El Rei Felipe VI aterrizará este jueves en Catalunya, por segunda vez en una semana, para entregar los premios Princesa de Girona en una de las visitas oficiales más tensas que el monarca habrá protagonizado durante su reinado. El Rey llegará acompañado de la reina Letizia y del ministro Pedro Duque. No habrá ningún representante del gobierno catalán ni de los responsables de los consistorios que visitará.
Declarado persona non grata por el Ayuntamiento gerundense, que ha dejado claro que no piensa cederle más el Auditorio de la Feria de la ciudad para la entrega de los premios, Felipe VI ha tenido que buscar refugio en un centro privado de Vilablareix, el Espai Mas Marroch, de los hermanos Roca.
También el alcalde de este municipio ha dejado claro que el monarca no es bien recibido por su consistorio, como lo ha comunicado el responsable del Ayuntamiento de Caldes de Malavella donde al día siguiente se celebra la segunda jornada de los premios, con el encuentro anual Rescatadores de talento.
De hecho, esta noche, a la misma hora que intervendrá al Rey, está previsto que en Caldes de Malavella se inaugure la plaza 1 de Octubre y se proyecte un vídeo con un mensaje del president Carles Puigdemont.
Esta será la primera visita del monarca después de que el president de la Generalitat dejó claro el viernes de la semana pasada que acudiría a la inauguración de los Juegos Mediterráneos para no dar la espalda en un acontecimiento muy importante para la ciudad de Tarragona, pero que aquel sería el último acto que ningún miembro del Govern compartiría con el monarca.
Aparte de anunciar que no acudirían a más actos donde estuviera presente el Rei ni le invitarían a ningún acto organizado por la Generalitat, el president anunció que renunciaba a la vicepresidencia de los premios princesa de Girona.
Torra argumentó en una declaración institucional que "40 años después del fin del franquismo se sigue persiguiendo a personas por su ideología aunque sea escrupulosamente pacífica y democrática". Reprochó que "el rey de España no ha pedido perdón", desde que compareció el 3-O después de la represión contra el referéndum con "una violencia que causó un millar de heridos y ante la cual no ha tenido ni una sola palabra de apoyo ni consuelo a ellos ni a sus familias".
Todo se produce en un momento en que la popularidad del monarca está bajo mínimos en Catalunya y cuando el relevo del gobierno del PP y la voluntad de diálogo expresada por Pedro Sánchez, ha dejado situado al jefe del Estado en una de las posiciones más hostiles ante el ejecutivo catalán y el independentismo.
En este contexto, el discurso que pronuncie Felipe VI en el acto de entrega de los premios, se situará como a termómetro para calibrar cuál será a partir de ahora la estrategia de la Casa Real en relación al pulso político independentista.