El entusiasmo de una Meridiana desbordante y reivindicativa embriagó el viernes la campaña del 27-S. Y, evidentemente, al día después llega la resaca.

Cada candidatura ha digerido la jornada como ha podido. Junts pel Sí no ha dudado en subirse a la ola del entusiasmo que desplegó la manifestación independentista, pero con llamamientos a la prudencia.

En el extremo contrario, desde el PP, Cristina Cifuentes, ha atizado la polémica tildando “aquello” del viernes de “espectáculo vergonzoso”.

A pesar del éxito de la manifestación, el discurso de Junts pel Sí y la CUP han insistido en que el resultado se decidirá en las urnas. Artur Mas se ha encargado de reiterar este mensaje, como ya hizo al acabar la manifestación. Ha advertido, en Barcelona, que sería un “error monumental” considerar que las elecciones están ganadas ya que la movilización se tiene que traducir en las urnas. Un exceso de confianza podría resultar peligroso para una candidatura que, como insistía esta semana la encuesta del CIS -demasiado cocinada, según Público-, no llega a la mayoría absoluta de los votos.

El PP confía de nuevo en la mayoría silenciosa. Este es el mantra habitual cada vez que el independentismo llena las calles y, para invocarlo, el candidato Xavier García Albiol ha citado en Barcelona a los presidentes autonómicos del PP, liderados por la madrileña Cristina Cifuentes y el gallego Alberto Núñez Feijóo. “Los que no quieren romper con España también existen, igual que muchos que quieren seguir siendo catalanes y españoles”, ha subrayado García Albiol. El del PP ha sido, de nuevo, un llamamiento directo a los votantes catalanes que tienen su origen en la inmigración.

Los socialistas catalanes han planteado su campaña con el claro propósito de mostrar el respeto hacia la gente que decidió manifestarse en la Meridiana. Y también hacia los que no estaban ahí. El PSC, que ha contado con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha repartido su crítica entre el desafío de Mas de incumplir las leyes y el “inmovilismo” del gobierno de Mariano Rajoy.

La Diada también ha dado a Ciutadans munición para cargar contra sus rivales directos en estos comicios, PP y PSC. "¿Quién defiende ahora los intereses reales de los catalanes ante el Gobierno español? Desdichadamente, nadie”, concluyó Inés Arrimadas en un acto en Girona, territorio que no le es especialmente propicio y donde ha intervenido acompañada de Albert Rivera.

Entre ambos discursos suena la voz de Catalunya Sí que es Pot. La candidatura de Lluís Rabell renunció a participar en la Diada por considerar que estaba instrumentalizada por Junts pel Sí, pero tampoco se resigna a quedar alineado con las voces críticas con la concentración. Por este motivo, no ha dudado en replicar a la presidenta madrileña: “Hay más democracia en las calles de Barcelona que en la boca de la señora Cifuentes”, ha dicho desde Sant Carles de la Ràpita.

Unió ha insistido en proclamarse abanderada del catalanismo moderado, mientras la CUP, en referencia a las declaraciones del líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha rechazado el intento de situar el debate soberanista en clave de fractura por razón “de origen y apellido”.