Mariano Rajoy afrontará este martes la moción de censura del líder de Podemos, Pablo Iglesias, con un claro objetivo en el horizonte: evitar que cale entre la opinión pública el debate sobre su continuidad al frente del Ejecutivo. La oposición es incapaz de articular una alternativa, pero los escándalos se extienden ya por Interior, Hacienda y Justicia. A un mes de la declaración de Rajoy por la trama Gürtel, la táctica de la Moncloa será doble: hacer de la sesión una investidura fallida de Iglesias y parapetar al presidente con la intervención eventual de sus ministros.

"Nosotros siempre estamos a punto para todo, nunca dormimos", bromeaba uno de los ministros más próximos a Rajoy, en una conversación informal. La Moncloa dio instrucciones hace semanas a todo el equipo de Gobierno para que se prepare para subir al atril. La táctica servirá para amortiguar las críticas contra su jefe, quien ha decidido hablar personalmente en el debate. En un principio se había interpretado que no sería así, pues Rajoy dijo en los pasillos del Senado hace días que él "no daba la réplica a nadie", pero dos circunstancias han motivado el cambio.

La primera, que el Partido Popular no quedó satisfecho con la imagen ofrecida durante la moción de censura en la Comunidad de Madrid, presentada por Podemos a Cristina Cifuentes. Esta escogió a un consejero para que le hiciera la réplica, a la par que ella se removía en el escaño, rodeada por un público simbólico como son Íñigo Errejón, uno de los fundadores de la formación, Juan Carlos Monedero, o el líder del partido en Aragón, Pablo Echenique.

En contraposición, es un clima extendido en el PP y el Congreso que Rajoy es un "excelente parlamentario" capaz de zarandear a Iglesias. Es más, en la Moncloa tratan a menudo de banalizar a los podemitas con un tono paternalista hacia ellos. Ejemplos son los irónicos debates sobre el uso de Twitter entre Rajoy e Iglesias, o la frase de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a la portavoz Irene Montero: "Cuando usted estaba en infantil, yo en primero de carrera". Por ello, en las filas lilas temen la intervención de Santamaría –sin confirmar–, aunque el titular del debate será el portavoz Rafa Hernando (PP).

Iglesias no esconde su admiración hacia Rajoy, pero está dispuesto a "matar al padre" –en terminología nietzscheniana y erigirse como "única" alternativa al PP. La formación morada ha usado la moción de censura para hurgar en el PSOE: primero, durante las primarias logró que Pedro Sánchez se posicionara de su lado, dejando a Susana Díaz más cerca de Rajoy. Sin embargo, Sánchez ha quedado ahora en falso. Los socialistas no votarán 'sí', sino que se abstendrán en un momento en que la reconstrucción del partido es su prioridad, aunque tal vez lideren una moción ganadora en el futuro.

Este punto conecta con la estrategia de la Moncloa, que quiere transmitir que la moción será un fracaso de Iglesias. "En realidad, es una moción de investidura porque lo que se vota es un candidato y su programa", decía el portavoz Íñigo Méndez de Vigo. El hecho es que fuentes del Gobierno no niegan haber estudiado al milímetro el apartado de la Constitución donde habla de mociones de censura.

Pero más trascendente es que el Ejecutivo busca apartar a Rajoy del epicentro del debate por los escándalos de las últimas semanas. La corrupción en el PP, la reciente presunta implicación del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en la operación Lezo, la reprobación del ministro de Justicia, Rafael Catalá, y las peticiones de dimisión del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por la inconstitucional amnistía fiscal, son parte de los argumentos que Montero e Iglesias utilizarán para asediar a Rajoy.

Eso llega un mes antes de la declaración por la trama Gürtel en la Audiencia Nacional, o la posibilidad de que Rajoy sea llamado a la comisión de la caja B del PP. Dos elementos que podrían suponer el punto de inflexión que determine su continuidad, con el referéndum en Catalunya también en marcha, pese a tener la legislatura amarrada por dos años más con los presupuestos aprobados y superar previsiblemente la moción de este martes.