Entre los años 2003 y 2010 pudo haber un tripartito de izquierdas en Catalunya. ¿Seis años después, en un contexto político radicalmente diferente, sigue siendo posible que las izquierdas se unan para construir políticas conjuntamente? Es la cuestión que ha marcado el debate 'L'esquerra en la cruïlla', organizado por la Universitat Progressita d'Estiu de Catalunya (UPEC). La respuesta a la pregunta no es sencilla. Núria Parlon (PSC), Marta Rovira (ERC), Xavier Domènech (ECP) y Anna Gabriel (CUP) han puesto de manifiesto las diferencias que todavía alejan este escenario.
"Es importante que seamos capaces de establecer una agenda común y de combatir aquellos elementos de la globalización que han roto el contrato social", ha asegurado Núria Parlon. "Hay un cierto ámbito de entendimiento de las izquierdas que nos permite ir haciendo avances", ha defendido Marta Rovira. "No sólo es posible, sino que es necesario", ha afirmado Xavier Domènech, que ha agregado: "No es que sea posible en el futuro, sino que lo tendría que haber sido en el pasado".
Casi todos los representantes de las izquierdas catalanas han empezado mostrando su voluntad de tejer alianzas, espacios de trabajo de común. Después, sin embargo, han llegado los reproches entre unos y otros y los obstáculos insalvables. Algunos sitúan como condición la celebración de un referéndum el 1 de octubre; otros exigen incluso la salida de la Unión Europea y la ruptura con el sistema capitalista y patriarcal.
Reformar la Constitución
Según Núria Parlon, la unión de las izquierdas tiene que ir "más allá del contexto actual de Catalunya". La alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet ha sostenido que lo que quiere es cambiar el marco constitucional español, "todos los elementos que nos encorsetan a la hora de dar respuestas a las necesidades que tiene el país". Eso pasa por construir "espacios de encuentro continuados" que huyan de las dinámicas parlamentarias, "en un entorno de serenidad".
Parlon, que ha subrayado que las Naciones Unidas no reconoce el derecho de autodeterminación en casos como el catalán, ha criticado los "planteamientos simplistas" a la hora de hablar del Estado español. "Como si todo el independentismo fuera un grueso de izquierdas", ha dicho la dirigente socialista, que ha reprochado a ERC que tiene "un acuerdo de gobierno con un partido que aprobó la ley de estabilidad presupuestaria y que no se define precisamente de izquierdas".
La independencia es imprescindible
Marta Rovira ha dejado claro desde el principio de su intervención que "no es posible hablar de gobiernos de izquierdas sin hablar de cómo llegamos al 1 de octubre". Considera que es el debate que lo estructura todo. La secretaria general de ERC ha defendido que, ya desde la mayoría de gobierno independentista, se están adoptando medidas progresistas, como la renta garantizada de ciudadanía, el decreto contra la pobreza energética o los impuestos a los depósitos bancarios y a los pisos vacíos.
"Estas leyes y medidas acaban siendo recurridas siempre por una mayoría política que no representa a nuestro país y tumbadas por el Tribunal Constitucional", ha lamentado Rovira. "Nos encontramos con que intentamos hacer avanzar el país y queda bloqueado constantemente por esta mayoría que bloquea el cambio", ha añadido. La independencia, ha sostenido, es una oportunidad de cambio: "Estamos a las puertas de un proceso constituyente. Hay que empezar a edificar a partir del 1 de octubre".
Con o sin referéndum
"La pregunta no es si es posible un gobierno de izquierdas, sino otra: ¿se quiere un gobierno de izquierdas?", ha lanzado Xavier Domènech, que ha añadido: "¿Los partidos que se hacen llamar de izquierdas han luchado para que hubiera un gobierno de izquierdas o no?". Para el líder de Catalunya en Comú, no todo viene de la 'troika' o el Estado español, sino que también tiene que ver, por ejemplo, con la ley omnibús del primer gobierno de Artur Mas. Ha reprochado a ERC que gobierna con el partido más corrupto de Catalunya, "aunque haya cambiado de nombre".
Si realmente se quiere construir una alianza, ha asegurado Domènech, no hay que tener el proceso soberanista como condicionante. "Más allá de lo que pase el 1 de octubre, en este país hay una mayoría de cambio en los valores de las izquierdas que se tiene que activar", ha dicho. "Para algunos eso pasa sólo por la independencia. Otros consideramos que la potencialidad de cambio está en las clases populares y las izquierdas de este país, estén en el 'sí' o en el 'no'".
Romper con la UE y el capitalismo
La última a intervenir ha sido Anna Gabriel, que desde el principio ha querido marcar sus diferencias con el resto de ponentes, tanto con respecto a la tradición política como con respecto a la concepción de las izquierdas. Para la portavoz de la CUP en el Parlament, es contradictorio llamarse de izquierdas y determinadas posturas. Según su opinión, la alianza con otras izquierdas pasa por "devolver el poder a la gente" (que lo ha ejemplarizado con la salida de la Unión Europea) y no tener como límites ni la Constitución del 78 ni los mercados.
"Si no nos ponemos de acuerdo en estas cosas, quizás tendremos que debatir antes qué quiere decir ser de izquierdas", ha dicho Gabriel. "Lo que tenemos ahora es una posibilidad de abrir un proceso democratizador o que se nos cierre por arriba", ha añadido. "Para gestionar las migajas, algunas volvemos a la calle".
"¿Sabéis qué hace la derecha viendo la división de la izquierda? Frotarse las manos", ha criticado un militante sindicalista en el turno de preguntas, dirigiéndose a todos los ponientes. "Haced un pensamiento, por favor, para que la izquierda tenga un denominador común".