Sin ningún rival interno, Salvador Illa i Roca (la Roca del Vallès, 1966) espera ser reelegido primer secretario del PSC a en el pròximo congreso del partido, el 15, 16 y 17 de marzo. También espera convertirse en presidente de Catalunya, si bien, prudente como es por naturaleza, recuerda que la última palabra la tomarán los ciudadanos. Illa ha concedido una entrevista a ElNacional.cat la misma semana que el president Pere Aragonès ha ejecutado una mini-remodelación del Govern en clave preelectoral. En la conversación, emerge la amenaza de la sequía, la negociación de los presupuestos, la atracción de empresas e inversiones, el informe PISA, el futuro de la amnistía ante el asedio judicial a gobierno Sánchez y los posibles pactos postelectorales, si, como vaticinan las encuestas, Illa puede formar gobierno después de las próximas elecciones. También, el complejo debate sobre la inmigración y la percepción de inseguridad ciudadana ligada a determinados colectivos. Ante cualquier tema sobre la mesa, la divisa del dirigente socialista es clara: "acordar, acordar y acordar".
—Señor Illa: usted ha denunciado esta semana que el Govern está en modo electoral. ¿Luego ya estamos en campaña?
—No estamos en campaña propiamente dicha. Es verdad que ha habido un cambio de gobierno, que yo respeto, pero que ha sido un poco repentino. La secuencia de cómo se ha producido es muy reveladora y delatadora. Hay un consejo nacional de Esquerra Republicana, que nombra candidato el señor Aragonès: ya, de entrada, es un primer signo, digamos, extraño, o que a mucha gente le ha provocado extrañeza, en el sentido que si uno es presidente y es reconocido como presidente, no tiene necesidad que sea nombrado candidato. Y, días después, hay un cambio de gobierno, con la única cuestión relevante que se incorpora al director de campaña [de ERC], que es el señor Sabrià, como viceconseller. No se entiende por qué no lo hacen conseller; no se entiende mucho. La propia secuencia: candidato, cambio de gobierno... parece que el cambio de gobierno esté más pensado para las necesidades del candidato que para las necesidades de un presidente que no es reconocido como presidente.
En medio de una sequía, cuando estamos en la cola en educación, cuando estamos en la cola en energías renovables... no me parece que sea lo más adecuado. Lo respeto, pero tengo la obligación de decirlo tal como lo pienso y a partir de aquí nosotros seguiremos haciendo lo que hemos hecho hasta ahora, construir una alternativa con mano tendida. Las elecciones serán cuando toque o cuando el señor Aragonès decida, cuando el señor presidente Aragonès decida, pero lo que tenemos que pedir al Govern es que gobierne, no que haga campaña.
—El PSC está negociando los presupuestos de la Generalitat tal como hizo la vez anterior. ¿No cree que si ustedes dan apoyo a estos presupuestos partiendo de la posición crítica que tienen, que es muy crítica, refuerzan al president y al Govern en la carrera electoral?
—Yo no quiero que los platos rotos de todo esto los pague Catalunya, los pague el país, y por lo tanto pienso que sería mucho peor que Catalunya no tuviera unos presupuestos que no que al final hubiera unos presupuestos acordados y negociados. Tenemos la voluntad de que las cosas vayan bien, de tener mano tendida, de no hacer que la falta de acción del gobierno la pague la sociedad catalana.
Y no utilizaría yo la palabra negociación para referirnos a nuestra relación en este momento con el Govern en los presupuestos, y sí que hablaría de conversaciones. Es verdad que se han intensificado, quiero que haya presupuestos en Catalunya, no quiero desestabilizar nada, lo que pido es que el gobierno gobierne. Y hemos dicho siempre lo mismo, escuche: cumplamos los acuerdos a que llegamos en el 2023 y abramos unas conversaciones que veremos si pueden pasar al estadio siguiente de negociación.
