Una cena en la Casa dels Canonges entre el president, Carles Puigdemont, i el vicepresident, Oriol Junqueras, sirvió el lunes por la noche para cerrar el último tramo del procés, según ha podido saber El Nacional. Las lineas que allí se acordaron servirán de base a la intervención del president en el debate de la cuestión de confianza que empieza hoy a las 4 de la tarde en el Parlament, i donde Puigdemont deberá concretar su propuesta de referéndum vinculante, que defiende desde el comienzo de este curso político.
A parte de las conversaciones con el vicepresident i de esta inusual cena, el jefe del ejecutivo ha abordado este tema con los partidos que apoyan al Govern, pero también con la CUP y con los representantes de las entidades soberanistas, Òmnium, ANC y AMI. La voluntad ha sido consensuar los ejes centrales de la propuesta, que también ha analizado con el responsable del Institut d'Estudis de l'Autogovern, Carles Viver i Pi-Sunyer.
Con JxSí, media hora antes
Media hora antes de comparecer delante del hemiciclo, Puigdemont se reunirá con los diputados de su grupo en el Parlament para explicarles los rasgos básicos de la intervención.
El president ha evitado adelantar el contenido preciso después de la tormenta de filtraciones registradas los últimos días, entre las cuales, parte del debate de la reunión del consell ejecutiu de la semana pasada donde Puigdemont pidió a los miembros de su gabinete la opinión sobre la consulta vinculante. Era la segunda vez que el Govern debatía sobre este tema. De la cita del martes pasado ha trascendido el nombre de los consellers del PDC que expresaron alguna reserva ante las dificultades que representa un referéndum, entre los cuales el titular de Cultura, Santi Vila, la de Governació, Meritxell Borràs, y el de Interior, Jordi Jané.
Referéndum vinculante
La propuesta de Puigdemont en relación con este tema la ha explicado él mismo de manera pública a medida de que lo ha ido perfilando y debatiendo con los socios. Si el president se marchó de vacaciones dejando abierta la puerta al referéndum unilateral (RUI), a la vuelta de septiembre en declaraciones a Catalunya Ràdio añadió a la palabra referéndum el adjetivo vinculante y advirtió que deberá contener "los estándares aceptados por el mundo en términos de participación, validación de resultados, garantías...".
Desde entonces la palabra unilateral y las siglas RUI han quedado desenterradas del argumentario del president, que incluso ha acabado recuperando la idea del referéndum pactado con el Estado. En caso de que eso no sea posible, recuerda que la hoja de ruta prevé unas elecciones constituyentes.
Con todo, a pesar de las incógnitas sobre la fórmula que escogerá al president, el voto de la CUP está garantizado. Lo dejó claro la diputada cupaire Anna Gabriel a principio de curso. Lo que no está tan claro, y ha provocado inquietud en la vicepresidència de Oriol Junqueras, es hasta qué punto este voto garantiza el apoyo a las resoluciones del debate de política general que empieza el miércoles de la próxima semana y a los presupuestos.
Esta falta de concreción no ha gustado a los socios republicanos que apostaban por vincular de manera más directa las tres citas en el Parlament que tendrá que superar el Govern, lo que ha hecho que tanto desde el ejecutivo como desde JxSí se haya optado por poner el acento con más entusiasmo sobre la vinculación entre los tres momentos.
Un año del 27-S
La cuestión de confianza se plantea justo cuando se ha cumplido un año de la celebración de las elecciones del 27-S, cuando algunos resortes clave del Govern empiezan a resentirse de la tensión entre los socios del PDC y ERC.
La sucesión de conflictos desde que se ha puesto en marcha el curso político provocó un debate la pasada semana en el seno del grupo parlamentario donde, después de repasar algunos de estos episodios, los diputados apostaron por cerrar filas y evitar cualquier imagen de división.
Tensiones internas
No obstante, por más que el grupo parlamentario se desgañita por mantener una relación ejemplar, el bloqueo de la política española y la convocatoria electoral del otoño del próximo año empieza a impregnar la política catalana de un aroma preelectoral que va calando en los socios.
Todo se produce en un momento de debilidad del PDC que, después del tempestuoso congreso fundacional, todavía no ha conseguido ni tan sólo apuntarse en el registro de partidos del ministerio del Interior. El PDC contempla de reojo a Esquerra y la coordinadora del PDC, Marta Pascal, habló directamente de "tentación" de ERC de barrer a los socios y reeditar un tripartito.
En las últimas horas la palabra consenso y los llamamientos a la unidad se han repetido de manera incansable. El presidente de JxSí, Jordi Turull, apeló ayer en un desayuno en el Foro Tribuna Europa a la unidad y al sentido de trascendencia del momento para superar las diferencias. "La politiquería, el partidismo, el afán de protagonismo, la filtración compulsiva... iría muy bien que se cogieran un año sabático, si queremos que vaya bien". La portavoz del grupo y secretaria general de ERC, Marta Rovira, se encargó de presentar el acto para dejar claro que el núcleo duro del grupo está compactado.
Sobre estos fundamentos construirá hoy Puigdemont su discurso delante del hemiciclo del Parlament.