El rey Felipe VI ha mantenido el gesto avinagrado que ya mostró este jueves en la reunión protocolaria con la presidenta del Congreso, Francina Armengol, para comunicar la investidura exitosa de Pedro Sánchez: en la toma de posesión del cargo del revalidado presidente español en la Zarzuela, Felipe VI se ha mostrado distante y serio, en contraposición a un Sánchez risueño: un gesto que, siendo como es la Casa Real una institución en la cual nada se deja al azar y toda comparecencia pública está mesurada al milímetro, puede interpretarse como una expresión de disconformidad con la investidura del líder socialista, que reanuda el cargo en la Moncloa con el apoyo del independentismo catalán, con una polémica ley de amnistía al procés, y con toda la bancada derechista y ultraderechista del Congreso haciendo una oposición feroz.

Una compleja y exaltada situación política en el Estado español que, además, ha costado muchos reproches de la derecha y extrema derecha española hacia el rey Felipe VI: durante las manifestaciones en Ferraz y en torno al Congreso de los Diputados a lo largo de estas dos últimas semanas, se ha convertido en uno habitual sentir cánticos contra el rey para "permitir" el "golpe de estado de Sánchez", los pactos con el independentismo o la amnistía, con un amplio grupo de fascistas y neonazis en las calles de Madrid que exigen Felipe VI que actúe defender "la unidad de la patria". "Felipe, masón, defiende tu nación" o "Felpudo VI" son algunos de los mantras que han gritado estos días en Ferraz.

Rígido, callado y serio

En el acto de promesa del cargo, que ha durado muy poco, se ha visto un Felipe VI serio, que entra a la sala de audiencias sin mirar hacia Sánchez, mientras este espera en un lado de la estancia. El rey se ha dirigido directamente a saludar a las autoridades del Estado presentes, entre ellos la presidenta del Congreso, Francina Armengol, el presidente del CGPJ en funciones, Vicente Guilarte, y la ministra de Justicia en funciones, Pilar Llop. Después, con cara de manzanas agrias, Felipe VI ha esperado que Sánchez se acercara a hacer el juramento del cargo y cuando el presidente socialista lo ha hecho un saludo en forma de reverencia, Felipe VI se ha mantenido quieto, serio y bien rígido y no ha tenido ningún gesto en respuesta. Quizás se vislumbra una ligerísima inclinación de cabeza, pero con el gesto avinagrado. De igual forma, cuando Sánchez ha acabado de recitar el texto protocolario y lo ha vuelto a saludar. Después, antes de la foto de grupo, ha sido Sánchez quien se ha avanzado a alargarle la mano, y, estando quietos uno al lado del otro mientras se hacían las fotos, no se han dirigido la palabra ni ha habido ningún gesto de proximidad. Felipe VI, todo el rato, con cara seria.