Yo preferiría que hubiera presupuestos, claramente sí. ¿Por qué? Porque no quiero que en Catalunya los diferentes sectores, el sector educativo, el sector sanitario, el sector académico, el sector científico, el sector deportivo, el sector cultural, tengan que pagar las carencias de un gobierno que a mí me parece que no está a la altura de lo que necesita en este momento el país.
Preferiría que hubiera presupuestos, claramente sí. No quiero que Catalunya tenga que pagar las carencias de un gobierno que no está a la altura de lo que necesita el país
—Ustedes pidieron e hicieron de ello condición sine qua non el 2023, entre otras cosas, que se sacaran adelante las inversiones del Hard Rock, la B-40 y la ampliación del aeropuerto de El Prat. No parece que se haya avanzado mucho...
—Es lo que estamos viendo. En algunas cosas se ha avanzado, en otras no. Por ejemplo, el tramo del cuarto cinturón de Abrera hasta Castellar del Vallès. Se tiene que hacer un convenio, es un encargo de gestión. Es verdad que se ha constituido la mesa entre gobiernos por la mejora del aeropuerto... Fíjese usted, hoy [viernes] hemos tenido una noticia del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas...
—...el presidente Pedro Sánchez ha anunciado una inversión de 2.400 millones de euros en el aeropuerto de Madrid...
—...y aquí, a qué esperamos? ¿Por qué no podemos tomar estas decisiones que dependen de lo que decidamos nosotros? Catalunya necesita tener un gobierno que permita que toda la potencialidad del país, empresarial, académica, educativa, cultural, se pueda desarrollar con normalidad. Hay decisiones que no se toman quizás porque hay miedo a tomarlas, quizás porque es más cómodo no tomarlas, quizás porque, por criterios electorales, es mejor no incomodar a nadie y no decidir nada, y a mí me parece que vamos hacia atrás. Pues, efectivamente, a eso me refiero. Aquí habíamos acordado hacer una mesa: yo pido que se vaya con más celeridad y la decisión con el plan director urbanístico de Vilaseca i Salou para el complejo recreativo y turístico... y toda una serie de inversiones, por ejemplo, en materia de sequía. Yo pido explicaciones. Puedo entender que algunas cosas se hayan retrasado, puedo entender que haya cosas que hayan visto su calendario alterado pero que creo que lo mínimo que tenemos que hacer es pedir explicaciones de cómo están estas cosas. Y, también, apuntar las líneas de cara a los presupuestos de este año, si es que finalmente los podemos acordar. He señalado tres prioridades. Vivienda: quiero que haya una posibilidad de construir diez mil viviendas. Segundo capítulo, educación: hemos pedido un aumento de un 10% en materia de educación. Estamos en la cola de España...
—...los resultados del informe PISA fueron demoledores...
—...muy malos, muy malos. Es el resultado de diez años de desgobierno en Catalunya, y lo digo con todo el respeto hacia todo el mundo, pero al final estamos viendo las evidencias, los resultados de todo eso. Aquí tiene que haber un esfuerzo importante: vivienda, educación y seguridad. Plantearemos un decálogo con medidas de seguridad para hacer que los catalanes se puedan sentir protegidos por las instituciones y por los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Plantearemos un decálogo con medidas de seguridad para hacer que los catalanes se puedan sentir protegidos por las instituciones y por los cuerpos y fuerzas de seguridad
—¿Se sienten como el gobierno que realmente gobierna Catalunya? El otro día, el viceconseller Sergi Sabrià decía que ustedes tienen una especie de "governet alternativo para jugar los fines de semana"...
—Bien, cada uno tiene su estilo de hacer las cosas... Nosotros desde el minuto cero hemos intentado tomarnos muy seriamente nuestra tarea. Hemos hecho un gobierno alternativo, efectivamente. Hemos hecho muchas sesiones, hemos hecho casi un centenar de propuestas, las hemos trasladado al Govern, algunas de ellas han podido salir adelante, algunas otras no, y es la manera que tenemos de trabajar. Y lo hemos hecho con máximo respeto por el Govern, intentando ayudar en lo que hemos podido. Ahí está el resultado de haber conseguido renovar órganos que llevaban muchos años atascados, ahí está el resultado de una ley que regula el uso de las lenguas oficiales en la enseñanza obligatoria, ahí está el acuerdo de presupuestos del año pasado y es nuestra manera de hacer política. Se llama política útil. Algunos, a pesar de llevar bastantes años en la administración y haciendo política, no conocen este concepto y parece que no lo quieren conocer. Es igual, yo no entraría... Nosotros estamos en la política útil, que es ni más ni menos que entender la política como un servicio público.
