Donald Trump vuelve a ser presidente de los Estados Unidos. Y esto tiene eco también en Europa. Sin ir más lejos, tres de los principales representantes de la extrema derecha europea, Santiago Abascal, Giorgia Meloni y Viktor Orbán, estuvieron presentes en su toma de posesión. Mientras, en España, el PP todavía busca resituarse frente el líder estadounidense. Tradicionalmente, los populares han exhibido complicidad con las administraciones republicanas (el máximo exponente de ello fue la alianza de José María Aznar con George Bush que condujo a la guerra de Irak), pero durante esta semana, después del regreso de Trump a la Casa Blanca, han mantenido un perfil ambivalente. Los dirigentes que han sido preguntados por esta cuestión han usado sus respuestas más para arremeter contra Pedro Sánchez que para desmarcarse de Trump. Ahora bien, mientras el presidente norteamericano exhibe una ínfima relación con el PP, sí muestra interés en el mundo financiero. “Conozco su banco y usted ha hecho un trabajo fantástico”, dijo el jueves a Ana Botín, presidenta del Banco Santander, desde Davos. Fue el mismo día que amenazó de nuevo a las empresas con nuevos aranceles si no fabrican en Estados Unidos. De momento, Trump ha declarado la emergencia nacional en la frontera con México, ha sacado a los Estados Unidos de la OMS, ha dado vía libre para detener inmigrantes en iglesias, escuelas y hospitales y ha puesto en marcha vuelos con migrantes deportados. Pero el PP no se pronuncia abiertamente sobre ello. Intenta navegar entre dos aguas.
Lejos de la equidistancia de Génova, Vox exhibe desde hace tiempo su alineamiento con Donald Trump. “Gracias, Santiago, encantado de conocerte. Han avanzado mucho”, proclamó el líder republicano en febrero del año pasado durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el mayor evento anual de los conservadores estadounidenses. Fue entonces, en Washington, cuando los dos se reunieron durante quince minutos. Previamente, en octubre de 2022, Trump participó en un acto de Vox: “Me gustaría darte la enhorabuena, Santiago Abascal, y agradecerte el increíble trabajo que estás haciendo”, dijo en un breve vídeo grabado en su avión. “España es un gran país, y queremos que lo siga siendo. Así que enhorabuena a Vox por todos esos extraordinarios mensajes que está defendiendo. […] Tenemos que asegurarnos de que defendemos nuestras fronteras e impulsamos una buena agenda conservadora”.
A pesar de todo, de momento, el PP asegura que no está preocupado por este vínculo: “No me preocupa la relación con Abascal, porque me preocupa la relación entre los gobiernos”, afirma un destacado cargo popular. “La política estadounidense dista tanto de la política de España que no guarda relación alguna”, sostuvo Miguel Tellado en una entrevista en Telecinco. Y sacó hierro a la presencia de Abascal en el Capitolio: “No es el presidente de Vox el que ha sido invitado a la toma de posesión del presidente Donald Trump sino que es el líder de Patriots”. Patriotas por Europa es una alianza de partidos que agrupa a formaciones de hasta once países europeos. Sea como sea, es innegable que todo ello descoloca al PP, que ha abandonado su complicidad histórica con los republicanos de Estados Unidos. “Hay que felicitar a quien ha ganado, aunque no sea lo que yo desease”, reconoció en noviembre el eurodiputado del PP Esteban González Pons.
