La expectación en la abadía de Sant Miquel de Cuixà, a pocos kilómetros de Prada, era máxima para volver a escuchar un discurso de Carles Puigdemont en la Catalunya del Nord. Este lunes el president Puigdemont ha reaparecido por primera vez en casi dos meses fuera de Bélgica, después de perder la inmunidad a principios de julio y lo ha hecho en una especie de cumbre de presidents de la Generalitat, en la que también ha participado Jordi Pujol, José Montilla, Quim Torra y Pere Aragonès. Puigdemont ha llegado entre gritos de president e independencia al monasterio y ha participado en una conferencia sobre la figura primordial de Pau Casals, el músico catalán más universal.
Si a su llegada ya ha sido recibido con una ovación, cuando ha subido al altar de la abadía esta se ha repetido, y todavía ha sido más sonora, ya que su parlamento se ha producido después del del president Montilla, que ha acabado silbado y regañado por su defensa de una España plural. En cambio, el president Puigdemont ha cerrado su intervención entre aplausos y, consciente de que su discurso sobre Pau Casals sería analizado en un momento en que él es uno de los grandes protagonistas de la política estatal, rechazando encontrar salidas personales a la situación política del país. A pesar de la gran expectación que había provocado la asistencia de Puigdemont en el acto, el president no ha contestado a ninguna pregunta de los medios de comunicación.
Si Montilla se ha centrado en alabar el trabajo que hizo Casals desde el exilio para defender la democracia y hacer llegar la música a las clases más populares, Puigdemont, como antes había hecho Jordi Pujol, se ha fijado en la tarea del músico para defender la lengua, siempre con mucha generosidad. "Pau Casals pronuncia este discurso en el tramo final de su vida, cuando ya no le hacía falta nada más y ya lo había hecho todo en términos artísticos y personales. Este discurso fue una aportación a la nación de los otros, a la de aquellos que vendrán para que salven la nación", ha destacado al president en el exilio con respecto al famoso discurso de Casals ante las Naciones Unidas.
El cambio de nombre de Pau Casals
Puigdemont, que ha eclipsado al resto de presidents en esta cumbre que solo es posible todavía en la Catalunya Norte, también ha recordado a los asistentes el cambio de nombre del músico, que de madre nacida en Puerto Rico, era conocido como Pablo hasta 1932, cuando se cambió el nombre por el de Pau. "La gente se sorprendió y se preguntaba, ¿cómo puede ser que un artista se cambie su nombre"?, ha rememorado el president, que ha alabado su decisión: "Lo hizo para señalar que desde el Decreto de Nueva Planta había un conflicto abierto, poniendo en riesgo su proyección internacional. Porque creía que su lengua, el catalán, se merecía ser tratada igual que el resto de lenguas del mundo".
Ahora, casi cien años más tarde, el president en el exilio ha establecido un paralelismo con la decisión de Casals en los años 30: "Cuando pedimos que el catalán sea una lengua viva en Europa lo hacemos siguiendo el mismo hilo que las generaciones que nos han precedido, lo hacemos pensando en los otros, no en nosotros mismos". "Nada de lo que hizo Pau Casals fue pensando en él ni buscando ninguna salida personal, y tenemos el deber de seguir haciendo lo mismo", ha concluido Puigdemont, que ha cerrado su intervención, la más esperada de toda la conferencia, a grito de "Visca Catalunya Lliure", que el público ha respondido con una larga ovación y también entre gritos de independencia.