La decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de entregar el Sáhara Occidental a Marruecos ha creado mucho alboroto entre las fuerzas políticas de todo el Estado, también en Catalunya. Muchas reacciones y muchas opiniones en pocas horas, por todos los lados y de todos los colores. A la cita no ha faltado el president Carles Puigdemont, que ha recordado una de las consecuencias internacionales que puede tener el apoyo español a la propuesta para la autonomía del territorio saharaui bajo soberanía marroquí: "España deja a Naciones Unidas en muy mala posición". Así se ha expresado en Twitter el eurodiputado de Junts, que tiene bien claro que la ONU queda mal parada con este movimiento perpetrado por La Moncloa.
La cuestión es que la idea para resolver el conflicto que tiene a Naciones Unidas es la de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental, una cosa muy diferente de la autonomía que ahora apoya el estado español. La ONU intervino en el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario el año 1988, cuando ambas partes acordaron la supuesta puesta en marcha de la consulta vinculante para alcanzar el final pacífico de la disputa. Fue el año 1991 cuando la organización mundial va un alto el fuego entre los beligerantes, de manera que se fijaba un calendario para la celebración de un referéndum el próximo año. Pero año tras año ha habido desacuerdos sobre la composición de un censo electoral y la votación nunca ha llegado a tener lugar. El año 1975, la población del Sáhara Occidental era de unos 80.000 habitantes. Igualmente, muchos de ellos han sido nómadas durante mucho tiempo y se han desplazado libremente por territorios que ahora son de soberanía argelina, marroquí, mauritana o maliense. Además, siempre ha sido muy difícil determinar un lugar fijo de nacimiento y residencia, que es una información clave para la elaboración de censos electorales.
En cualquier caso, el giro que ha dado Sánchez rompiendo con la neutralidad de los diferentes gobiernos españoles se aleja bastante de Naciones Unidas. El delegado del Frente Polisario en España, Abulah Arabi, ha criticado que La Moncloa haya optado por el camino de la autonomía y se desvincule de la hoja de ruta de la ONU, sobre todo en medio de la invasión rusa de Ucrania. "Las declaraciones ponen de manifiesto la hipocresía del discurso en la coyuntura actual. Se defiende la legalidad internacional y el derecho internacional a Europa y se niega en el Sáhara", ha reprochado.
Boye hace un ejercicio de hemeroteca
A la conversación también se ha sumado el abogado de Puigdemont Gonzalo Boye, que ha hecho un ejercicio de hemeroteca para ironizar con la polémica decisión de que ha tomado este viernes al presidente español. La cuestión es que Sánchez tuiteó en 2009 que "estaba debatiendo sobre los derechos del pueblo saharaui". Maldita hemeroteca... "Hoy parece que ha llegado a una conclusión", ha ironizado Boye. Y aquí no ha acabado la cosa: el abogado ha cargado contra los asesores del jefe del Gobierno. "Quien asesora Pedro Sánchez en cuestiones de geopolítica sin duda se saltó algún curso...", ha tuiteado Boye.
Casi toda la plana política ha reaccionado a la carta que Sánchez ha enviado al rey Mohamed VI. Los primeros han sido los socios del PSOE en el Gobierno. La vicepresidenta Yolanda Díaz (Unidas Podemos) ha rechazado la posición que ha tomado La Moncloa sobre el conflicto entre el Sáhara Occidental y Marruecos, aunque en el seno del ejecutivo han restado importancia a las palabras de la ministra gallega. Además, el Partido Popular y otros partidos de la oposición en el Congreso de los Diputados han exigido la comparecencia del presidente español para que explique los motivos que lo han llevado a hacer este polémico movimiento.