El president Carles Puigdemont hace llegar la voz del independentismo por todas partes con un extenso artículo en el diario de los Estados Unidos Politico donde desgrana la situación actual. No ha pasado por alto el tercer aniversario del 1 de octubre pero ha empezado dedicando una extensa introducción a dos poderes del estado contra quien carga rotundamente: la monarquía y los órganos judiciales
Unos problemas que asegura que se arrastran desde hace décadas: "El Estado español, inmerso en una crisis institucional de una profundidad que no se veía desde la muerte del dictador Francisco Franco, no ha sido capaz de llegar a propuestas políticas para resolver la disputa".
Sobre los borbones, cita de paso la huida del rey emérito Juan Carlos I, y sitúa toda la deriva de esta institución en la figura de su hijo: "La decisión de Felipe VI de alinearse con la rama política conservadora de derechas es otra vez para la reputación de la familia real". Además, subraya el anhelo de república en Catalunya: un 71% de la ciudadanía por tan sólo un 14% que preferiría seguir como. Con respecto al estamento judicial, subraya que el informe de la Comisión Europea pasó por alto "los casos particulares de disidentes catalanes, silencio que corre el riesgo de habilitar los peores instintos. de la política y los jueces españoles". Y de aquí los resultados positivos que ha obtenido.
Torra, el tercero
"De impecable cruzada contra el independentismo catalán" ha definido Puigdemont la inhabilitación al president Quim Torra. Y recuerda la cronología de los últimos presidentes de la Generalitat: "La decisión convierte Torra en el tercer presidente consecutivo de Catalunya al estar prohibido o inhabilitado por sus decisiones políticas. Artur Mas fue destituido por haber organizado la consulta popular el 9 de noviembre de 2014 sobre el derecho a decidir de los catalanes. Me destituyeron por haber organizado el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre del 2017". Tampoco se olvida del consejero Jordi Turull, encarcelado en pleno debate de investidura.
Por todo ello, Puigdemont está convencido de que el retroceso en la cuestión catalana también impedirá el progreso del conjunto del estado: "Hasta que el Estado español no haga reformas estructurales profundas, el país no puede pretender funcionar como una democracia ejemplar".
La politización que se vive en el Congreso de los Diputados también se explica en este extenso artículo y es especialmente contundente con la derecha española y las influencias en los jueces: "Su composición refleja los tiempos en que el Partido Popular de derechas controlaba el país con mayoría absoluta a todas las instituciones. La última decisión del Tribunal Supremo fue un claro ejemplo de como la derecha, nostálgica tanto del poder como del franquismo, utiliza la institución para impulsar las políticas que la democracia negaba a la derecha y a la extrema derecha".
No ser complacientes
Puigdemont acaba con un espíritu crítico pero sigue pidiendo no desfallecer desde todo el independentismo catalán: "Estamos decididos a conseguir el apoyo necesario para llevar a cabo el proyecto que empezó hace tres años, de la misma manera cívica, democrática y pacífica que hicimos entonces". Y concluye: "Habiendo visto de primera mano las siniestras consecuencias de no poder decidir libremente nuestro futuro, no nos podemos permitir el lujo de ser complacientes".