Felipe VI ha visitado Catalunya dos veces durante el último año, desde que estalló la pandemia del coronavirus. Y fue como fue. El pasado julio, en el marco de un tour por todas las comunidades después de la primera ola, pisó el monasterio de Poblet. Inicialmente también tenía que visitar Barcelona, pero acabó decayendo ante las protestas que se preparaban. Sí que visitó la capital catalana el pasado octubre, para presidir al lado del presidente Pedro Sánchez la entrega de premios de la primera edición de la Barcelona New Economy Week. Lo tuvo que hacer en medio de protestas y con un importante dispositivo de los Mossos d'Esquadra. Hoy no será una excepción: al monarca le esperará el movimiento civil independentista.
Hoy tanto Felipe VI como Pedro Sánchez vuelven a pisar Catalunya. Lo harán para visitar la planta de SEAT en Martorell. La visita tenía que tener lugar el pasado diciembre, pero la cuarentena del presidente español, por haber estado en contacto con el positivo Emmanuel Macron, obligó a aplazarlo en la agenda. Una vez más, no asistirá ningún representante del Govern de la Generalitat. Nuevo plantón al monarca español para expresar su rechazo a la institución.
El contexto donde llega esta visita es explosivo para la monarquía, más allá de las elecciones catalanas. La onda expansiva llega desde los Emiratos Árabes Unidos, donde se encuentra fugado el rey emérito desde el pasado agosto. Los escándalos van estallando día tras día. Juan Carlos ya ha realizado dos regularizaciones fiscales, de dinero previamente defraudado a la Agencia Tributaria, que no había abierto ningún expediente contra él a pesar de las numerosas informaciones públicas. La última regularización, de hasta 4,4 millones de euros por los viajes y servicios recibidos de la Fundación Zagatka, de su primo lejano Álvaro de Orleans. Está en el foco de la Fiscalía de Ginebra y probablemente también estará pronto en el de la Fiscalía del Tribunal Supremo.
Por si esto fuera poco, las hermanas de Felipe VI, las infantas Cristina y Elena, también han hecho gala de sus privilegios. Según revelaba el martes el diario El Confidencial, aprovecharon una visita a su padre, en Abu Dabi, para vacunarse antes de tiempo. Si se hubieran esperado en España, probablemente habrían tenido que esperar algunos meses más antes de inmunizarse. Las infantas tuvieron que hacer un breve comunicado, que no les dejaba en mucha mejor posición: "Se nos ofreció la posibilidad, a la que accedimos. De no ser por esta circunstancia, habríamos accedido al turno de vacunación en España, cuando nos hubiera correspondido". Dejó más dudas que otra cosa, después de que la embajada de Emiratos Árabes dijera que sólo vacunan nacionales y que pagar por ellas es ilegal.
La única respuesta ha venido de parte del independentismo y el soberanismo en el Congreso de los Diputados, a la que se ha acabado sumando Unidas Podemos. Todos estos grupos registraron ayer una doble petición de comparecencia, tanto de Felipe VI como de Pedro Sánchez, para dar explicaciones de los escándalos continuados de la casa real. Como es habitual ya, ha sido el PSOE quien ha corrido a rebajar las expectativas, asegurando que eso no es legal. Una vez más, los socialistas unirán sus votos al PP y la extrema derecha de Vox para frenar la iniciativa en la Mesa el martes que viene. Lo mismo harán con la séptima comisión de investigación registrada sobre la monarquía.
Con todo este contexto, en plenas protestas por la libertad de expresión y con la Fiscalía que no detiene la persecución independentista, el Rey llega hoy a Catalunya. Entidades como Òmnium Cultural, la Assemblea Nacional Catalana y los CDR han convocado esta mañana en torno al complejo de SEAT en Martorell para gritar que "Catalunya no tiene rey".