Relevo en el constitucionalismo. La principal plataforma social del unionismo en Catalunya, Sociedad Civil Catalana, celebró hace solo dos semanas su asamblea anual de socios, que sirvió para iniciar una nueva etapa. Y es que la marcha ya anunciada del hasta entonces líder, Fernando Sánchez Costa, fue acompañada de la llegada de Elda Mata como nueva presidenta de SCC. Un nombramiento, además, hecho posible gracias a un contundente apoyo con poco margen de discusión: un 99% de los socios compartieron su voto para la candidata oficialista, que era el nombre preferido para relevar a la anterior junta directiva. Pero, ¿quién es realmente Elda Mata?
Nacida en Barcelona en 1953, ha pasado la mayoría de su vida en la provincia de Girona, concretamente en la localidad ampurdanesa de Ullà. Durante años, ejerció profesionalmente de empresaria y gerente de varios negocios agropecuarios y turísticos en la región. Pero en 2019, decidió orientar su vida en una nueva dirección y lanzarse al activismo anti-independentista. Sin vinculación ni militancia política, Mata asumió en 2019 la presidencia provincial de SCC Girona, convirtiendo así este territorio en la sucursal más activa de la entidad en la defensa del españolismo. Su vertiginoso ascenso por las filas constitucionalistas empezó a materializarse al año siguiente, cuando Sánchez Costa la proponía como vicepresidenta territorial. Ahora, la presidencia ha servido para culminarlo todo.
Elda Mata ya dio algunas pistas de la deriva que tomará su liderazgo el pasado 3 de abril, durante la presentación de su candidatura. Entre otras líneas, prometió firmeza en la defensa de los derechos constitucionales catalanes, y advirtió que SCC no se privaría de profundizar en la vía judicial para conseguir sus objetivos, especialmente cuando el Govern intentara "saltarse la ley", en una muestra clara de retórica unionista. Y también trazó la estrategia de crecimiento de la plataforma de cara a los próximos años, basada en la colaboración entre entidades sociales constitucionalistas, así como la importancia de fortalecer Sociedad Civil Catalana fuera del área metropolitana de Barcelona (una demanda que Mata comparte profundamente después de su experiencia en Girona, feudo del independentismo).
El 25% de castellano, primer objetivo
Pero la nueva presidenta ya tiene fijado cuál tiene que ser su primer objetivo: hacer efectiva la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que impone el 25% de clases en castellano en la escuela. Elda Mata ya ha insistido en varias ocasiones en la necesidad de acabar con la inmersión lingüística en Catalunya para extender el uso del castellano en las aulas. En una entrevista en julio de 2020 ya apuntaba maneras, cuando aseguró que "hay adoctrinamiento en las escuelas porque no se da la opción de estudiar en castellano". "No nos pueden vender que se aprende el castellano y el catalán al mismo nivel", aseveró, sin tener en cuenta que el castellano ya tiene una extensa presencia en las conversaciones entre los alumnos. "La inmersión no es positiva, hipoteca el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos, que dejarán de hablar el segundo idioma más utilizado del mundo".
Esta ofensiva de Mata solo se ha multiplicado con la llegada de la sentencia del TJSC. Así, Sociedad Civil Catalana ya ha trabajado para exigir la aplicación forzosa del 25%, del lado de otras plataformas como la Asamblea por una Escuela Bilingüe, integradas dentro de Escuela de Todos. De hecho, la misma Elda Mata participó, en sus últimos días como vicepresidenta, en una rueda de prensa con la AEB e Impulso Ciudadano para anunciar el asalto contra el catalán en la escuela. Posteriormente, también se ha expresado en relación con la cuestión de la lengua en Catalunya, afirmando que los independentistas rechazan la sentencia "porque el catalán es su bandera identitaria". "Han montado un relato falaz sobre la lengua. Saben que perderán, sin ningún tipo de duda, y por eso se sublevan", estalló.
