Poder y República son los dos conceptos que presiden el libro que, según ha podido saber ElNacional.cat, publicará a principios de julio el conseller de Polítiques Digitals i Funció Pública, Jordi Puigneró. Hacía tiempo que el conseller preparaba esta obra y, no obstante, la espuma preelectoral que envuelve la política catalana desde enero ha acabado situando su publicación en medio las especulaciones sobre la carrera para liderar la candidatura de JxCat en la cual él mismo aparece situado en la línea de salida.
Al ser preguntado por ElNacional.cat, el conseller ha insistido en desvincular el libro de estas informaciones. Con todo, y a pesar de la incomodidad que evidencia, es consciente que el hecho de contemplar la política desde el mundo digital no le aísla de las convenciones analógicas.
El libro se titula El quinto poder. La república digital en tus manos. El prólogo es de Toomas Hendrik Ilves, quien fue presidente de Estonia durante 10 años, hasta el 2016, cuando este país se situó como una de las sociedades digitales más avanzadas del planeta. Actualmente imparte clases a la Universidad de Standford. El epílogo del libro es del president en el exilio, Carles Puigdemont.
ElNacional.cat ha tenido acceso a algunos fragmentos de la obra donde Puigneró explica el concepto de 5.º poder, que describe como "la voluntad política de apoderar a la ciudadanía y esencia de lo que denomina una República Digital".
"Cuando hace dos años empecé a hablar de la República Digital, la mayoría de los que me escuchaban me miraban con cara de incrédulos: iluminado, friqui, soñador o flipado son algunos de los comentarios que he tenido que oír o que incluso han quedado recogidos en el diario de sesiones del propio Parlament de Catalunya", recuerda.
Cada ciudadano tiene hoy el poder mayor que nunca antes había tenido una sola persona
No obstante insiste en que gracias a estos medios digitales cada ciudadano tiene hoy "el poder mayor que nunca antes había tenido una sola persona". Un clic sirve para hablar con la otra punta del mundo, para comprar, para acceder a todos tipos de contenidos informativos, y, "pronto, también para votar".
Puigneró fue el responsable de acuñar el término República Digital, que JxCat agitó como uno de sus principales argumentos de campaña en los comicios del 21-D del 2017. Esta idea protagonizó durante la primera rueda de prensa de la campaña del candidato Puigdemont, desde Waterloo, acompañado por Puigneró desde el sótano de la pequeña sede electoral que JxCat alquiló en la calle Jesús del barrio de Gracia de Barcelona.
Habían pasado poco más de dos meses desde el referéndum del 1-O y Catalunya se encontraba en pleno 155, pero el mundo digital ofrecía un espacio para recorrer sin tropezar con el corsé del Estado, esencialmente analógico. El programa de JxCat proponía convertir Catalunya en "la primera república nativa digital, la eRepública, una nación digital e inteligente de referencia internacional." Allí se hablaba ya de una identidad digital catalana autogestionada, de empoderamiento digital de los ciudadanos... Ideas que después de las elecciones saltaron al Govern donde se creó una conselleria específica de Políticas Digitales, que quedó en manos de Puigneró.
Y las luces de alarma se dispararon en el Estado hasta que Pedro Sánchez anunció en el otoño del 2019 que el gobierno español aprobaría un decreto contra la república digital catalana. "El Estado será igual de contundente en el mundo real como en el mundo digital", advirtió Sánchez después de admitir los avances que había conseguido el proyecto del Gobierno catalán: "Ni habrá independencia offline ni online. El Estado social y democrático de derecho será igual de contundente que lo es en el mundo real en el mundo digital".
La sociedad –también la española- no es consciente del atropello de sus libertades en internet. Cuando se den cuenta de ello, ya será demasiado tarde
Este decreto digital del Gobierno Sánchez, que Puigneró describe como una "mordaza digital", es una de las cuestiones que se aborda en el libro. "Tengo la sensación de que la sociedad –también la española- no es consciente del atropello de sus libertades en internet. Cuando se den cuenta de ello, ya será demasiado tarde", advierte al conseller, que recuerda que el decreto fue hecho a medida para Catalunya y permite intervenir comunicaciones y cerrar internet sin orden judicial o prohibir que las administraciones públicas, excepto la Administración del Estado, puedan desarrollar proyectos en tecnologías digitales de registro distribuido, como la tecnología blockchain.
"Con este decreto aprobado sin debate parlamentario, sin posibilidad de enmiendas y en campaña electoral, el Gobierno español se ha autoproclamado juez y parte: a partir de supuestos generales (de seguridad, de orden público, de afectación de la economía), puede decidir, sin el permiso de ningún juez, intervenir comunicaciones, cerrar webs y apps e incluso cortar internet. No es ninguna exageración, en España eso ahora es ley. Como en Turquía. Como en China. O como en Irán. Un club selecto de grandes democracias", alerta.
El Gobierno español se ha autoproclamado juez y parte. Puede intervenir comunicaciones, cerrar webs y apps e incluso cortar internet. En España eso ahora es ley. Como en Turquía, China o Irán
El conseller denuncia que este decreto está pensado para "frenar las ansias innovadoras de Catalunya" y concluye: "por eso, una vez más, espero que a los catalanes dejen de aplicarnos esta mordaza digital que se han construido a medida y nos coja lejos de aquí, en otro estado, uno propio que no entienda el mundo digital como una amenaza hacia el estado sino como una oportunidad para hacerlo mejor".
Mi encargo no ha sido venir a hacer autonomismo 2.0. Si este hubiera sido el encargo, no habría aceptado ser conseller
En el libro el conseller no rehúye hablar de presos y exiliados, pero también del objetivo que se planteaba cuando aceptó entrar en el Govern. "Estamos recorriendo un camino difícil y no son pocos los que están pagando un precio elevadísimo. Tenemos que ser dignos deudores", confesa. Subraya la voluntad de centrarse en su función dentro del Govern y de aislarse del "ruido externo y del politiqueo", pero sobre todo insiste: "mi encargo no ha sido venir a hacer autonomismo 2.0".
"Si este hubiera sido el encargo, no habría aceptado ser conseller. El autonomismo fue útil mientras el Estado lo respetó. Pero es el Estado quien se carga el autonomismo con aquella sentencia sobre el Estatuto del año 2010. No el catalanismo político", advierte.
Frente a todo ello, aparece la propuesta de República Digital Catalana, que según asegura el conseller, se ha de construir a partir de los "tres derechos digitales fundamentales": la conectividad, la ciberseguridad y la identidad digital. La garantizarlos los tres permitirá ser "sujetos digitales de pleno derecho", es decir, "seres humanos en versión digital". "Esto abrirá la puerta a hacer el paso siguiente, que es la construcción de una República Digital Catalana por parte de su sociedad digital", concluye.
Esta es una de las conclusiones que Puigneró plantea en su libro que admite que puede parecer un capítulo de Black Mirror o Matrix pero que en realidad es el dibujo de hasta a que punto el mundo digital ha transformado la vida de la sociedad y la política y se ha convertido, según su opinión, en una "oportunidad de imaginar y construir la Catalunya del siglo XXI".