Daniela espera el bus que la devolverá en casa después de dedicar la mañana de un soleado sábado de noviembre a limpiar una planta baja de Massanassa, uno de los municipios más afectados por la DANA que el 29 de octubre arrasó el Horta Sur y otras zonas de los alrededores de València. Va bien equipada, con unas botas de agua sucias de barro y ya ha tirado los guantes y la mascarilla que ha utilizado para protegerse de cualquier infección, siguiendo las indicaciones sanitarias. Tiene 20 años, es de Alacant, pero estudia Historia en València y se ha desplazado hacia este pueblo de unos 10.000 habitantes donde dos semanas después de la riada todavía hay mucho trabajo por hacer. Está agotada, tal como explica a ElNacional.cat, pero satisfecha con el trabajo hecho. Uno de sus dos amigos con quienes ha hecho los siete kilómetros que separan Massanassa de la capital ha quedado, porque todavía tenía fuerza para seguir ayudando.

🔴  DANA en València, DIRECTO | Última hora de las inundaciones, muertos y desaparecidos

Daniela ha cruzado, como ya hizo el fin de semana pasado para ir a Paiporta, la ya renombrada como Pasarela de la solidaridad, que pasará a ser su nombre oficial según ha acordado el Ayuntamiento de València, por donde caminan los centenares y miles de voluntarios que cada día (especialmente los que no son laborables) quieren aportar su granito de arena. Aparte de la terrible destrucción que ha supuesto la gota fría de finales de octubre, con más de 200 muertos y todavía una cincuentena de desaparecidos, si una imagen ha dado la vuelta al mundo es la respuesta social, no solo con donaciones de comida, utensilios y dinero sino también con los desplazamientos de gente de todas partes que ha ido a València a ayudar, en medio de la falta de coordinación de las autoridades que retrasó la llegada de efectivos.

"Overbooking" de voluntarios en zonas muy estrechas

De hecho, este yugo alicantino utiliza el término overbooking para referirse a la gran cantidad de voluntarios que esta mañana del sábado estaban en Massanassa. "Al final, entre la maquinaria, los restos, el barro y la gente, acabas molestando más que otra cosa", lamenta, reclamando un poco más de organización para que los esfuerzos de esta multitud que cruza la "Pasarela de la solidaridad" sean realmente efectivos y no contraproducente y complique las tareas de limpieza.

Mientras lo explica de vuelta dentro de un autobús hasta encima de voluntarios que conecta la pasarela con el centro de la capital, una vecina de Sedaví la escucha y coincide en que hay falta de organización pero que eso no quiere decir en ningún caso que los ciudadanos no estén agradecidos a la gente que les viene ayudar: "Sin ellos, no sé cómo estaríamos", comenta, mientras explica orgullosa que su hija adolescente también fue con sus amigas a limpiar bajos. Esta mujer trabaja en un restaurante de comida rápida y se quedó atrapada durante horas, en las que llegó a sufrir por su vida, según detalla. Cuando pudo salir del establecimiento, recuerda estar congelada e intentar encender una hoguera para poder entrar en calor

Silencio, agotamiento y conciencia de ser pueblo

En la pasarela más famosa de València, que atraviesa por encima el nuevo cauce del Túria construido después de unas inundaciones en los años 50 del siglo pasado, aparte de las marcas que dejan las botas de agua enfangadas, destaca el silencio. Quien se dirige en dirección a los pueblos más afectados comenta la jugada, sonríe o incluso se hace alguna foto para tener de recuerdo. Pero quien vuelve lo hace prácticamente en silencio, sucio  y un poco asustado por el trabajo que todavía falta para hacer. ·Es que la gente está muy cansada. Sacas un bidón lleno de barro hasta arriba y ves que casi no se nota. Y ahora todavía es peor porque el barro se ha endurecido y costa todavía mucho más de retirar", reflexiona Daniela.

En las barandillas de este paseo se mezclan las frases de agradecimientos a los voluntarios, citas de Vicent Andrés Estellés ("Allò que val és la consciència de no ser res si no s'és poble") y también de carteles convocando a los voluntarios a participar en la manifestación para pedir la dimisión de Carlos Mazón esta tarde en València, convocada por la izquierda independentista y el valencianismo político. En estos carteles, Mazón aparece señalado como "criminal" y Pedro Sánchez como su cómplice por no haber tomado el mando de la situación. Aunque inicialmente eran muchos los que creían que era demasiado pronto para convocar una manifestación para pedir responsabilidades políticas, los últimos acontecimientos han acorralado el president de la Generalitat Valenciana, y se espera que el acto sea multitudinario.