El piloto del vuelo AC837 de la compañía Air Canadà ayer vivió uno de los episodios más difíciles de su carrera profesional. Los incidentes en el motor y la pérdida de una rueda lo llevaron a hacer un aterrizaje de emergencia con 130 pasajeros a bordo en el aeropuerto de Barajas después de cuatro horas dando vueltas para perder el máximo combustible posible. Toda una gesta con final feliz que acabó bien. Siguiendo el protocolo, se activaron todas las ayudas posibles para hacer frente al aterrizaje: bomberos, miembros del SAMUR, Guardia Civil y también las fuerzas armadas que con la delegación del Ejército del Aire acompañó en paralelo el vuelo de este avión comercial.
Desde los diferentes canales oficiales del gobierno español, Ministerio de Defensa, Ministerio del Interior y también la cuenta oficial del Ejército del Aire, se ha subrayado tan sólo el mérito del mando del ejército de este F18 que "comprobó los daños en el tren de aterrizaje y comunicó al comandante de Air Canadà antes de su aterrizaje en Madrid". Desde Defensa se felicita únicamente a "la tripulación y controladores de En Aire", la Escuadrilla de Circulación Aérea Operativa.
El Ministerio del Interior va todavía más allá y cita a todos los actores que participaron en este aterrizaje de emergencia. Todos (Protección Civil, la Policía, los Bomberos y la Guardia Civil) menos, nuevamente, el piloto de Air Canadà.