El president en el exilio, Carles Puigdemont, ha reclamado al PSOE "un acuerdo histórico, un compromiso histórico", inédito desde 1714, si quiere conseguir la investidura de Pedro Sánchez. En una conferencia en Bruselas ha exigido, como condiciones previas para la negociación, el reconocimiento de la legitimidad democrática del independentismo; la amnistía y "el abandono permanente de la vía judicial; y la creación de un mecanismo de control y verificación de los acuerdos. No ha situado entre estas condiciones previas el referéndum, pero ha dejado claro que solo un referéndum acordado con el Estado puede sustituir el 1-O. La conclusión del líder independentista es que Junts no ha "aguantado" la posición durante estos años para acabar salvando una legislatura"; y que, por lo tanto, si el PSOE quiere investir a Pedro Sánchez tendrá que aceptar este marco previo de negociación.

La conferencia se ha convocado en un hotel del centro de Bruselas, en la rue de la Loi. En la sala estaban presentes unas 200 personas, con una sesentena de periodistas acreditados, lo cual indica la alta expectación que ha despertado. De hecho, entre las primeras filas de los asistentes no solo había diputados y miembros de la dirección de Junts sino también representantes de ERC —los diputados Teresa Jordà y Francesc Marc-Àlvaro— y de la CUP —el diputado Carles Riera—, así como el presidente de Òmnium, Xavier Antich. Más atrás se ha situado la presidenta de la ANC, Dolors Feliu.

Acuerdo histórico

El líder independentista, que ha comparecido delante de un fondo azul con las banderas catalana y europea, ha advertido solo empezar que "no parece que el candidato de la derecha tenga los apoyos suficientes para salir escogido", pero "tampoco Sánchez". "España se ve confrontada ahora mismo a uno de sus dilemas que no siempre resuelve bien: o vive el bloqueo, o pacta", ha arrancado la intervención del president, donde ha ironizado que España tiene un problema, "de hecho tiene dos", dado que el pacto es un recurso "inusual" en la resolución de los conflictos en el Estado español, cómo lo demuestra la incapacidad de renovar el Consejo General del Poder Judicial; pero, además, esta vez tiene que negociar con Junts, después de "haber atacado, menospreciado y arrinconando" a este partido, que apartó de la alcaldía de Barcelona en una alianza del PSC i comuns con PP y Vox.

Ha asegurado que no hacía esta reflexión con ánimo de revancha, sino para explicar la "distancia profunda" que les separa y la enorme dificultad para intentar encauzar una "negociación que se ha descuidado durante seis años". "No hablamos de un parche, estamos hablando de que si hay acuerdo, este tiene que ser un acuerdo histórico, un compromiso histórico, como el que ningún otro régimen ni gobierno ha sido capaz de hacer realidad desde la caída de Barcelona en 1714 y el Decreto de Nueva Planta que abolió las instituciones catalanas".

Condiciones previas

De entrada, ha dejado claro que su partido está preparado para negociar y se ha preguntado si lo están los grandes partidos españoles, momento en que ha expuesto las condiciones previas para habilitar un proceso de negociación honesto y con ambición. En primer lugar, ha hablado de respeto y reconocimiento a la legitimidad democrática para el independentismo. "No se puede negociar con quien nos considera la segunda amenaza más importante después del terrorismo yihadista y pide a la Europol que nos trate de terroristas", ha advertido.

La segunda condición es el abandono completo y efectivo de la vía judicial contra el independentismo y los independentistas. "El 1-O no fue un delito, como tampoco la declaración de independencia, ni las protestas masivas contra la represión y la sentencia del Supremo", ha advertido, para subrayar que una ley de amnistía que se remonte a antes de la consulta del 9-N está al alcance del Parlamento español, además de subrayar la responsabilidad de la fiscalía y el gobierno en funciones.

 

En tercer lugar, ha exigido la creación de un mecanismo de control y verificación que aporte las garantías de cumplimiento de los acuerdos, dado que "la total falta de confianza entre las partes hace que este mecanismo sea imprescindible y que tenga que operar desde el inicio de las negociaciones". El último punto sitúa como los únicos límites en las conversaciones los "definidos por los acuerdos y tratados internacionales que hacen referencia a derechos humanos (individuales y colectivos) y a las libertades fundamentales".

Todo ello son "condiciones previas que se tienen que poder cumplir antes de que se agote el plazo legal para las nuevas elecciones", y ante las cuales Junts se compromete a negociar.

Autodeterminación

Puigdemont no ha incluido un referéndum de autodeterminación entre las condiciones previas, pero después de referirse al déficit fiscal de Catalunya, déficits de las infraestructuras, o la no ejecución de los presupuestos previstos y la falta de inversiones, ha subrayado que "no existe una receta autonómica para resolver los problemas de Catalunya".

"El pueblo catalán tiene derecho a convertirse en un Estado independiente en forma de república y solo un referéndum acordado con el Estado español podría sustituir el 1-O. "No existen impedimentos constitucionales para el referéndum, tampoco para la amnistía. Lo que no hay es voluntad política para asumirlo, porque si se quiere, también se puede. Y en democracia no hay un mecanismo mejor que poner en manos de los ciudadanos la resolución de estos," ha remachado.

Dilema del Estado

Puigdemont no ha escondido que hoy no existen las condiciones para este gran acuerdo que reclama y que si hay interés, se tendrían que crear, lo cual exigirá identificar claramente los elementos del conflicto. A partir de aquí ha enumerado, en primer lugar, la sentencia contra el Estatuto, la criminalización del 1-O, el incumplimiento de los pactos, el ahogo económico, el incentivar el cambio de sedes fiscales de empresas catalanas todavía vigente, y la aplicación salvaje del 155. "Y naturalmente, el hecho más relevante, Catalunya es una nación", ha remachado.

 

El president ha confesado que "nada hace pensar" que la necesidad de una mayoría para garantizar la investidura sea suficiente para forzar un cambio. ¿"O sí? ¿O realmente pueden hacer de la necesidad virtud? Hoy España tiene un dilema complejo: o repite elecciones o pacta con un partido que no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad", ha remachado, para apuntar que existe una tercera opción, que algunos diputados del bloque progresista cedan los votos a la derecha.