A mí me hicieron un cordón sanitario y yo respondo con mano tendida. Nos dijeron que no querían saber nada de nosotros... yo respondo con un acuerdo de presupuestos. Nos dijeron que nosotros no pintábamos nada... y yo respondo dejando diputados para que puedan tener un grupo parlamentario en Madrid, tanto Esquerra Republicana como Junts per Catalunya. Política útil. Me importan los resultados de las cosas. Me importa que Catalunya no se quede atascada y progrese, es lo que estamos haciendo.
—¿Si Salvador Illa fuera ahora president de la Generalitat, cuál sería su primera decisión, su primera actuación, ante la amenaza de la sequía?
—La primera medida que tomaría sería acelerar con los mecanismos que permite la legislación todas las obras que se tendrían que haber empezado y tendrían que estar ejecutadas, reducir los trámites para mejorar la oferta de agua. La segunda cosa que haría sería una reunión con los cuatro presidentes de las diputaciones de Catalunya y con los principales alcaldes para establecer una colaboración eficaz; y mantener estas reuniones de forma sostenida en el tiempo, periódicamente. La tercera cosa que haría sería reunir a los presidentes de grupos parlamentarios del Parlament de Catalunya para pedirles ayuda y colaboración y ofrecer todo tipo de explicaciones y detallarles qué estamos haciendo. Y la cuarta cosa que haría sería reunirme con el sector, con las empresas que suministran agua, para establecer también un mecanismo de colaboración, para escucharlos, para poder sacar adelante con su colaboración todas las medidas. Y, naturalmente, no jugaría al ping-pong competencial con el gobierno de España, sino que intentaría establecer un marco también de colaboración. Bien, eso es lo que yo haría. Es lo que he aconsejado o lo que he sugerido que se haga y lo que estamos intentando ayudar a que pueda pasar.
Colaborar, colaborar. Si pedimos medidas que no serán sencillas a los ciudadanos, para el tejido económico del país, yo pido la misma proporcionalidad y que el Govern también se esfuerce. Y si puede hacer las cosas más rápido, que las haga. Y prepararnos para escenarios que no son agradables pero que nos podemos encontrar, como que pueda todavía alargarse unos meses más esta sequía que tanto nos está perjudicando.
La primera medida que tomaría contra la sequía sería acelerar todas las obras que se tendrían que haber empezado y tendrían que estar ejecutadas
—¿Hay que interconectar las cuencas, es decir, los sistemas del Ebro y el Ter-Llobregat?
—Yo creo que hay maneras de poder garantizar un suministro de agua sin necesidad [de hacerlo], es decir, en el marco de cada cuenca. Si se hubiera hecho, o se hace rápido lo que se tendría que hacer, que es apostar por el agua regenerada, por ampliar la capacidad de desalinización de agua, no sería necesario. En este momento lo que tenemos que trasladar a la ciudadanía es que haciendo las inversiones que se tendrían que haber hecho y que no se han hecho los últimos años, cada cuenca tendría recursos para poder hacer frente a una situación como la que estamos viviendo y para la que no estamos preparados.
—El último barómetro del CEO situaba al PSC como ganador de las próximas elecciones con una ventaja amplia. Eso sí, para conseguir la investidura tendrían que pactar, se tendrían que entender con alguien. ¿Pactará un gobierno? ¿Buscará gobernar en minoría si se confirma este pronóstico?
