Barcelona se volverá a blindar este viernes para que el rei Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, puedan llegar a la Estación de Francia para participar en la entrega de premios de la BCN New Economy Week, que organiza el Consorcio de la Zona Franca. Se trata de un acto de media hora, seguido de una visita privada a la denominada Incubadora de Empresas d'Impresión 3-D. El desembarco real en la capital catalana se produce una semana después de la inhabiltiación del president Quim Torra, y los tres últimos presidents de la Generalitat, el mismo Torra, Carles Puigdemont y Artur Mas, darán la rèplica a la visita desde Perpinyà donde comparecerán juntos para denunciar la represión del Estado.
La visita de este viernes se ha organizado después de que hace dos semanas la Moncloa vetó la presencia del monarca en el acto de entrega de credenciales a los nuevos jueces que cada año presidía en la Escuela Judicial de Vallvidrera. Desde el Gobierno se desaconsejó la presencia del Rey en Barcelona por temor a las protestas ante la inminencia de la sentencia de inhabilitación de Torra. Esta decisión provocó fuerte tensión entre el poder judicial y el Gobierno, que fue acusado de no poder garantizar la seguridad del jefe del Estado.
En este contexto, a principios de esta semana se anunció la visita del monarca, acompañado de Sánchez al acto organizado por el Consorcio de la Zona Franca, una empresa pública que depende del ministerio de Hacienda y cuyos órganos directivos designa el gobierno español. Actualmente encabeza el Consorcio, como delegado especial, el exprimer secretario del PSC Pere Navarro, que hace unos años provocó una fuerte polémica al ser el primer dirigente socialista que reclamó públicamente la abdicación del Rei.
Protestas
Desde el punto de vista institucional, la respuesta a la visita será la indiferencia de las principales autoridades catalanas. No acompañarán al monarca ningún miembro del Govern de la Generalitat, actualmente en funciones después de la inhabilitación de Torra. De hecho, el vicepresident, Pere Aragonès, hará balance a aquella hora con la consellera Ester Capella del plan de fosas y los trabajos antropológicos de restos recuperados de excavaciones de la Guerra Civil. Tampoco acudirá la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el argumento esgrimido por la responsable del consistorio es la "mala praxis" de la Casa Reial.
En cambio, la respuesta del independentismo a la visita ha sido inmediata, aunque limitada por la situación sanitaria provocada por el coronavirus. Òmnium Cultural y la ANC, junto con los partidos independentistas y entidades que les dan apoyo, han convocado una cadena humana que irá desde la Estación de Francia hasta el monumento a Colón, que se encuentra al final de las Ramblas. La cadena se ha dividido en diferentes tramos, según la procedencia de los manifestantes. Por su parte, los CDR han hecho una convocatoria a las 10 de la mañana en el Born.
Máximo dispositivo policial
Todos ellos tendrán que superar, sin embargo, las contundentes medidas de seguridad que organizan los Mossos y el CNP. Los trenes de cercanías y regionales no llegarán mañana a la Estación de Francia y el parque de la Ciutadella, donde a aquella hora se estará celebrando el pleno del Parlament, quedará cerrado al público. Las calles que rodean esta zona se mantendrán literalmente blindadas por un despliegue de 3.500 agentes de los Mossos y las unidades del CNP. El momento más complicado será el traslado de la comitiva desde la Estación de Francia hasta la Zona Franca, en el lado opuesto de la ciudad, que previsiblemente se haría por la Ronda Litoral.
El acto de la Estación de Francia empezar en las 10,30 de la mañana. Intervendrá el monarca, el delegado del Consorcio y uno de los premiados de la BCN New Economy Week. Todo ello durará media hora. A las 11h habrá acabado porque tres cuartos de hora más tarde, Felipe VI tendrá que estar en su visita privada en Incubadora de Empresas de Impresión 3-D de la Zona Franca. Allí no habrá prensa, sólo un pool institucional y, por lo tanto, sólo se dispodrán de las imágenes que proporcione la Casa Real y la Secretaría de Estado de Comunicación.
Denuncia de tres expresidents
Mientras en Catalunya se despliega la cápsula de seguridad que tiene que proteger a Felipe VI y Pedro Sánchez, en la Casa de la Generalitat en Perpinyà comparecerán los tres últimos presidentes del Govern. Torra, inhabilitado la pasada semana para negarse a retirar la pancarta de apoyo a los presos políticos durante la campaña electoral de las generales; Puigdemont, apartado del Gobierno en aplicación del artículo 155; y Mas, condenado a inhabilitación por haber organizado la consulta del 9-N del 2014.
Será la primera vez que comparecen juntos en rueda de prensa. Los tres presidents se proponen denunciar la represión del Estado y lo harán desde la Catalunya Norte porque Puigdemont se puede mover con libertad por Europa pero no puede pisar territorio español, dado que continúa vigente la orden de busca y captura contra él, después que el Constitucional denegó el pasado 11 de septiembre la suspensión. Asimismo, los presidents dejarán clara sus críticas al papel institucional que ha asumido la Corona, que ya abordó Puigdemont este fin de semana en una entrevista en ElNacional.cat.
Tensión institucional
La tensión política entre Catalunya y la Casa Real se disparó a raíz del discurso que el 3 de octubre del 2017 protagonizó el monarca después del referéndum independentista del 1-O y de las cargas policiales. Desde entonces, el Govern ha decidido que no participaría en actos de la Casa Real -de hecho, la consellera de Presidència, Meritxell Budó, aseguró el martes que no participaría en ningún acto donde estuviera presente el Rey- y muchos ayuntamientos catalanes le han declarado persona non grata.
Desde aquel momento, la Casa Real no ha podido convocar la entrega de los premios Princesa de Girona en el Auditorio de aquella ciudad porque el consistorio se ha negado a ceder el espacio. La última vez que se convocó este acto en las comarcas gerundenses, la edición del 2018, la Casa Real tuvo que recurrir a un espacio de banquetes de los hermanos Roca en Vilablareix. El año pasado se celebró en Barcelona, con la Avenida Diagonal cortada durante horas, en plenas protestas por la condena del Supremo contra los líderes independentistas.
La última visita del Rey a Catalunya fue el pasado 20 de julio, en medio de una ronda organizada por la Casa Real a todas las autonomías una vez superada la primera oleada de la pandemia. Los monarcas tuvieron que cambiar en el último momento el programa y el día del viaje, previsto inicialmente a Barcelona y Figueres, y finalmente optaron por una visita relámpago al Monasterio de Poblet, sin discursos ni ningún tipo de contacto con la calle. Y, como siempre, en medio de protestas y un clamoroso vacío institucional.