Las puertas de la delegación de la Generalitat en Bruselas se abrirán este sábado para recibir al president Carles Puigdemont, de retorno de Alemania, una vez el juez Pablo Llarena ha retirado la euroorden a raíz de la decisión de la justicia alemana de desestimar la extradición por el delito de rebelión. En la sede del Govern catalán a la capital belga, Puigdemont se reunirá con el presidente, Quim Torra, i ofrecerán una rueda de prensa. Hace seis meses, el 24 de enero, el gobierno español impidió que el president en exilio accediera a las dependencias del Govern para reunirse con el presidente del Parlament, Roger Torrent.

Aunque la delegación belga fue la única en el exterior que había quedado abierta después de la aplicación del 155, el Gobierno español cerró la oficina a finales de enero "hasta nueva orden" para impedir que se celebrara el encuentro entre Puigdemont i Torrent para abordar el debate de investidura. Eso obligó a los dos políticos catalanes a mantener la reunión en la sede de la European Free Alliance.

Esta vez, sin embargo, Torra y Puigdemont podrán celebrar el encuentro en la delegación del Govern, que actualmente encabeza la consellera en el exilio Meritxell Serret. La reunión será a puerta cerrada, y una hora más tarde hay convocada una rueda de prensa en el mismo lugar.

A las 16 horas, se ha organizado un acto público "de retorno de Carles Puigdemont y por la libertad de los presos políticos y exiliados" en la Casa de la República, en Waterloo, con parlamentos de los dos presidents, de representantes de la sociedad civil y de políticos exiliados. Asistirán además, los consellers Elsa Artadi, Laura Borràs, Miquel Buch, Àngels Chacon, Jordi Puigneró y Chakir El Homrani, los consellers en el exilio, Lluís Puig y Toni Comín además de Serret, así como una amplia representación de los diputados de JxCat, los máximos responsables del PDeCAT, y representantes del grupo republicano en el Parlament.

Este viernes en Waterloo no se apreciaba especial movimientos en los preparativos en la sede de la Casa de la República.

Quien sí estaba a punto para recibir al presidente era uno de sus vecinos que luce una bandera española en la fachada.