—Usted ha hecho referencia a una encuesta de un organismo oficial, que es el Centre d'Estudis d'Opinió, que efectivamente dibujaba una realidad electoral en Catalunya que para mi formación política es positiva, pero yo quiero ser muy prudente porque las cosas cambian mucho. No es lo que prioritariamente me ocupa en este momento. Estamos centrados en construir una alternativa e intentar ayudar para que las cosas vayan bien. Cuando sea el momento, nos presentaremos a la ciudadanía, explicaremos qué tendríamos que hacer e intentaremos tener el máximo apoyo posible y a partir de aquí veremos qué se tiene que hacer.
Estamos abiertos a acordar. Yo creo que un elemento definitorio de la política de esta década en toda Europa será la capacidad de acordar, llegar a acuerdos. Lo cual exige, en primer lugar, respeto: por la persona que tiene un proyecto político diferente al tuyo, que piensa diferente a ti, respeto, reconocimiento y respeto. La segunda, capacidad de escuchar y de proponer. Y la tercera, capacidad de buscar un mínimo común denominador. Creo que mi partido ha demostrado esta capacidad de acordar, lo hemos hecho en el ámbito municipal, supramunicipal, lo hemos hecho en otros ámbitos y por lo tanto yo estoy abierto a llegar a acuerdos. ¿Buscando qué? Buscando resolver los problemas que tiene Catalunya. Algunos de ellos requerirán de un acuerdo sea cual sea el resultado electoral y tenga el peso que tenga mi formación política. Pongo, por ejemplo, los acuerdos que hemos asumido para renovar cargos, pongo, por ejemplo, los acuerdos que hemos asumido para el uso oficial de las lenguas en la enseñanza obligatoria... son pactos amplios que van en una buena dirección.
—El alcalde de Barcelona, el señor Jaume Collboni, está abierto a la posibilidad de un gobierno municipal con Esquerra. ¿Este modelo sería trasladable a la Generalitat?
—No... ni sí ni no. El alcalde Collboni lo que tiene que hacer es pensar qué es mejor para la ciudad de Barcelona y buscar qué acuerdo le permite sacar adelante un programa acordado con quien acabe siendo su socio o sus socios. Y eso se tiene que hacer en clave de Barcelona, pensando en Barcelona, no en otras cosas. En otro momento, en Catalunya tendremos que hacer lo mismo. ¿Es posible llegar a acuerdos con Esquerra? Sí. ¿Es posible llegar a acuerdos con los comunes? Sí. ¿Es posible llegar a acuerdos con Junts per Catalunya? Sí. Yo no tengo ninguna fórmula predeterminada y creo que sería una falta de respeto a los ciudadanos tener ideas preconcebidas antes de que ellos se pronuncien en forma de una votación concreta el día que toque...
¿Es posible llegar a acuerdos con Esquerra? Sí. ¿Es posible llegar a acuerdos con los comunes? Sí. ¿Es posible llegar a acuerdos con Junts per Catalunya? Sí. Yo no tengo ninguna fórmula predeterminada
—Bien, hay quien piensa que los ciudadanos irían más seguros sobre lo que votan si los diferents partidos expresaran su tendencia u orientación de pactos poselectorales...
—Lo entiendo, pero yo creo que si un ciudadano analiza el comportamiento que ha tenido mi formación política en el ámbito de la política catalana estos últimos años, habrá visto que nosotros nos guiamos por nuestra propuesta política y que a partir de aquí, somos capaces de llegar a acuerdos. Siempre, es verdad, con una orientación progresista, intentando tener las cosas ordenadas. Somos un partido con voluntad de gobierno y un partido ordenado. No nos gusta dar golpes de timón ni ir a sobresaltos, nos gusta generar espacios de certeza para la ciudadanía, para el mundo económico, para el mundo cultural, para el mundo académico... Por ejemplo, hombre, yo estoy muy sorprendido, dolido, y eso sería un obstáculo importante, por ejemplo, a la hora de llegar al acuerdo, que haya gente que diga: si usted tiene una empresa y no regresa a Catalunya, pues yo le pondré una multa y lo amenazo... Esa no es la manera...
—Se refiere a la propuesta de Junts per Catalunya...