Lejos queda, pues, la época de harmonía entre el PP y el Partido Republicano, ilustrada con la amistad confesada entre Aznar y Bush, que se alargó incluso después de que el popular dejara la Moncloa. “Somos amigos personales desde hace tiempo y creo que lo vamos a seguir siendo por mucho tiempo. Pasamos un rato magnífico y entrañable”, confesó Aznar en 2006 después de almorzar con Bush. Populares y republicanos iban de la mano. En 2008, por ejemplo, el Partido Popular Europeo apoyó explícitamente a John McCain (el candidato republicano al que batió Barack Obama) y lo presentó como el “mejor candidato para presidir el país”. Pero esto ya es pasado. Ahora, en España, Vox se ha convertido en el principal interlocutor con Trump, cosa que ha arrinconado a los populares. La irrupción (de nuevo) de Trump ha dividido a la derecha española y ha generado una situación anómala en la que es el partido de nueva creación (Vox) el que sale privilegiado. Por cierto, en 2017, George Bush también marcó distancias con Trump: “El fanatismo parece fortalecido. Nuestra política se ha vuelto más vulnerable a las teorías conspiratorias y los montajes descarados”.
‼ Mensaje de Donald Trump a los asistentes al #VIVA22 🇪🇸
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) October 9, 2022
"Tenemos que asegurarnos de que defendemos nuestras fronteras e impulsamos una buena agenda conservadora".
"Me gustaría darte la enhorabuena @Santi_ABASCAL y agradecerte el increíble trabajo que estás haciendo". pic.twitter.com/tkKdjG7KCS
Cuca Gamarra: “Europa sabrá defender los intereses de España y de todos los europeos”
“Me preocupa mucho más la situación en la que estamos los españoles con el Gobierno que tenemos”, verbalizó Cuca Gamarra en una rueda de prensa el viernes al ser preguntada por las declaraciones de Trump en Davos abriendo la puerta a nuevos aranzeles y diciendo que va a ir al choque con Europa por la desregularización y la bajada de impuestos. “Desde la fortaleza de las instituciones europeas, Europa sabrá defender los intereses de España y de todos los europeos”, contestó la secretaria general del PP. “Tenemos las cosas claras en el marco de las instituciones europeas y el liderazgo europeo no lo va a condicionar Donald Trump”, añadió. Nada más. Lejos de los micrófonos, fuentes de la dirección del PP sí que muestran su rechazo a los aranceles anunciados por Trump.
Lo que también queda claro los primeros días después de la proclamación de Trump es que el PP usa al nuevo presidente norteamericano para lanzar dardos contra la Moncloa. “Pedro Sánchez es un artista buscando enemigos fuera para protegerse”, señalan fuentes de la dirección del PP preguntadas por ElNacional.cat, que acusan al presidente español de querer levantar un “escudo con la política internacional”. “Trump es el presidente legítimo, a mí me preocupa Nicolás Maduro. El Gobierno es muy condescendiente con dictaduras y no con la democracia”, arguye otra voz de la dirección.
“Venció con claridad las elecciones presidenciales, tiene un claro mandato de los ciudadanos norteamericanos. No hay que olvidarlo, se llama democracia”, sostuvo en una rueda de prensa el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, que pidió al Gobierno que “respete a la democracia estadounidense”. “Por muchas diferencias que puedan surgir, Estados Unidos es un país imprescindible para España”, añadió. En la misma línea, hace quince días, Alberto Núñez Feijóo pidió respetar la “decisión mayoritaria del pueblo norteamericano” y mostró el deseo de que el Gobierno trabaje por tener una “interlocución” con la Casa Blanca. “Lo cierto y verdad es que sería inteligente y razonable intentar construir relaciones fructíferas para España con la nueva Administración republicana”, remachó. Eso sí, vio “desafortunadas” e “innecesarias” las declaraciones de Trump sobre la anexión de Groenlandia.
