Carles Puigdemont ha deseado una buena Navidad a todos los catalanes y catalanas. En un reivindicativo mensaje en las redes sociales ha defendido "lenguaje, las tradiciones, los símbolos, son parte de la identidad de un pueblo". Puigdemont no ha desperdiciado la ocasión para defender el país y recordar que "la identidad no es inmutable". En este sentido, ha afirmado que los pueblos tienen que poder conocer, reconocer y entender sus ancestros", y por esta razón ha señalado la importancia de poder dialogar "romper el hilo encarnado que nos encuaderna es debilitar una parte de nuestra identidad como pueblo". El president en el exilio ha reflexionado que "no hace falta que compartamos los valores ni los referentes de nuestros antepasados para mantener el vínculo; tampoco hay que quemarlo todo siempre que se quiere evolucionar".
Navidad en el exilio
Puigdemont, en la séptima Navidad que pasará en el exilio, lejos de Catalunya, ha recordado que ha tenido la oportunidad de probar varias tradiciones de Navidad, entre las cuales también ha destacado las gastronómicas. "Allí donde unos hacemos canalones, otros hacen sarmale. Otros, en lugar de turrones, comen la "bûche de Noël". También ha señalado algunas de las tradiciones más típicas catalanas como "comer escudilla, hacer cagar el tió, poner el belén, desear buena Navidad, celebrar Sant Esteve o ir a la misa del gallo". Sin embargo, ha puntualizado que nadie "deja de ser catalán por no hacer nada de todo eso. Ni es menos" así como ha defendido que "tampoco nadie deja de ser feminista, antirracista, progresista o laico por hacerlo. Reconocer y honrar la tradición no nos hace necesariamente provincianos y cerrados; renegar no nos hace necesariamente más cosmopolitas y tolerantes".
Para concluir su felicitación de Navidad, el eurodiputado de Junts ha hecho una reivindicación de las costumbres y las tradiciones catalanas y ha apuntado que "si un día todos comemos lo mismo, hablamos la misma lengua, vestimos igual y disfrutamos de los mismos referentes, la humanidad habrá perdido su riqueza. No porque dejamos de tener identidad, sino porque habremos asumido la de alguien más, la del más poderoso y hegemónico, al precio de sacrificar miles de lenguas y tradiciones diversas y por eso, deseando "buena Navidad" estamos diciendo muchas cosas al mismo tiempo. Pues volvamos: ¡que tengáis una muy buena Navidad"!, ha dicho.