El president, Carles Puigdemont, ha lanzado hoy desde Madrid un llamamiento "con énfasis y convicción" a la sociedad civil española y al conjunto de las fuerzas políticas para que "hagan suya la vía del acuerdo sincero" para hacer posible el referéndum. Previamente, el vicepresident, Oriol Junqueras, ha advertido que el compromiso del Govern con la independencia "va mucho más allá de inhabilitaciones y condenas".
Puigdemont ha planteado este último llamamiento al diálogo desde el auditorio del Ayuntamiento de Madrid, Caja de Música, con capacidad para unas 200 personas, lleno hasta los topes. En las primeras filas, una amplia representación del cuerpo diplomático -16 embajadas representadas, según fuentes del Govern- y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. En la calle un centenar largo de personas con banderas españolas gritando a todo el mundo que salía del Ayuntamiento al acabar el acto.
El president ha asegurado que la invitación al diálogo que estaba planteando es "permanente" y dirigida a todos aquellos que compartan la necesidad de encontrar respuestas políticas a las demandas que se formulan desde Catalunya.
En este sentido, ha aconsejado que no se menostenga la "realidad" que representan las 500.000 firmas recogidas por el Pacte Nacional pel Referèndum. El portavoz del Pacto, Joan Ignasi Elena, seguía el acto entre el público. También Jordi Sànchez de la ANC y Jordi Cuixart de Òmnium.
"El diálogo se tiene que establecer sin restricciones para poder hablar de la fecha del referéndum: cuándo tendría que celebrarse y en qué condiciones", ha añadido además de comprometerse a escuchar y decidir conjuntamente sin apriorismos los términos de la convocatoria. El objetivo es fijar una pregunta clara y binaria, para concretar los resultados que harán válida la respuesta además de garantizar el compromiso de implementarlo.
Compromiso inviolable
Puigdemont ha asegurado que el Govern esperará una propuesta –"porque la democracia española y la catalana se lo merecen"–, y lo hará "hasta el último minuto de la prórroga". "Pero que no quepa ninguna duda de que si no se articula una propuesta pactada por la ausencia de voluntad del gobierno español, el compromiso del Govern de Catalunya con su pueblo es democráticamente inviolable", ha añadido.
Es decir, el referéndum se celebrará. Y una vez se haya hecho se ofrecerá una nueva oferta de diálogo y de negociación pero no ya para convocar la votación sino para "invitar al Estado español a implementar sus resultados y a contribuir a la transición del nuevo Estado catalán", ha asegurado, dando por segura la victoria del sí.
Ni simulacros ni maniobras de dilación
El president ha aprovechado para replicar una vez más la invitación que el viernes planteó la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, para exponer ante el Congreso de los diputados las modificaciones constitucionales necesarias para hacer posibles las demandas catalanas.
En este punto ha dejado claro que el ejecutivo del PP no podrá contar con el Govern para "ningún simulacro, ninguna maniobra de dilación ni ninguna escenificación de falsa voluntad de diálogo". "Nada que pueda hacer creer que renunciamos a nuestro derecho a la autodeterminación", ha advertido asegurando que no tienen intención de engañar a nadie ni harán perder el tiempo a nadie.
"No somos ningún suflé, ni una enfermedad"
Puigdemont, que ha evocado el recorte del Estatuto en el 2010 que desembocó en el actual procés, ha asegurado que el Govern representa un pueblo que quiere expresar su futuro en las urnas. "No somos ningún suflé, ni una enfermedad, ni fruto de ningún trastorno emocional", ha diagnosticado.
Ha admitido que la reclamación del referéndum surge de la gran frustración que en el 2010 provocó la sentencia del TC, que "pulverizó" el pacto cerrado en torno a aquel texto. En aquel momento, ha asegurado, la respuesta fue abandonar los lamentos y las negociaciones de compensaciones que tanto habían perjudicado Catalunya.
"Tomamos conciencia de que de forma verdadera nunca habíamos pintado nada, sólo habíamos sido un espejismo de utilidad que, en la práctica, siempre favorecía a los mismos y nunca sirvió, como se ve dolorosamente hoy, para acabar con las ineficiencias, el cruce de intereses y el fundamento para la corrupción. En Catalunya y en España", ha lamentado.
Más allá de inhabilitaciones
Previamente ha intervenido Junqueras, que ha dejado claro que los catalanes no renunciarán al derecho a decidir y el Govern tiene "firme voluntad de ejercerlo". "Nuestro compromiso va mucho más allá de posibles inhabilitaciones o condenas", ha advertido, en referencia a la judicialización del procés. De hecho, el político republicano ha querido dejar claro que muchos de los que asumen un papel protagonista en este proceso son conscientes de que están en política "sólo de paso".
El vicepresident, que ha desmentido con datos en la mano que el procés esté perjudicando la economía catalana, ha asegurado que Catalunya es una sociedad abierta y acogedora que quiere decidir sobre todo. "Nos gusta tanto la responsabilidad que queremos tenerla toda. Queremos ser responsables de nuestros errores y nuestros aciertos", ha asegurado.
Ha destacado que la voluntad de votar es muy mayoritaria en la sociedad catalana y ha advertido que cuando alguien dice a los ciudadanos que no les quiere dejar votar, está diciendo que no le importa su opinión.
El acto ha empezado a las seis y ha acabado una hora más tarde. Ha, empezado Romeva y Junqueras con intervenciones de diez minutos cada uno y ha cerrado Puigdemont, al cual ha agotado el tiempo restante. Todos los parlamentos se han hecho en castellano.
En la intervención inicial, Romeva, que ha recordado que nació en Madrid, ha asegurado que "no hay un problema catalán pero hoy España se juega su democracia", ha subrayado que el futuro de Europa se tiene que definir en base a la libertad y no a la imposición y ha destacado que Catalunya "no va contra nadie" ni tiene ninguna intención de aislarse.