—Sí. Si lo hubiera dicho Esquerra habría dicho lo mismo. A nosotros nos gusta un respeto por el margen de libertad que tienen que tener los ciudadanos, las empresas, las universidades, las entidades.
Tenemos que generar un espacio de certeza y de seguridad para que regresen las empresas y las inversiones a Catalunya
—¿Cómo incentivaría usted el retorno de sedes empresariales en Catalunya?
—Generando un espacio de certeza y de seguridad. Generando eso, generando un espacio de certeza, de previsibilidad y permitiendo que todo el mundo tome las decisiones que crea que son mejores... su proyecto empresarial. Intentando quitar obstáculos. El otro día salía una noticia que a mí me gustó especialmente: un ayuntamiento, en este caso el de Sabadell, ha reducido el plazo para conceder licencias de obras a dos meses y medio, lo que tendría que ser un plazo habitual. Bien, este es el camino. Seguramente, si damos más facilidad a la hora de otorgar licencias de obras, si somos capaces de definir mucho mejor los horizontes administrativos, las empresas verán mucho mejor poder invertir en Catalunya. Es muy descorazonador, por lo que comento con empresarios y asociaciones empresariales, el 'ni sí ni no, no lo sabemos, ya lo veremos, usted presente...' No, eso no puede ser. Siempre, desde el marco del respeto a la legalidad, por supuesto: a los requisitos medioambientales, a los requisitos fiscales, no puede ser un aquí vale todo, ni es una subasta, pero tenemos que generar un marco de certeza.
—¿La Comunidad de Madrid es ahora más friendly con los empresarios y con las inversiones que Catalunya?
—A mí no me gusta ni mirar de reojo, ni comparar, pero aquí podemos hacerlo mucho mejor. Lo hemos hecho históricamente mucho mejor, mucho mejor. Hemos sido capaces de ir a buscar proyectos empresariales, de ofrecer un marco de certeza a quien quería instalarse en nuestro país para generar prosperidad y hemos podido atraer mucha generación de prosperidad. Y últimamente hemos perdido posiciones. Ya sé que me podrían decir: ha venido AstraZeneka, de acuerdo, pero lo podríamos hacer mucho mejor, lo tendríamos que hacer mucho mejor.
—Hay quien dice que al PSC se benefició en las últimas elecciones de los indultos a líderes del procés independentista. ¿Cree que la amnistía también les beneficiará ahora?
—Siendo muy sincero: creo que hay cuestiones que no se tienen que abordar con las encuestas al lado. Es al menos la manera en que yo he intentado practicar la política ya desde mis inicios en el ámbito de la política municipal. Hay cuestiones que se tienen que llevar a cabo desde la convicción y desde el convencimiento de que aquello es lo que se tiene que hacer, que es conveniente. A veces tienen un coste electoral, a veces no. Yo creo que estas cuestiones que usted menciona: indultos, amnistía... forman parte de este paquete de decisiones que se tienen que tomar desde el convencimiento. Nosotros necesitamos pasar página. Yo veo que la sociedad catalana ha pasado página a unos diez años que no son buenos. Cuando lo dije hace unos tres años, la gente me decía: ¿qué dices? Ahora lo ven, no son buenos: mire como estamos con la educación, mire como estamos con la sequía, mire como estamos con la energía renovable. Todo eso no funciona, es obvio, y lo podemos hacer mucho mejor, ¿no?
La gente dice, pasemos página de eso. ¿Y entonces, cómo se pasa página? Pues con generosidad. Con generosidad, intentando que la política vuelva al espacio de la política, que se preserve el espacio del poder judicial, para que la política vuelva a resolver temas que son políticos. Yo por eso he defendido estas medidas y creo -y lo digo con toda humildad, con respeto a las personas que no lo ven claro, que sé que las hay y que tienen sus razones- que si uno analiza con objetividad cómo están las cosas en Catalunya, desde el punto de vista de la convivencia, de la concordia, és obvio que si se quiere ser objetivo y uno no se quiere dejar cegar por lo que piensa, las cosas están mucho mejor hoy que hace un año, que hace dos o que hace tres.
