"Pronto escucharemos la proclamación de independencia en la radio", dijo este sábado el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, en una entrevista en Catalunya Ràdio. Incluso la excusa más banal, como el hecho de que sea el Día Mundial de este medio de comunicación, le sirvió al gerundense para reiterar la hoja de ruta hacia el Estado propio.
Desde que Puigdemont asumió el cargo, tanto los partidos unionistas del arco parlamentario como socios de gobierno han insinuado que su tono tranquilo y pausado daba a entender una rebaja de las expectativas que se había marcado el independentismo. Lo apuntaba el líder del PSC, Miquel Iceta, en la primera intervención del president en el Parlament, y también la amenaza de la corriente de la CUP Endavant, de la que forma parte la diputada Anna Gabriel, por la que aseguraban que tumbarían el Ejecutivo si consideran "que los pasos hacia la independencia son en realidad caminar en círculos para perpetuar el processisme".
Pero no sólo ha afirmado, sino que ha señalado responsables para que esto sea así. En el marco de la inauguración de la línea de metro L9, Puigdemont llegó a asegurar que "el Estado ha dimitido de sus responsabilidades", haciendo levantar de la silla al líder del PP en Catalunya, Xavier García Albiol. "O hacemos las infraestructuras, o no nos las harán", decía haciendo un símil con la recurrente frase de Joan Fuster de "la política la haces o te la hacen".
Gestos hacia fuera
Los gestos no sólo han sido de cara adentro, sino también de cara al exterior. Este jueves reunió en el Palau de la Generalitat a sesenta cónsules de varios países que tienen consulado en Barcelona, ??y les dijo que "tendrán trabajo" porque "vamos hacia la independencia" y la ciudad será "una capital de Estado dentro de unos meses".
"El Brexit es un buen precedente para Catalunya", afirmaba el sábado pasado en la prestigiosa agencia estadounidense Bloomberg. En medio del debate sobre el referéndum en el Reino Unido que podría catapultar al país fuera de la UE, Puigdemont aprovechó para destacar la "capacidad" que hay para "acomodar la realidad política", ligándolo con la situación que se puede vivir en Catalunya.
Alarma en Moncloa
"Lamentable" y "contrario a la Constitución", calificaba el presidente en funciones del Gobierno, Mariano Rajoy, que desde la Generalitat se diga a los cónsules que "se les gira trabajo". En una rueda de prensa en el Congreso este viernes aseguraba que es "muy preocupante" que el president sostenga ante los representantes internacionales que Catalunya camina hacia la independencia.
Desde el día uno al frente del Govern, Puigdemont ha estado en el punto de mira de La Moncloa. La advertencia días antes de su juramento ya estaba servida por el ministro de Justicia, Rafael Catalá. "No se pueden utilizar fórmulas que desvirtúen el juramento", decía Catalá. Pero el gerundense decidió jurar "por el pueblo de Catalunya", obviando la Constitución y el Estatut. Esto activó inmediatamente a la Abogacía del Estado, que pidió su impugnación.
Con las negociaciones para un nuevo Ejecutivo español, desde las filas populares han enfatizado reiteradamente en la necesidad de un tripartito constitucionalista, con Ciudadanos y PSOE, para defender "la unidad de España". Y ahora que la opción parece más alejada, este viernes exigió al secretario general socialista, Pedro Sánchez, "contundencia" a la hora de defender la indisolubilidad del Estado, demanda a la que Sánchez respondió afirmativamente. Seguramente, el único punto de coincidencia en una reunión que duró alrededor de 30 minutos.