El pasado siempre vuelve, esta vez para atragantar el presente y el futuro del Partido Popular. El mismo día en qué el extesorero de los populares Luis Bárcenas confesaba en la Audiencia Nacional de Alcalá de Henares por el caso Gürtel, la ministra de Defensa Maria Dolores Cospedal comparece por la tarde en el Congreso para rendir cuentas por el Iak-42. Pero el presidente Mariano Rajoy no se inmuta, y durante el Comité ejecutivo del PP no ha puesto el tema de Bárcenas encima de la mesa , aunque el portavoz Pablo Casado ha negado, como en otras ocasiones, que hubiera existido una caja B.
"Evidentemente, no conocemos todas las acusaciones, pero durante la vista oral el acusado no está obligado a decir la verdad. Aquí no entramos a opinar sobre la estrategia de la defensa, ni sobre un procedimiento judicial que es de sobra conocido por todos" ha asegurado Casado insistido por el tema. Por eso, el partido no se plantea todavía querellarse contra Bárcenas –"el juez tiene que dictar sentencia" dice Casado-. El objetivo de la formación es mirar hacia adelante, y precisamente, la piedra llega a al zapato de los genoveses a las puertas de su 18º Congreso, tema que trataban este lunes.
Pero la otra sacudida que perturba "la honorabilidad" de los populares es el Iak-42, después de la renuncia del embajador en Londres, Federico Trillo, el pasado jueves. Casado ha explicado que a su parecer "lo sentía mucho", mientras en el gobierno hay los que creen que no hay que pedir perdón, y los que piensan que sí. La oportunidad para acabar de aclarar los hechos –y la vinculación directa con la marcha de Trillo- será esta tarde, cuando Cospedal se explique al Congreso, una vez ha hecho suyo el informe del Consejo de Estado, donde se responsabiliza a Defensa de mala gestión en el accidente.
Las miradas están puestas ahora en la ministra no sólo por este asunto, sino por si su estancia en el Ejecutivo irá acompaña de mantenerse como secretaria general. "A veces es incluso positivo que se compagine estar en el Gobierno y en lo orgánico del partido" indicó el portavoz. La palabra última la tendrá Rajoy, quien es quien toma las decisiones, aunque el vicesecretario de organización, Fernández Martínez Maíllo, sonaba hace unas semanas para relevarla. Ella misma cree que ambas posiciones son compatibles, así como el propio presidente de los populares.
La cuestión es que Rajoy sigue siendo el líder indiscutible en Génova y nadie lo cuestiona, tampoco después de cortar el debate sucesorio de la semana pasada, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, propuso la celebración de primarias –y no el sistema de compromisarios- para la elección del líder. "Rajoy ha agradecido que lo hayamos aguantado este tiempo y el apoyo del PP a su persona, tanto en proyecto, como en la acción de estos 5 años" ha explicado Casado. Es la "unidad" la palabra que más ha repetido el presidente del gobierno y que vertebra su liderazgo.
La marca de la casa pasa ya por no mirarse el ombligo, porque según fuentes de la dirección, el clamor unánime internamente es a cerrar filas, y no caer en las batallas y divisiones de otros partidos. "Lo más importante para un partido es hablar poco de sí mismo, los partidos están para dar mensajes y no para otras historias" ha dicho el presidente durante el comité ejecutivo, según personalidades que integraban la reunión. Eso es lo mismo que lleva haciendo el ejecutivo con todos los escándalos que lo asedian: ya se tenga a Barberá, Soria, Correa, o Bárcenas de apellido.
"Autonomías de primera y segunda"
A las puertas de la Conferencia de presidentes autonómicos, donde el presidente Carles Puigdemont no estará, el PP recuerda que la bilateralidad no será posible en las relaciones con la Generalitat. "No hay autonomías de primera y segunda" ha indicado Casado sobre hacer un trato preferencial a los ausentes. Así las cosas, ha recordado que se trabajarán determinados puntos, como un nuevo modelo de financiación, si bien que la vicepresidenta y ministra de administraciones territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, ha asegurado que no habrá referéndum, pero los intereses de los catalanes estarán allí representados "por el gobierno de la Nación".