El alcalde de Caldes de Malavella (Selva), Salvador Balliu, deja el cargo y abandona la política activa después de 26 años porque cree que es "el momento de cerrar etapa". Balliu ha afirmado que no ha tomado la decisión por "ningún motivo económico ni personal" sino porque "ya tiene suficiente" y considera que ha llegado el momento de dejar paso. "Podría esperar a finales de mandato, pero no quería llegar porque siempre he pensado que cuando tuviera suficiente lo dejaría; no me mueve ningún motivo económico ni personal y ha sido un privilegio haber podido servir al pueblo durante todos estos años", subraya. En una publicación en las redes sociales Balliu ha asegurado que "Caldes de Malavella es mi pueblo, y me siento profundamente honrado haber podido servirlo como alcalde".
De todo su paso por el consistorio de Caldes ha destacado haber conseguido sacar adelante la nueva escuela y el instituto, y también agradece "todo el apoyo" que recibió a raíz del episodio con los okupas. El alcalde renunciará al cargo en un pleno extraordinario el próximo 28 de marzo, y Junts, que gobierna en minoría, propondrá que el relevo|relieve sea el primer teniente de alcaldía, Sergi Mir. Su acta la ocupará Pere Oliveras, que ya había sido concejal con él durante el primero y el segundo mandato en que Balliu también lo era.
14 años en la alcaldía de Caldes
Salvador Balliu hace 26 años que forma parte del mundo de la política y 14 que ocupa la alcaldía en Caldes. En 1995 entró de concejal en el consistorio, bajo las siglas de CiU, y estuvo hasta el 2007. Después de las elecciones municipales del 2011, ocupó el cargo de alcalde, y desde entonces lo ha revalidado en todas las elecciones. Durante 10 años, entre el 2003 y el 2013, fue presidente del Consell Comarcal de la Selva. Además, ha formado parte del consejo de dirección de la empresa SUMAR, del Patronat de Turisme Costa Brava Girona y ha sido presidente de Nora S.A. (la empresa que gestiona la recogida de residuos en la comarca).
Balliu se define como un alcalde de los "de toda la vida", y como ejemplo, explica que cada día sale de casa media hora antes de entrar al Ayuntamiento, porque está acostumbrado al contacto tú a tú con los vecinos. "Es momento de dar un paso al lado y tomar una de las decisiones personales más importantes de mi vida", insiste. "Cierro una etapa para empezar otra porque después de todos estos años, también me lo merezco", explica Balliu, diciendo que a partir de ahora se dedicará a su empresa y que, sobre todo, lo que más echará de menos será "el día a día".
Salvador Balliu, que ya ha hecho saber la decisión al resto de grupos del consistorio, ha destacado que siempre se ha sentido "muy apoyado" durante todos estos años. "He recibido apoyo de los míos, del personal del ayuntamiento y de la gente del pueblo," subraya, poniendo el acento en que "un alcalde pasa un examen cada cuatro años, y que la gente te vuelva a dar confianza ha sido importante tanto para mí como para mi equipo".
Las aportaciones al pueblo
El alcalde se marcha dejando un ayuntamiento "saneado y con un endeudamiento bajo". De todos estos años, destaca haber conseguido la construcción de la escuela nueva, la Benaula, y el instituto. Y aquí, recuerda que el consistorio hizo una donación "a fondo perdido" de medio millón de euros al Departament para que sacara adelante las obras. El alcalde de Caldes admite que, durante todos estos años, han pasado "muchas anécdotas" y tanto "cosas buenas como malas", pero que siempre se han superado "con nota alta". No esconde que el episodio en que amenazó unos ocupas con un hacha, y que acabó con un juicio en que lo absolvieron, "lo afectó anímicamente". Pero también agradece "el gran apoyo" que recibió ante lo que era "una injusticia". "Al cabo de doce horas me dijeron que ya podía terminar, pero en realidad el afectado y el amenazado fui yo, porque me ocuparon la casa después de mucho sacrificio", explica Balliu, subrayando que el episodio sirvió para que, a través de su persona, se pusiera de relieve "un problema".