El president de la Generalitat durante 23 años y fundador de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Jordi Pujol, ha defendido que, como "nacionalista catalán por encima de todo", su tarea política durante décadas fue reclamar el "respeto" a la "identidad" de Catalunya como "una nación" con una lengua, cultura, historia, instituciones y voluntad de serlo. Si bien reitera que no ha sido nunca ni es independentista —"la perspectiva de independencia no la veo"—, ha afirmado en una conversación con el también expresident y exlíder convergent Artur Mas, publicada en las redes sociales del último este domingo, que Catalunya tiene que conseguir un "estatus" en la que se la respete. "Ahora no se nos respeta. En algún momento parecía que sí que se nos podía respetar, o al menos había la ilusión", ha aseverado Pujol en la conversación, celebrada con motivo del 50.º aniversario de la fundación de su partido, ya disuelto.

"El punto fundamental que tenemos que ser capaces de defender es la identidad del país: ser o no ser catalanes. Eso va ligado con la historia, la lengua, la cultura. Con eso no se puede despistarse. Ahora nos hemos encontrado con que la política española y sobre todo los organismos judiciales se han girado en nuestra contra. Y eso afecta a la identidad del país", ha argumentado Pujol. Interpelado por Artur Mas sobre "la represión al movimiento independentista" y que "se nos ha querido destruir" con "métodos ilegales e inmorales como la policía patriótica", Pujol ha respondido afirmativamente y ha aseverado que mucha gente lo ha sufrido y que, además de ideas y personas, han querido destruir "familias".

Acto seguido, Mas ha añadido que después de estos hechos raramente se podría pensar que todo volviera pronto a ser igual que en los años 80 y 90, "cuando oyes los discursos del PP, Vox, de alguna gente del PSOE, de Felipe González" y Pujol ha admitido que se siente "sorprendido" por las declaraciones y actitud del exmandatario socialista, porque "siempre había tenido una actitud muy positiva" y entendió, por ejemplo, la voluntad de hacer una televisión pública catalana "seria" y no "folclórica y de entretenimiento" cuando otras figuras del PSOE y el Gobierno de los 80 no lo entendían. Pujol, de hecho, ha remitido en varias ocasiones durante la charla a las respuestas que recibían de la política estatal cuando iba a Madrid y, al respecto, ha señalado que allí decían que para los vascos el concierto era fundamental y para los catalanes, la lengua. "A los vascos eso se ha conservado totalmente, con nosotros no. Contra eso se tiene que luchar", ha apuntado al expresident.

Con todo, con respecto a las relaciones de Catalunya con la política estatal, Pujol ha aseverado que él iba a Madrid a hacer una política, "tanto hace si fuera con el PSOE o el PP de dar apoyo a la estabilidad española, al progreso económico y social español". En este sentido, ha reiterado que lo que luchó siempre fue que se respetara la identidad catalana y la nación y que, en eso, uno de sus objetivos nacionales de Catalunya era "manifestarnos solidariamente tanto como podamos en el desarrollo general español". "No podemos aspirar al hecho de que Catalunya vaya bien y el resto de España vaya mal", ha añadido.

Sobre el catalán: "No vamos bien"

Sobre la lengua catalana, además, Pujol ha declarado con contundencia que "no vamos bien" y ha instado el actual Govern de la Generalitat, a cargo del socialista Salvador Illa, a "luchar". Además, ha soltado una breve crítica al Ejecutivo de Illa, sobre el cual ha dicho tener la impresión que "da a veces unos planteamientos, unas cosas que no son prioritarias", sin profundizar con más detalle. Pujol ha destacado también que la "importancia" de poder hablar en catalán ahora al Congreso de los Diputados, si bien ha señalado que es "simbólico, no lo más importante". "Lo que no es simbólico es el uso de la lengua en la calle, en la escuela, con los niños. La calle no se domina, pero la enseñanza, la administración, una serie de cosas... Puede haber una influencia grande y se puede y se tiene que jugar a fondo esta carta", ha añadido.

