El president en el exilio, Carles Puigdemont, ha defendido en una entrevista en el diario italiano Il Manifesto que el independentismo catalán "es una idea de una nación cívica, una identidad de contenido social y cultural, de integración".
"En la sociedad catalana, con una gran parte de la población procedente de fuera, el ciudadano catalán no existe desde el punto de vista étnico. La independencia es un movimiento político de raíces cívicas, es anacrónico definirlo como nacionalismo", ha explicado.
En esta línea, Puigdemont ha expuesto que "una Catalunya independiente es un proyecto de justicia social y derechos humanos, no de banderas sino de radicalidad democrática." Para el president exiliado, este es un proyecto "imposible de conseguir en el estado español, que no ha limpiado el franquismo, en manos de oligarquías dirigidas por un sistema monárquico corrupto".
"Hay razones históricas y contemporáneas que dan apoyo a una Catalunya independiente en una visión progresista. A los que relacionan el independentismo catalán con la extrema derecha, les pido que entiendan que el catalán es un caso ejemplar de construcción de una república de derechos sociales", ha insistido.
El suplicatorio
Preguntado sobre el suplicatorio que se está debatiendo en el Parlamento Europeo, Puigdemont lo ha calificado de "caso de persecución política". "Los derechos fundamentales son vulnerables porque el juez competente no pide la extradición", ha explicado recordando que "el tribunal alemán que me juzgó negó mi extradición por ausencia del delito de sedición o rebelión y esta sentencia es firme".
El presidente también ha recordado que el presidente de la Comisión Jurídica Europea es un diputado de Ciudadanos y que poniendo es un diputado de la extrema derecha búlgara que comparte el grupo con Vox, partido que ejerció de acusación popular contra los presos políticos.
El 1-O como inspiración
Sobre la división al independentismo, Puigdemont ha instado a inspirarse en el 1-O. "Si el independentismo superara el 50% de los votos populares, la política catalana y el Gobierno tendrían que cambiar. Y sólo podemos confiar en la resistencia no violenta y la movilización ciudadana", ha defendido.
Puigdemont también se ha mostrado arrepentido con la suspensión de la declaración de independencia del 10-O. "Ahora no suspendería la declaración de independencia el 10 de octubre en el Parlament. Proclamaría la independencia defendiéndola ante la comunidad internacional".
"Fue un error, pero siempre he favorecido la negociación y hubo contactos con el gobierno que se pronunciaron a favor del diálogo. Opté por no hacer nada irreversible. Además, por responsabilidad, tuve que evitar cualquier conflicto civil", ha argumentado.