Era todo tan justo que incluso parecía, por un momento, que el decreto de la reforma laboral quedaba derogado. Así lo ha anunciado la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que ha dejado heladas las caras del presidente Pedro Sánchez y las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz. Finalmente ha sido un lapsus y a los pocos segundos ha rectificado. Pero todo ha pasado porque ha ido de un solo voto. Los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro se han rebelado contra las órdenes de su partido y han cambiado el por el no. Y si ha prosperado ha sido por error: un diputado del PP, que ha votado telemáticamente, se ha equivocado. Así, la reforma laboral de Yolanda Díaz ha salido de carambola pero podría haber naufragado. Los populares han intentado, en vano, que se pudiera repetir la votación. La sesión ha acabado con gritos de "tongo, tongo".

Por la mínima, pero el Congreso de los Diputados ha convalidado la nueva normativa de Yolanda Díaz con Ciudadanos, el PDeCAT y una amalgama de partidos pequeños que han dado sus votos a cambio de nada. En cambio no se ha sumado ninguno de los socios habituales de la legislatura, como ERC, el PNV o EH Bildu. La consideraban insuficiente y exigían unas mínimas mejoras, pero se han estrellado contra el muro edificado tanto por el PSOE como por Podemos. La reforma laboral, y el hecho de no querer tocar ni una sola coma, ha dejado por el camino unas heridas que habrá que recoser.

No fue hasta este miércoles por la noche que se consiguieron los votos necesarios para la convalidación. Al final han sido 175 votos a favor, finalmente sin UPN —que ha buscado tumbarla— pero con el diputado popular Alberto Casero. Desde La Moncloa se ha buscado a aliados habituales, como Más País, Compromis, Coalición Canaria, Nueva Canarias o el PRC. Pero también de una parte de la derecha, de la españolista (Ciudadanos) y también de la independentista (PDeCAT). Al final se han bajado del carro los foralistas navarros, que han justificado que "en política lo único que no puedes hacer es algo que no puedas explicar a tus votantes".

La oposición a la reforma laboral ha sumado 174 votos. En contra ha votado el PP y la extrema derecha de Vox, pero también el resto del independentismo. Incluidos los socios de la investidura y la legislatura, considerados "prioritarios" hasta hace poco por La Moncloa: ERC, el PNV y, en última instancia, EH Bildu. Se ha escenificado una grieta del bloque de izquierdas y plurinacional. Desde la tribuna, Inés Arrimadas ha sacado pecho que "hoy gracias a Ciudadanos pierden ERC y Bildu".

El Gobierno llevaba días confiado en que le saldrían los números. Finalmente, ha ido de un solo voto. Y, de no ser por el error del diputado del PP, la reforma laboral habría sido derogada.

 

Choque con ERC

El choque con los socios de investidura se ha evidenciado especialmente entre Yolanda Díaz y Gabriel Rufián. La vicepresidenta segunda ha acusado a los que han votado en contra de basarse en "debates superficiales" y poner por delante las "rivalidades partidistas". La vicepresidenta y ministra de Trabajo ha lamentado algunos de los calificativos que dice que ha oído estos días, como "proyectos personales", "humo" o "maquillaje" de la reforma laboral del PP. "Ocho millones de contratos pasarán a ser estables. Eso son los contenidos que hoy debatimos. Ocho millones de contratos no son humo, señorías, son personas que ahora tendrán un trabajo decente", ha rebatido Díaz.

Le ha respondido Rufián desde el propio atril de la cámara. "Si vendes una moto y acaba siendo una bicicleta, y dices que como mínimo tiene ruedas, estás mintiendo e intentando estafar", ha lanzado el portavoz de ERC en Madrid. El dirigente republicano ha constatado cómo no ha habido ningún tipo de escucha desde el ejecutivo central: sólo "presión" y "negación". Y Rufián ha remachado: "No pedimos que cumpla las promesas y programa de ERC, sino que cumpla sus promesas y programa". Y ha acabado con una pregunta: "Nos han votado para hacer lo que estamos haciendo. ¿Y a ustedes?". Aitor Esteban, portavoz del PNV, también ha advertido de que "los consensos no se imponen".

Las relaciones se han tensado, y mucho, entre el Gobierno y los socios de la investidura y la legislatura. A pesar de todo, todas las partes admiten que, por conveniencia, las cosas se tendrán que reconducirse. Fuentes de ERC admiten que han sufrido "momentos muy desagradables", pero apuntan que, una vez pasados los días, ellos están dispuestos a llevar la iniciativa para "reconstruir" el bloque de izquierdas y plurinacional. En los mismos términos se ha expresado EH Bildu.

Junts y la CUP, también a la ofensiva

El resto de formaciones independentistas también han intervenido de forma crítica. Míriam Nogueras ha recordado que prometieron derogar la reforma laboral del PP y han acabado haciendo "un parche con los de siempre y desde arriba". De igual manera, la portavoz de Junts en el Congreso ha denunciado que de este "diálogo social" ha dejado fuera "al 99,8% del tejido empresarial catalán", que son las pequeñas y medianas empresas. "A ellos ustedes les han dado la espalda. Se han doblegado a los mismos a quienes se doblegó el PP en 2012", ha criticado. Y ha remachado: "El diálogo social en España no habla catalán".

El cupaire Albert Botran también ha arrancado criticando que han incumplido el compromiso de derogar la reforma laboral del 2012. "Solo comparando lo que exigían y lo que nos traen, se ve que quien ha faltado a su palabra son el PSOE y Unidas Podemos". El diputado anticapitalista lo ha calificado de "fiasco" que sale adelante gracias a la derecha y les ha preguntado "con qué credibilidad se presentarán a las próximas elecciones".

En el lado opuesto estaba Ferran Bel, del PDeCAT, que ha votado a favor. El diputado ha recordado que él ha votado a favor tanto de la reforma de 2012 como de la actual, y se ha mostrado de acuerdo con los cambios introducidos. Ha querido "felicitar" a Yolanda Díaz, sindicatos y empresarios por haber conseguido este "consenso".