Si los diputados votan la ley de amnistía, el Poder Judicial, que la tiene que aplicar y tenemos que respetar que la aplique, tiene que cumplirla
—¿Ante las maniobras judiciales que se están produciendo, sobre todo por parte del juez Manuel García-Castellón, no cree que hay riesgo que la amnistía embarranque en los tribunales?
—Yo soy un firme defensor de la separación de poderes. Las leyes, en una democracia consolidada, como es la democracia española, las tiene que hacer el Parlament o el Congreso de los Diputados. Es lo que se está haciendo. Hay una tramitación, una ley orgánica para la normalización política, social e institucional de Catalunya. Eso es la ley de amnistía, es el título de la ley, es el mejor resumen de la ley. Si los diputados la votan, no tengo ninguna duda que el Poder Judicial, que la tiene que aplicar y tenemos que respetar que la aplique, tiene que cumplir esta ley. Y si no, hay mecanismos para asegurarlo: el Tribunal Constitucional. Aquel que tenga dudas sobre la constitucionalidad de la ley, puede acudir y él dictaminará si es o no es constitucional. Tengo la convicción de que la ley que se ha presentado y con las enmiendas que se han incorporado, es una ley muy sólida, plenamente constitucional, pero si alguien tiene una duda hay un mecanismo para verificarlo. No tengo ninguna duda que el Poder Judicial acabará aplicando esta ley y no creo que convenga decir demasiado más cosas al respecto, más que expresar esta confianza y esta certeza.
—Junts per Catalunya votó la investidura de Pedro Sánchez gracias al acuerdo de la amnistía. ¿Eso abre un campo para una relación diferente entre el PSC y Junts?
—Yo tengo la mejor voluntad de tener una relación fluida con todas las formaciones políticas en el Parlament de Catalunya, excepto con Vox, que es un partido de extrema derecha, que ha venido a protestar, silbar e insultar a la sede de mi partido. Tampoco apruebo las pintadas de alguna de las formaciones que se integran en la CUP, pero en fin, yo con la CUP, también si puedo, no tengo ningún inconveniente en tener buena relación; pero con Vox, no. Con el resto, tengo la mejor predisposición, tenemos que tener relaciones. De hecho, en el ámbito municipal las tenemos, las tenemos fluidas. En muchos sitios gobernamos juntos, hay acuerdos. Hemos tenido acuerdos de gobierno también en otros espacios, recientemente, hay una relación. Y escúcheme, Junts per Catalunya tiene un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados porque el PSC le cedió diputados...
Usted me dice, hombre, pero si le hicieron un cordón sanitario... Bien, escúcheme, yo quiero tener relación con todo el mundo y no miro atrás. Si mirara atrás estaría atascado, embarrancado, en el 2017, miro adelante. Por lo tanto, a partir de aquí no depende solo de nosotros, lógicamente. Nosotros, en el ámbito parlamentario, tenemos relaciones con ellos, con Esquerra Republicana, con los comunes, con Ciudadanos, con el PP. En la política puedes tener proyectos muy diferentes, incluso en algunos ámbitos contradictorios, pero no creo que tuviéramos que perder nunca la capacidad de relacionarnos, respetarnos, intercambiar puntos de vista, escucharnos e intentar buscar el mínimo común denominador para hacer avanzar el país. ¿Cómo hubiéramos hecho, si no, para acordar una ley para renovar, por ejemplo, el consell d'administració de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, o la Sindicatura de Comptes, o la Sindicatura de Greuges? ¿Ha sido bueno o no eso, para el país? Yo creo que sí. Lo hemos tenido que hacer hablando. ¿Y lo hemos tenido que hacer hablando con quién? Con Junts. Eso es la democracia. Hablar con los que piensan diferente es casi más estimulante y más productivo que hablar solo con los que piensan como tú.
Yo quiero tener relación con todo el mundo y no miro atrás. Si mirara atrás estaría atascado, embarrancado en el 2017; miro adelante
—Ha hablado últimamente con el president Puigdemont?
