Después de tres años de la celebración del referéndum del 1-O, el independentismo ya no se puede limitar a "mantener la posición", según el entonces president de la Generalitat, Carles Puigdemont. "Ya no podemos dejar que la represión nos paralice o nos divida. Nos tenemos que preparar bien para acabar la ruta iniciada hace tres años", ha advertido en una declaración que ha difundido a través de las redes sociales.
La intervención de Puigdemont aparece como continuación de la apelación que impulsa el Consell per la República desde el acto multitudinario organizado a finales de febrero en Perpinyà, pero también en sintonía con el discurso de despedida del president de Quim Torra, en que pedía que las próximas elecciones se conviertan en un punto de inflexión en el procés tras esta legislatura.
"Hemos pasado tres años manteniendo una posición con el fin de poder ir subiendo más peldaños cuando estuviéramos en condiciones de hacerlo. Ahora Catalunya tiene oportunidad de ratificar la decisión tomada en las urnas hace tres años. Tiene, en consecuencia, la oportunidad, legitimidad y el derecho de hacer efectiva aquella decisión por todas las vías democráticas al alcance, sin excepción, contando con el acuerdo del estado español o sin contar con él", ha asegurado.
Puigdemont ha subrayado que gracias a "mantener la posición en circunstancias muy adversas", el independentismo ha podido librar y ganar batallas que hace tres años habrían parecido inalcanzables e imposibles, pero ha advertido que los catalanes tienen derecho y necesidad de ir más allá. "Hace falta que este país disponga de los recursos y competencias que puedan asegurar su supervivencia y progreso económico", ha asegurado.
Defender las instituciones
Para hacerlo posible, ha advertido que hay que sumar más gente, pero también hay que defender las instituciones desde dentro y desde fuera", en referencia implícita a la tensión que JxCat y ERC han mantenido esta legislatura por las decisiones tomadas en el Parlament. Asimismo, según Puigdemont, habrá que responder con éxito a la confrontación con el Estado, "que será siempre represiva y violenta"; ampliar el conocimiento del procés y trabajar por el reconocimiento institucional; defender el consumo estratégico; explicar en todas las lenguas posibles las razones del independentismo...
Para Puigdemont, el 1-O no sólo marcó el camino sino también cómo hay que recorrerlo: "Contando con la gente, yendo a la una, siendo imaginativos, resistiendo a las provocaciones, y manteniéndonos firmes en la actitud cívica y no violenta y aguantando la provocación". Al fin y al cabo permitió, según ha asegurado, vencer a un Estado dispuesto a lo que hiciera falta —"aquello legal y aquello ilegal"— para impedirlo.
Felipe VI con la ultraderecha
A la hora de referirse a la situación política, ha diagnosticado que "tres años después, el estado español vuelve a exhibir un serio deterioro en algunas de sus estructuras fundamentales: un jefe de estado que actúa políticamente y que además cierra filas con la derecha y la ultraderecha y un poder judicial caducado y carcomido".
Asimismo, ha denunciado que el Estado ha vuelto a destituir al president de la Generalitat, en lo que ha situado como una muestra de que el Estado apuesta por la confrontación, igual que también condenó y multó al president Artur Mas.
Durante la intervención, Puigdemont ha expresado el agradecimiento a las personas que fueron a votar y actuaron para hacer posible la votación y ha mostrado la "solidaridad y afecto" a los presos políticos, a los cuales ha enumerado uno a uno.
Puigdemont ha admitido que queda mucho camino, pero se ha avanzado mucho. "Continuemos, sigamos el hilo que empezamos a trenzar", ha reclamado.