El 10 de febrero del año 2020, Paz Esteban López tomó posesión del cargo como nueva secretaria de Estado directora del Centro Nacional de Inteligencia. Y lo hizo ante la mirada de la ministra de Defensa, Margarita Robles. La misma Esteban reconoció en este acto, la gran confianza que le habían dado Robles y sobre todo el mismo presidente español, Pedro Sánchez: "Os agradezco esta reconocimiento porque habéis hecho una apuesta muy nueva y habéis enviado un mensaje claro de apoyo hacia la institución, que todos valoramos muy positivamente y agradecemos".
Una confianza ciega que con el espionaje que ahora la Moncloa asegura tener constancia que han sufrido, precisamente, Sánchez y Robles, dejan en muy mal lugar a la líder del CNI. De hecho, Esteban viene de una larga tradición en este organismo. Ya era secretaria general del centro desde julio del 2019 de forma interina en sustitución de su predecesor, Félix Sanz. Y fue la segunda voz del CNI durante la celebración del referéndum del 1 de octubre. En definitiva, sus últimos años acumula más fracasos que éxitos.
"El reto más inmediato es la sociedad del conocimiento"
Si tiramos de hemeroteca, el discurso que pronunció en el 2020, constatan que el hito mayor que se marcó no ha podido aprobarlo. "Los retos más inmediatos es que el CNI tiene que ser más moderno, flexible, innovador y sobre todo adaptarse a la sociedad del conocimiento donde vivimos". Una sociedad del conocimiento, marcada por el uso de las nuevas tecnologías que es por donde ha quedado cuestionado el trabajo del CNI, que todavía tiene que sacarse el entramado de qué errores ha cometido o de qué manera ha actuado.
"Me corresponde liderar la transformación digital"
El clímax de aquellas palabras que ahora se le giran en contra es este: "Me corresponde liderar el proyecto de transformación digital, que tiene marcado un carácter transversal, que no se limitará a la transformación tecnológica y afectará a todos los sectores de actividad del servicio. Queremos dar un salto cualitativo que incrementará nuestra eficacia en un entorno de seguridad cada vez más pesado y que nos exigen nuevas respuestas que pongan en valor la inteligencia del servicio del Estado". Pero ya advertía de las carencias: "Será un proceso largo y no exento de dificultades".
Esteban, que también tiene la hija trabajando dentro del CNI, tenía deberes. Así pues, la ministra Robles, aparte del compromiso en el control digital que la misma directora subrayó, también le pidió otro deseo que no ha sido satisfecho: "Saca esta casa del foco mediático donde está instalada desde el 2017", haciendo referencia a la guerra entre Sanz y Roldán, el 1-O o el comisario José Villarejo. Pero los escándalos han ido a más si tenemos en cuenta también el chismorreo que se dio con Juan Carlos I y sus escándalos fiscales y su examante Corinna Larsen y, la guinda, el espionaje.
"Estaremos tranquilos"
Aquel día y lo que se sintió en la toma de posesión, todavía resuena. En el listado de demandas, Robles también aseguró que con Esteban, "todo el mundo tendría constancia que hay un control judicial y parlamentario que permite estar tranquilos y asegurarse de que se cumplen y respetan las normas y procedimientos". Ayer, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, admitía que el espionaje hacia la Moncloa "era de fuera" pero poca información más pudo detallar.
El año 2004, Esteban subió a órganos directivos. Después, en el 2010, Sanz Roldán la nombró jefe de su Gabinete Técnico, donde estuvo hasta junio del 2017. Entonces, y después de la dimisión de Beatriz Méndez de Vigo, el Consejo de Ministros la nombró Secretaria General del CNI, la segunda a bordo, todo y el no de Soraya Sáenz de Santamaría. Y con el PSOE, llegó su consolidación. Después de 40 años en la institución, empezó en cargos menores, puede quedar relegada como su predecesor.