El president en el exilio, Carles Puigdemont, ha dejado clara la voluntad de tomar partido en los debates que afectan a la política catalana aunque haya renunciado a la presidencia de Junts. Lo demostró ayer con el "basta" con que estalló contra la reunión entre la consellera Laura Vilagrà y el ministro Félix Bolaños, y hoy ha desarrollado la idea con un largo hilo de tuits. El president ha advertido que no sirve de nada ir a negociar con el Estado sin condiciones previamente fijadas, ni metodología, ni permitiendo que éste decida quién va o quién no, ni yendo el independentismo dividido. Es más, alerta que estos movimientos lo que provocan es "desmovilizar y desesperanzar".
El president reclama de nuevo conseguir la unidad del independentismo, hacer un "replanteamiento" para ser eficaz, y para recuperar la estrategia y la iniciativa, rehaciendo fuerzas y confianzas y respetándose todo el mundo porque "no sobra nadie". "El referéndum lo hicimos entre todos, la fórmula la sabemos y aquel día ganamos", remacha.
Previamente, Puigdemont hace una contundente crítica de la situación del Estado de derecho en el Estado español, y advierte que cualquier negociación tiene que partir de esta realidad porque ignorarlo es una "irresponsabilidad". "Mienten, espían, conspiran, corrompen, sobornan, arruinan bancos de otros países... Es evidente que para ir a dialogar con esta gente todas las precauciones son pocas", advierte.
Puigdemont advierte que la guerra sucia no es patrimonio exclusivo del PP, "como saben bien las víctimas de los GAL y todos los espiados por orden del PSOE en el escándalo del CatalanGate".
Asimismo recuerda la participación en la guerra bruta contra el independentismo no sólo de la justicia sino también de la prensa española, que se encargaba de publicar los informes que elaboraba la policia patriótica.