Y aún más. A principios de diciembre, el presidente de SCC, acompañado de Elda Mata, se reunió con el comisario de Justicia de la Unión Europea, Didier Renders, precisamente para alertarlo de "la deriva iliberal" de la Generalitat de Catalunya, y aprovechó para compartir con él su ofensiva contra la inmersión lingüística. Así, los representantes españolistas explicaron al comisario la negativa del Govern a acatar la sentencia del 25% y lamentaron la "incomprensible marginalización del castellano en la educación catalana". Los eurodiputados Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí tuvieron que salir del paso para pedir un encuentro con el mismo Renders y revelarle "los vínculos de Sociedad Civil Catalana con la extrema derecha". "Esperamos que estará de acuerdo con nosotros en la necesidad de que la Comisión escuche una variedad de puntos de vista sobre estos temas", advirtieron en una carta.
El Tribunal de Cuentas y más allá
Elda Mata no ha sido únicamente protagonista en la cruzada contra el catalán. En los últimos meses también ha trabajado, en el marco de Sociedad Civil Catalana, para añadir más presión sobre los líderes independentistas. Este mismo febrero, la entidad presentaba una demanda en el Tribunal de Cuentas contra once ex-altos cargos del Govern por una supuesta "malversación de fondos públicos" en la preparación del 1-O y la acción exterior de la Generalitat, por la que exigían 5,3 millones de euros. SCC se sumaba de esta manera a la ofensiva de los tribunales contra Carles Puigdemont y Artur Mas que todavía no se ha resuelto. Elda Mata se pronunciaba para afirmar que los españolistas cumplían su "deber cívico". "Durante años, el Govern ha destinado millones de euros a acciones ilegales por las que no tenía competencia ni legitimidad. Pero se ha acabado el tiempo de la impunidad". Y terminaba con una amenaza: "A cada actividad ilegal responderemos con una acción judicial".
En otras materias, tampoco existen sorpresas sobre la actividad de la nueva presidenta de la principal organización españolista de la sociedad civil en Catalunya. Una de sus citas más conocidas es la de advertir que los independentistas provocan la "muerte civil" de la población unionista, pero también ha acusado a los soberanistas de provocar que haya ciudadanos catalanes "de primera y de segunda" y causar una "infección en Catalunya" que, si no se para, acabará "contagiando a toda España". Más allá, su perfil de Twitter también da muchas pistas: si bien no acostumbra a hacer muchos tuits, sí que comparte otros. Sus debilidades recientes han sido dar apoyo a las reivindicaciones de la Policía Nacional, a la selección española de fútbol en su visita a Catalunya, y al alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, cuando parecía cargar contra Carles Puigdemont.
Despedida de Sánchez Costa
El ahora expresidente de Sociedad Civil Catalana Fernando Sánchez Costa se pronunció en un último comunicado público para afianzar su apoyo a Mata, describiéndola como una mujer "forjada en la defensa de los valores constitucionales en Girona desde la plena autonomía política". Y aprovechó, también, para ofrecer su despido y celebrar la etapa vivida al frente de la entidad. "A pesar del clima de polarización, hemos mantenido la unidad interna. Somos la prueba empírica de que la concordia constitucional es y tendría que ser posible", afirmó. Y defendió la importancia de moverse siguiendo un doble patriotismo: "Un amor sincero por Catalunya y un compromiso profundo con este proyecto histórico común, con esta gran nación, que es España". "Un doble patriotismo que también se expresa en la defensa del estado de derecho, porque el procés independentista nos ha grabado a fuego la experiencia de que, donde no se cumple la ley, reina la discordia y se impone la decadencia," declaró.
Y no pudo evitar hacer una reivindicación abierta del constitucionalismo. "Sociedad Civil Catalana ha mantenido una anchísima transversalidad porque nos hemos limitado a este espacio común tan amplio que son los valores constitucionales", dijo, antes de alabar la carta magna española: "España no nace y no se agota en la Constitución, pero nunca se había expresado con un equilibrio tan magistral como en la Constitución de 1978 lo que es y puede ser España, como un magnífico acuerdo entre tradición y futuro, unidad y diversidad, nación y nacionalidades, libertades e igualdad, derechos y responsabilidades". "Por eso, más que el problema, la Constitución es la vía segura y equilibrada para todas nuestras crisis", concluyó.