La famosa opción D para conseguir investir a un nuevo presidente de la Generalitat no parece que tenga que ver la luz de manera inmediata. Cuando menos, así se desprende de las reuniones que este fin de semana ha mantenido el president, Carles Puigdemont, con los diputados de su grupo parlamentario que se desplazaron a Berlín. La voluntad es no descartar ningún escenario y avanzar sin precipitaciones. "Paso a paso", según un miembro de la dirección. De momento, JxCat seguirá apostando a fondo por la candidatura de Jordi Sànchez y, si no prospera, pasaría a primer plano la reforma de la ley de Presidencia que tendría que permitir la investidura del president a distancia, según fuentes del grupo. En caso de que ninguna de las dos opciones prospere, llegaría el plan D. O, elecciones.
La –segunda- investidura de Jordi Sànchez, que continúa encarcelado en Soto del Real, ya tiene fecha. El presidente del Parlament, Roger Torrent, la ha fijado para el próximo viernes. Para hacer posible este pleno sería necesario que el juez del Supremo Pablo Llarena asuma las medidas cautelares dictadas por el comité de derechos humanos de las Naciones Unidas para preservar los derechos de Sànchez como diputado y permita su salida de la prisión para estar presente en el hemiciclo.
Además, y dado que la CUP ha anunciado que se abstendrá, hará falta que Puigdemont pueda seguir delegando el voto –que ya se le aceptó el último pleno, cuando estaba en la prisión de Neumünster- y que se otorgue la delegación del voto del conseller Toni Comín ahora que las medidas cautelares que se le han impuesto en Bruselas le impiden abandonar el país para acudir al pleno -la condición de impedimento no voluntario que reclamaba el juez para aceptar la delegación-.
La dirección de JxCat considera que si finalmente el juez deniega otra vez la participación del número dos de la candidatura en el pleno de investidura, volverá a armar de argumentos al independentismo para denunciar la vulneración de los derechos de sus parlamentarios en instancias internacionales.
En caso de que esta opción quede del todo desestimada, el siguiente escenario que se abrirá es el de volver a investir a Carles Puigdemont y hacerlo a partir de una reforma de la Ley de Presidencia que permita la investidura a distancia.
La Mesa del Parlament estudiará en la reunión de mañana, martes, las enmiendas presentadas, y una vez publicadas se abrirá el periodo de 48 horas para que los grupos de la oposición soliciten el dictamen que ya han anunciado ante el Consejo de Garantías Estatutarias. Dado que la reforma de la ley se tramita por lectura única, el CGE dispondrá de siete días hábiles por dar una respuesta. Fuentes del grupo parlamentario aseguran que antes de un mes la reforma para investir a Puigdemont a distancia podría estar concluida.
Este escenario, por lo tanto, quedaría dentro del plazo de dos meses que fija el reglamento para conseguir una investidura antes de convocar nuevas elecciones. El cronómetro comenzó a correr el pasado 23 de marzo, cuando se hizo la primera votación de investidura, la de Jordi Turull, que no se pudo completar porque fue encarcelado.
En cualquier caso, fuentes del grupo aseguran que no hay prisa para cerrar esta opción. Si no hay cambios en la situación de Puigdemont, el president podrá mantener el acta de diputado dado que Alemania ha rechazado su imputación por el delito de rebelión, y solo los imputados por delito de rebelión podrán ser inhabilitados una vez su procesamiento sea firma.
El tercer escenario es el plan D, lo que tiene que llegar una vez desestimados los nombres de Puigdemont, Sànchez y Turull. Para el plan D, los nombres son múltiplos y aparecen y desaparecen en función de la salud de las diferentes fuerzas que integran JxCat y los equilibrios internos. Los últimos días, uno de los nombres que podría contar con mayor consenso es el de la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, miembro del PDeCAT pero persona de máxima confianza de Puigdemont que fue quien la fichó como independiente para su candidatura al consistorio gerundense.
La última pantalla, que tampoco se descarta, es el adelanto electoral. Todo, sin embargo, pendiente de la evolución de la situación política y judicial que a cada semana imprime nuevos giros en una situación de altísima volatilidad.