El proceso de independencia no va contra España, sino que busca otro acercamiento. Así lo ha defendido el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, este lunes por la noche. El escenario no podía ser mejor: la presentación del libro 'Dos Estados' (Arpa, 2017), de Ferran Mascarell, delegado del Govern en Madrid. "Nuestro proceso no es un proceso antiespañol, para desentendernos de lo que pase en España, sino todo lo contrario: es un proceso para volver a entendernos con el Estado español".

"Hay quien tienen una noció religiosa, sagrada de la unidad de España", ha criticado el presidente del Govern, que considera que eso lo dificulta todo. Tampoco se acaba de creer a quienes ahora hablan de plurinacionalidad. "Plurinacional quiere decir pluralidad de naciones, y las naciones tienen derecho a la autodeterminación", les ha recordado. Ha evitado referirse a las divergencias dentro del Govern sobre el referéndum, expresadas este lunes por el conseller Jordi Baiget.

Sobre el papel de la monarquía, Puigdemont cree que el rey Felipe VI podría haber jugado con Catalunya el mismo papel que desarrolló su padre Juan Carlos I con el regreso de Tarradellas o la legalización del Partido Comunista, tomándoselo como una operación de Estado. Pero eso no ha pasado.

Carles Puigdemont ha recordado una anécdota de cuando era alcalde de Girona. El entonces ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón vino a su ciudad para un congreso iberoamericano de seguridad jurídica. Allí Gallardón vino a decir, según el president de la Generalitat, que la independencia de los países latinoamericanos había enriquecido las relaciones que mantenían con España, la antigua metrópoli.

Una élite que "acampa sobre el Estado".

El exconseller de Cultura, Ferran Mascarell, ha empezado haciendo una diagnosis del estado de las relaciones entre el Estado español y Catalunya, el mismo que hace a Dos Estados. Después de vivir en Madrid, el actual delegado de la Generalitat ha constado que hay una "élite relativamente pequeña" que se ha apropiado del Estado –"acampa sobre el Estado", como decía Azaña- y practica una "política heroica": la lógica de negociar es imponer.

Por otra parte, ante este cierre, "en Catalunya se materializa una revuelta" a partir del 2010, con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Catalunya. "En los libros de historia se hablará de la revuelta de los catalanes", ha defendido Mascarell, que ha descrito esta revuelta como transversal, intrageneracional, de clases medias pero también de clases populares.

Dos estados que cooperan

Enfrente de esto, Ferran Mascarell sostiene que "a pesar de todo" existe una posibilidad. "Hay una sociedad española y una sociedad catalana que practican la voluntad de entenderse", ha afirmado el delegado del Gobierno en Madrid. Y ha añadido: "Es posible un pacto entre dos estados diferentes. Estos dos estados, libres de la política heroica, se podrían entender la mar de bien. Las bases que compartimos nos permiten visibilizar un proyecto de cooperación entre las dos sociedades".