El exsecretario de Estado de Seguridad y propulsor de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) Rafael Vera, ha reivindicado en La Sexta Columna la guerra sucia contra el terrorismo y su implicación como terrorista de Estado, hecho por el cual fue condenado a más de diez años de prisión.
En la entrevista, Vera no solo no ha mostrado ningún arrepentimiento por sus acciones, sino que ha reivindicado el trabajo de los GAL y ha criticado los impedimentos que el Estado español pone a la hora de combatir el terrorismo, como el derecho a un juicio justo.
Errores
"He cometido errores, como cualquiera," reconoce Vera, restando importancia a la magnitud de tales errores. Durante el mandato de Felipe González, Vera fue titular de la secretaría de Estado por la Seguridad, y se convirtió en uno de los máximos exponentes del terrorismo de Estado contra ETA, los GAL. Años después, Vera ha sido condenado a prisión por secuestro y malversación de fondos públicos para financiar el grupo terrorista.
Dos décadas después, Vera todavía no ha reconocido su culpa, pero sí la de su entorno: "O bien he confiado en alguien que no tendría que haber confiado, o bien me he callado ante ciertas situaciones por las circunstancias. Yo creo que he cometido más errores por pasiva que por activa," explica Vera en la entrevista.
Defensa
Quizás más desconcertante que sus palabras es el tono con que las pronuncia o las autocorrecciones que hace mientras habla: "Ellos mataban-- es mi frase preferida-- y nosotros nos defendíamos" dice con naturalidad. "Bien, hay muchas formas de defenderse," matiza inmediatamente, dejándolo caer, haciendo un gesto de indiferencia con la mano.
La justificación de Vera continúa con una comparación entre el terrorismo de ETA con el islámico: "Sin embargo, en la guerra, el mismo pasa con el terrorismo islámico, al jefe lo liquidan, y no lo presentan a un juzgado detenido, a Osama bin Laden no lo traen a un juzgado en los Estados Unidos, sino que lo ejecutan directamente allí", lamenta el exsecretario.
Vera envidia abiertamente la política antiterrorista norteamericana y su opacidad, el poder con el cual poder actuar sin ningún tipo de límites: "Nadie dice nada en su país, es otra cosa, es otra visión." Parece realmente afectado por el sistema democrático y la prevalencia de los derechos fundamentales, algo más común en Europa.
Con este apunte, Vera carga contra los mecanismos propios de un Estado de derecho, como el derecho a un juicio justo, que garantizan unos mínimos para todo el mundo. Pero las lamentaciones no acaban aquí, el exsecretario de Estado va más allá y señala directamente a la sociedad española por su tolerancia con el terrorismo, o, cuando menos, la persecución de su propio terrorismo de Estado. El problema, concluye Vera, es irreparable: "España está llena de españoles".