Trump dice que España forma parte de los BRICS y el PP carga contra Sánchez
Uno de los temas que ha aparecido repetidamente esta semana ha sido la afirmación de Trump en la que situó a España entre los BRICS. Pocas horas después, la Moncloa salió al paso: “España no es un país emergente”, contestó la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. Sin embargo, el PP aprovechó las palabras del presidente norteamericano para cargar la responsabilidad encima de Pedro Sánchez. Así pues, por ejemplo, Miguel Tellado reconocía que no había que tomarse la afirmación “al pie de la letra”, pero lamentaba que esas palabras demostraban que hay una “percepción internacional de que España no es fiable”. “Nosotros tenemos que decir que el Gobierno no es fiable, pero España sí es un país en el que se puede confiar”, argumentó. “Es evidente que la imagen internacional de España se ha dañado a lo largo de los últimos años por el descrédito de las instituciones que ha generado el Gobierno”, añadió. Días después, fuentes del PP con altas responsabilidades enmendaban un poco la primera consideración. “Trump no se equivocó, sabe bien lo que dice”, sostienen con las cámaras apagadas. “Hay una alineación del Gobierno con determinadas formas de entender la política, la reputación es la que es”, remachan las mismas voces.
Sin sorpresas, quien también señaló a Pedro Sánchez fue Isabel Díaz Ayuso. “Me encargaré personalmente de demostrar ante esta administración que no todos los españoles ni todas las administraciones somos parte de los BRICS ni queremos serlo, situación a la que nos ha llevado el Gobierno por aislamiento”, esgrimió el martes la presidenta madrileña. “La primera administración con la que estamos obligados a entendernos de manera prioritaria nos ve alineados con dictaduras y países empobrecedores, donde no se respeta ni la propiedad ni la libertad, esto nos lo hemos ganado a pulso a lo largo de este tiempo. El Gobierno y el ideario progresista no nos ha dejado en los mejores lugares ante el mundo”, subrayó.
José María Aznar: “Algo pasa cuando el que intentó un golpe de Estado es elegido presidente”
Quien también ha recelado del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca es el expresidente del gobierno español José María Aznar, uno de los máximos exponentes de la fructífera relación entre el PP y el Partido Republicano. Pocos días después de las elecciones estadounidenses, advirtió de que “algo muy serio” pasa en el “fondo de un país” que ha elegido presidente a una “persona que ha sido presidente y que es responsable de un asalto al Congreso de su país y del intento de un golpe de Estado”. Asimismo, esgrimió que “entre la impredictibilidad y el vacío” los norteamericanos habían “preferido” la “impredictibilidad” e hizo un llamamiento a estudiar “por qué un partido como el Republicano, creador del país en gran medida, se convierte en un partido personal”. “No es porque Trump no hable del Partido Republicano […], pero no dice «nosotros y ellos», dice «yo»”, remachó.
Previamente, en 2021, en una entrevista en Lo de Évole, reconoció que “sin duda” hubiera votado al Partido Demócrata: a Joe Biden en 2020 y a Hillary Clinton en 2016. “Le voy a decir una cosa, yo nunca hubiese votado a Trump, nunca”, confesó. “Lo cual no quiere decir que me gusten parte o alguna de las políticas que han hecho o que no me gusten otras. Hay otras cosas por encima de eso y esas deben prevalecer”, verbalizó.
La Fundación FAES consideró que la victoria de Trump no era una “buena noticia” para España
Asimismo, después de conocerse los resultados de las elecciones el pasado mes de noviembre, la Fundación FAES, presidida por Aznar, se posicionó sobre el regreso de Trump. “No es buena noticia, ni para España ni para la Unión Europea en su conjunto, ni tampoco para la OTAN, el éxito del discurso que Trump encarna: un populismo adobado de planteamientos proteccionistas, aislacionistas, y de actitudes intemperantes que en su momento llegaron al abierto desafío institucional alentando ni más ni menos que un asalto al Capitolio”, lamentó. Asimismo, reconoció que era “difícil” pronosticar el curso de acción de “demagogos impredecibles” como Trump, que “encarna una falta de decoro muy de moda en todas las latitudes”. “[Los Estados Unidos] cuentan con instituciones diseñadas por una Constitución que obliga a los partidos a «obrar juntos» pensando distinto. Recuperar esa tradición política, la que alumbró la primera democracia moderna, sería, eso sí, «Hacer América grande de nuevo»”, concluía.