El presidente del Parlament, Roger Torrent, será el número tres de la lista de ERC para la circunscripción de Barcelona en las próximas elecciones del 14-F.
Así lo ha anunciado este martes el vicepresidente y candidato de ERC a la Presidencia, Pere Aragonès, en una visita a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell en la cárcel de Wad-Ras, acompañado de Torrent y de la número dos por Barcelona, Laura Vilagrà.
Torrent ha dicho que para él es un honor ocupar ese tercer puesto y, preguntado por si querría seguir siendo presidente del Parlament, ha asegurado que su prioridad es "sumar esfuerzos" al proyecto de ERC.
Según él, los republicanos tienen dos objetivos principales ante las elecciones del 14-F: salir de la crisis de la Covid-19 "por la izquierda", y poniendo la vida en el centro de las políticas públicas, y construir la que ha calificado como Catalunya postcovid.
Torrent se ha comprometido a trabajar por la justicia y la libertad de Catalunya, en sus palabras, y ha añadido que su voluntad es "mirar hacia afuera, más allá del propio ombligo independentista".
Amnistía y Forcadell
Tras haber visitado a Forcadell en la cárcel, ha defendido que la expresidenta del Parlament "encara en sí misma todos los valores" republicanos que defiende y ha argumentado que es por eso que está en prisión.
Ha sostenido que una ley de amnistía es la mejor opción para los dirigentes independentistas condenados por el 1-O, aunque ha reconocido que el camino hacia ella "no es fácil".
Y ha afirmado que los presos merecen que se continúe luchando por la amnistía y la determinación, "y no hacerlo desde falsos atajos ni aportando discursos vacíos".
Demòcrates
Sobre la ruptura con Demòcrates de Catalunya anunciada por ERC, Torrent ha dicho que le "enorgullece", y que la formación ha sido muy clara no solamente en sus palabras sino que también con los hechos.
"Al fascismo se le combate siempre, de forma nítida, sin matices", ha reflexionado, y ha añadido textualmente que no hay que reunirse con la extrema derecha, sino confrontarla.
En este sentido, ha argumentado que confía en que las instituciones puedan frenar el auge que la extrema derecha suele experimentar en contextos de crisis, y que marquen "la línea roja que nunca se puede sobrepasar".