A diferencia de 2017, cuando socialistas ilustres, entre los cuales el ahora ministro de Cultura y Deportes en funciones, Miquel Iceta, y el líder de la oposición en Catalunya, Salvador Illa, acudieron al llamamiento de Sociedad Civil Catalana en la manifestación del 8 de octubre, este año, la misma convocatoria contra la amnistía estará desierta de representantes socialistas. Con una excepción. Uno de los encargados de los parlamentos en la concentración es el exsocialista gallego Francisco, Paco, Vázquez, que fue durante 23 años alcalde de La Coruña, presidente de la Asociación Española de Municipios y Provincias durante la década de los noventa, diputado y senador en Madrid y a quién el partido acabó jubilando como embajador español ante la Santa Sede durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero. Si acumula un largo currículum de cargos, quien fue un peso pesado del PSOE en Galicia tiene una hemeroteca igual de larga a la hora de atacar Catalunya en general y el independentismo en particular. Más recientemente ha añadido también a Pedro Sánchez, líder del partido al cual empezó a militar en 1975 hasta que rompió el carné en 2014, entre sus víctimas preferidas.
Vázquez será así el representante del ala más derechista de un partido socialista que en esta ocasión no estará en las calles de Barcelona el próximo 8 de octubre. No tiene la misma significación que Felipe González o Alfonso Guerra, pero las críticas que los dos históricos socialistas han propinado contra el presidente del Gobierno en funciones en las últimas semanas, desde que se puso sobre la mesa la posibilidad de una amnistía a cambio del voto a favor de los partidos independentistas en una investidura, son habituales en boca de Vázquez desde hace muchos más años. Ya en el 2018, en un acto de Ciudadanos, desbarró contra Sánchez, acusándolo de "podemizar" el PSOE y el partido tuvo que apresurarse a desligarse de estas afirmaciones, recordando que hacía cuatro años que ya no formaba parte de la formación, a pesar del peso que había tenido en ella en el pasado.
"Ninguna diferencia entre un judío perseguido y un niño castigado por hablar en castellano"
Aunque ahora reaparecerá en público, aparte de algunas entrevistas que ha dado en las últimas semanas para criticar a Pedro Sánchez, en la manifestación convocada por Sociedad Civil Catalana, donde será uno de los invitados que subirá al escenario para dirigirse a los concentrados contra la amnistía, sus críticas durísimas al independentismo se remontan más de 10 años atrás. En 2012, coincidiendo con el estallido del proceso independentista en el país, Vázquez, que entonces todavía era militante socialista, afirmó sin avergonzarse que "no hay ninguna diferencia entre un judío perseguido por los nazis y un niño catalán castigado por hablar en castellano". El autor de esta desafortunada comparativa insistió en que en ambo dos casos son "opresión" y nunca modificó sus palabras, que provocaron la indignación de socialistas tan gallegos como catalanas, que hablaban de una "aberración" del exembajador. Once años después, otro histórico del PSOE, en este caso Francisco Ibarra, ha comparado la ley de amnistía con "violar a 40 millones de españoles".
Vázquez, que se ha definido públicamente como "socialdemócrata, católico y españolista", tiene su cruzada particular contra las lenguas cooficiales del estado. Si un diputado gallego socialista fue el primero en utilizar su lengua en el Congreso de los Diputados, el exalcalde de La Coruña siempre se mostró en contra de utilizar el topónimo A Coruña, en la lengua propia de su autonomía. En la misma entrevista en que aseguró que los judíos y los niños castellanohablantes en Catalunya estaban oprimidos por igual, también puso el grito en el cielo porque en Catalunya "se vulneran derechos ciudadanos con la inmersión lingüística", negando que en su territorio existiera una situación similar.
Una amnistía para "legalizar el golpe de Estado del 2017"
Años más tarde, y ya desde fuera del partido, en 2018, volvió a desbarrar contra Catalunya cuando Pedro Sánchez todavía no se había instalado en el Palacio de la Moncloa. Lo hizo también renegando de su expartido, asegurando que ya no lo representaba porque unas personas "habían okupado la ideología, la historia y el pensamiento del PSOE auténtico que ganaba elecciones". Respecto del país, medio año después de la celebración del referéndum de autodeterminación, aseguraba que "actuamos con generosidad hacia Catalunya, pero no contábamos con su deslealtad, que puso en peligro nuestra convivencia". Cinco años después, Sánchez utilizaba precisamente la palabra "generosidad" para evitar utilizar el término amnistía después de que el rey Felipe VI le encargara la investidura.
Da por hecha la amnistía
Ahora, el exsocialista será el encargado de cerrar este acto contra una amnistía que algunos ya dan por hecha, pero que parece complicado que se apruebe antes de la investidura. A la espera de su discurso en el acto de Sociedad Civil Catalana, el exsocialista ya ha tildado esta medida de gracia de intento de "legalizar el golpe de Estado de 2017". Él, que no votó al PSOE en las últimas elecciones —a diferencia de Felipe González— y ha descrito su exformación como una "secta de palmeros" que solo obedece Sánchez, también da por hecha la amnistía.