La negativa del presidente español de debatir sobre el referéndum en la mesa de diálogo ha sido vista por el vicepresident Jordi Puigneró como un veto "al 80% de los catalanes" y a los partidos independentistas como Junts. "De hecho, la mesa todavía no se ha construido y Pedro Sánchez ya ha empezado a destruirla", ha asegurado en declaraciones a TV3.
Según ha escrito también el vicepresident en un tuit, Pedro Sánchez no quiere escuchar una parte de la sociedad catalana, concretamente la que se siente representada por los partidos independentistas. "Debe preferir una mesa donde en la parte catalana haya VOX, Ciudadanos y el PP", ha escrito en su cuenta de Twitter.
El no de Sánchez
Al día siguiente de la reunión en La Moncloa entre Sánchez y Aragonès, el dirigente socialista ha sido contundente con la posibilidad de un segundo referéndum. "No habrá referéndum de autodeterminación excepto que consigan convencer tres quintas partes del Congreso. El PSOE nunca aceptará este tipo de derivada", ha prometido a los que puedan tener "reservas" hacia la medida de gracia.
El presidente del Gobierno ha empezado la comparecencia ante el Congreso reivindicando "el espíritu integrador de la Constitución". "Abrimos una nueva etapa en Catalunya y España", ha defendido Sánchez sobre los indultos y ha remarcado que se han concedido "después de 44 meses de prisión" y que es una medida "plenamente legal y constitucional".
La primera reunión Sánchez-Aragonès
La reunión entre los presidentes Pedro Sánchez y Pere Aragonès celebrada este martes en La Moncloa duró más dos horas y media. Según la versión de La Moncloa, sin embargo, el tiempo no ha servido para profundizar en ninguna de las demandas de la Generalitat: ni en la autodeterminación ni en la amnistía.
En nombre del Gobierno de España, María Jesús Montero compareció después de la reunión subrayando que el "clima de cordialidad" de los dos lados así como la recuperación de la "normalidad institucional". Sin embargo, reclamó a los exiliados que vuelvan para enfrentarse a la justicia y también ha descartado ningún tipo de reforma del Tribunal de Cuentas, que persigue una cuarentena de exdirigentes independentistas.