Pujol ha hablado también del proceso migratorio que vive Catalunya y como se ha pasado rápidamente de los 6 a los 8 millones de habitantes. En este sentido, ha señalado que hace 60 o 70 años ya sabía que Catalunya ya estaba sometida en este proceso, primero con personas de otros lugares de España y después de todo el mundo, y ha apuntado que se tenía que orientar el fenómeno de manera que el país "fuera capaz de asumir a la gente que viene de fuera y se pueda sentir bien acogida". "Es catalán todo el mundo que vive y trabaja en Catalunya y quiere serlo", ha recordado el lema que enarboló "desde que tenía 20 años". La escuela, el Govern, "que quizás podría hacer más", y los medios de comunicación, dice, tienen que contribuir a ayudar en este proceso.

Sobre demografía, el expresident convergent también ha lamentado el envejecimiento de la población y la baja natalidad en Catalunya y en toda Europa. Ha criticado la manera de ver la vida, dice, de "no kids, no children" y con "two salaries" se vive "como reyes", "tranquilos, vacaciones, viaje aquí, viaje allí", una mentalidad que ve "fruto de decadencia". Si bien ha admitido que cuando habla de eso le dicen que es porque él es "de misa", ha afirmado que no tener niños "es la destrucción de una sociedad" y que "un político que quiera ser responsable no lo puede aceptar". "Esto es muy difícil de predicar, mi discurso, me hace impopular", ha añadido. Con todo, ha apuntado que no se trata de tener 7 hijos, como él, "eso ya ha pasado...".

Recuperar la "ilusión" y "reconstruir"

Pujol ha afianzado que con la lengua, la cultura, la historia, la sanidad, y lo que es básico para el vivir, para el bienestar, es primordial que los partidos catalanes sean "capaces de entenderse". "Antes había unos temas de consensos básicos...", ha añadido Mas. Pujol, además, ha señalado que "en algún momento" se dijo que se tenían que "hacer cosas, un país nuevo" y que "gente de derechas y de izquierdas, muy catalanista y quien no lo era tanto" coincidieron en eso para "transformar" Catalunya. Ahora, pues, toca devolver a esta "ilusión", lo que "se necesita". Para decir "haremos un país que valga la pena. Un país que tenga ganas de vivir", ha afirmado al exmandatario de 94 años. "En Europa también pasa: todo el mundo se ha vuelto triste, no tiene confianza, no tiene suficiente ilusión", ha añadido.

Con todo, Pujol valora que Catalunya "va bastante bien" y tiene "iniciativa" y "potencia", en términos económicos, sociales, intelectuales y culturales. A su vez, ha destacado la suerte de formar parte de Europa, que tiene "el mejor modelo del mundo", el estado del bienestar, y que eso "la gente lo valora poco". "El país va francamente mejor que la política, que no va tan bien. (...) Y una mala política puede estropear el país", ha avisado, sin embargo. Preguntado por Mas sobre si hay actualmente a Catalunya "partidos fuertes" que puedan vertebrar un proyecto de país, "como habían tenido" —en referencia a Convergència—, Pujol ha dicho que no puede "juzgar". "Tengo 94 años y ya no sirvo para nada", ha resuelto.

De todos modos, el exlíder convergent ha concluido asegurando que "vale la pena" dedicarse a la política y ha remitido a la anécdota de cuando encontró Tagamanent "destruido, un desastre" y que oyó a un tío suyo decir que se tenía que "reconstruir". "Catalunya quedó destruida por la enemistad de mucha gente, nuestros propios fallos, y se tenía que reconstruir eso. Esta ha sido la razón de ser de mi vida. Hemos hecho lo que hemos podido. Eso ha salido bien mucho tiempo, pero al final no ha salido bien", ha argumentado. "Estamos donde estamos, mucho mejor que donde habíamos estado. Todo lo que hizo mucha gente, yo era uno de tantos, dio resultado, fue eficaz. Fue tan bien que hubo una reacción en contra. Fuera y una pizca también dentro. La de dentro es más triste, una gente diversa de derecha y de izquierda miró de sí lo podían ahogar. A mí me han ahogado, personalmente. Hoy tenemos el país mucho mejor, aunque ahora está con una cierta tensión. He hecho lo que tenía que hacer, bien o mal", ha concluido.