Por primera vez desde la restauración de la democracia en España, el Parlamento andaluz queda dominado por una mayoría absoluta de partidos de derechas. Con el 98% de los votos escrutados, PP (26), Cs (21) y Vox (12) consiguen 59 diputados, en una cámara donde la mayoría absoluta es de 55 diputados. Eso deja en minoría a las izquierdas, PSOE (33) y Adelante Andalucía (17), que no sumarian, para formar gobierno.

Por primera vez, pues, el PSOE se encuentra sin posibilidades de sacar adelante ningún pacto y perdería la Junta de Andalucía después de casi cuarenta años de hegemonía. Susana Díaz, a pesar de ser la candidata más votada, ha caído 14 diputados respecto 2015, un batacazo muy importante teniendo en cuenta las mayorías absolutas que caracterizaban al PSOE años atrás.

La irrupción de Vox ha sido más fuerte de lo que predecían incluso las encuestas más favorables a la formación. La fragmentación en que ha quedado repartido el Parlamento los transforma en la llave de cara a una futura formación de gobierno. Se tendrá que ver si PP y Cs están dispuestos a entrar a la Junta de la mano de la extrema derecha o si, en caso contrario, se niegan a cerrar ningún pacto que incluya la formación ultra, cosa que llevaría al bloqueo y la a repetición de elecciones.

La caída de la participación, una de las más bajas en la historia de la autonomía, ha proyectado a Vox y ha pasado una muy dura factura a Susana Díaz. Algunos de los feudos históricos del socialismo han sido los focos más afectados por la desmovilización, mientras que las derechas han sabido animar a sus votantes.

En la valoración de los resultados, los socialistas han salido con caras largas y Díaz ha pedido a las "fuerzas constitucionalistas" que colaboren para detener la extrema derecha. Mientras tanto, desde las sedes de Cs y PP, se celebraba el aumento de diputados sin cerrar ninguna puerta a un posible pacto con Vox.

El retorno de la ultraderecha

El partido de extrema derecha ha salido triunfal de los comicios y asegura que ha llegado "para quedarse". Con unos resultados inesperados, la formación ha conseguido sacar diputados a las ocho provincies: dos en Sevilla, Málaga, Cádiz y Almería, y uno en Córdoba, Granada, Jaén y Huelva. Eso supone el retorno de la ultra derecha a una cámara legislativa española después de casi cuatro décadas.

Andalucía se había convertido de alguna manera en un primer campo de pruebas de la formación para medir cuál es el apoyo real que los ciudadanos les dan en las urnas y se han superado las expectativas. Su entrada es una mala noticia para muchos más allá de Andalucía, ya que los resultados favorables les dan impulso de cara a la próxima parada: las elecciones en el Congreso de los Diputados.