caracteres, a veces eso chirría un poco. Él es consciente de que pasa eso. Su posición, quien la quiera saber, la sabe: una persona comprometida con el proceso de independencia, leal al Govern, a mí personalmente, preparado, que no tiene ninguna duda como tiene que ser la cultura de una República catalana...
Hay una pregunta que se le tiene que hacer en todas las entrevistas, ¿será candidato?
Ostras (ríe)... Y si se tiene que hacer en todas las entrevistas hay que seguir haciéndola.
Sí, porque en estas intervenciones en el Parlament ha vuelto a sacar el tema...
¿Y entonces dónde está la duda?
Si, de golpe, tenemos que convocar elecciones con el trabajo a medio hacer, me sentiré incluso obligado a presentarme
¿En qué circunstancias se ve usted como candidato?
Pues en unas circunstancias para las cuales yo no trabajo y no quiero que pasen: que de sopetón tengamos que convocar elecciones porque no hemos salido adelante y llegamos a la conclusión de que tenemos que mantener la misma hoja de ruta con más potencia y hace falta que todos sumemos. En estas circunstancias, de haber dejado el trabajo a medio hacer, es cuando me siento incluso obligado, pero este es un escenario que yo no contemplo.
¿Le preocupa un cara a cara en las urnas con Oriol Junqueras?
No, porque si realmente decidimos que tenemos que rehacer y reforzar la hoja de ruta del 27-S, ¿para qué tiene que haber este cara a cara? Si estamos en esta lógica, es que ya no estamos defendiendo lo que defendíamos el 27-S. Lo que estoy diciendo es que si queremos hacer un país independiente, o lo hacemos unidos o, seamos francos... No le podremos preguntar a la gente que cuando tenga que pagar los impuestos haga un esfuerzo, o que cuando se tenga que volver a movilizar, salga, si esfuerzos mucho más pequeños como ponerse de acuerdo de ir juntos para defender la independencia no los hemos hecho. Pero como eso no pasará, cada vez que me hacen esta pregunta pienso que es una pregunta que forma parte de la ciencia-ficción política.
Me parece evidente que JxSí se tiene que reeditar si no puede culminar el proyecto y si lo considera válido
¿Por lo tanto, quiere decir que si se tuvieran que convocar elecciones porque no se ha podido hacer la hoja de ruta tal como se ha acordado, se tiene que reeditar JxSí?
En unas circunstancias en que JxSí no ha podido culminar su proyecto y JxSí considere que el proyecto es válido, me parece que es bastante evidente, ¿no? Ahora, si JxSí considera que ya no es válido este proyecto, que no vale la pena esta estrategia, entonces la circunstancia es otra. Pero, vaya, sería ponerlo mucho más difícil. A esta pantalla no he llegado
¿Y si tuviera que ser candidato en esta pantalla?
No me haga decir cosas que no he contemplado.