—No. No he hablado. Hablo con las personas que representan a Junts per Catalunya en el Parlament de Catalunya, con unas personas que representan el partido, y con el señor Puigdemont no lo he hecho.
—¿Lo piensa hacer?
—De momento no lo tengo previsto, pero no tengo ninguna... En fin, de momento no lo pienso hacer. Él es una persona que está haciendo su tarea política en el Parlamento Europeo, tuvo un apoyo de unos ciudadanos, yo me relaciono con su formación política, con los portavoces de esta formación política en los ámbitos en que yo hago política.
—Desde hace dos semanas, El Nacional.cat y otros diarios han revelado toda una serie de maniobras muy graves desde el gobierno del PP (espionaje, fabricación de pruebas falsas...) contra personas muy determinadas del procés, lo que se ha denominado la Operación Catalunya. ¿Y, ahora, quién paga lo que se ha hecho?
—Efectivamente, las informaciones que se van conociendo, algunas de ellas con un apoyo fáctico relevante, son informaciones de comportamientos antidemocráticos, impropios de la democracia, que se han acabado con el gobierno socialista. Y que justamente se dan a la luz pública, aparecen a la luz pública y son objeto también de una comisión de investigación o lo serán en el Congreso. Son unas prácticas que por lo visto patrocinó el gobierno del Partido Popular, que yo condeno rotundamente y que son todo el contrario del que se tiene que hacer en un estado democrático respetuoso con los procedimientos, con las personas y con las maneras de pensar. Creo que soy contundente y claro con respecto a lo que digo, y a partir de aquí que actúe el estado de derecho. Ha habido algunas personas afectadas que han dicho que instarán la acción de la justicia; en algún caso, incluso también la Fiscalía ha actuado y es lo que tiene que pasar. Y digo que se llegue hasta el final en esta cuestión y en las que pueda haber que se parezcan a esta, en todo, que se llegue hasta el final, que es la única manera de depurar responsabilidades y acabar las cosas.
Las actuaciones del CNI [en el caso Pegasus] estaban amparadas en el ámbito de la legalidad, autorizadas por un juez en base a unos indicios
—Ha dicho, ciertamente, que todos estos indicios, todas estas pruebas, apuntan al gobierno del PP hasta el máximo nivel, hasta el nivel del presidente Rajoy. Pero también estas prácticas habrían continuado de alguna manera con el gobierno socialista, con el espionaje con el software Pegasus, que, entre otros, ha afectado al actual presidente, Pere Aragonès, cuando se estaba negociando la anterior investidura de Pedro Sánchez entre el PSOE y Esquerra Republicana...
—Yo creo que hay una diferencia. Las actuaciones que usted menciona estaban amparadas en el ámbito de la legalidad, autorizadas por un juez en base a unos indicios. Y, además, ha habido una voluntad de desclasificar los documentos para que se puedan aclarar. Por lo tanto, hay una diferencia. Yo creo que, quiero ser rotundo con eso, en ningún caso el gobierno de Pedro Sánchez, el gobierno socialista, ha actuado al margen de la legalidad. Tiene que pasar página a unas actuaciones y a unos momentos que no fueron buenos para Catalunya, en los que también, por parte de algunas personas, se vulneró el marco de convivencia. Hay que mirar adelante, y si alguna cosa es dudosa, aclararla. Yo no tengo ningún inconveniente y lo defiendo.
—Volvemos al escenario de los próximos meses del que hablábamos al principio. Hay un debate sobre la inmigración, en toda Europa se está hablando. Aquí también. ¿Cómo afronta el PSC, este debate? ¿Hay un problema con la inmigración en Catalunya?
—Es un debate, un asunto que no tenemos que rehuir. Si usted me dijera: resuma su pensamiento y el pensamiento de su formación política de una forma breve al respecto, yo resumiría con una afirmación, con una sentencia, con una frase, que es la siguiente: acoger lo que es diferente e integrarlo en tu sociedad, no solo no pone en riesgo tu identidad, sino que la refuerza. Catalunya en buena parte es eso. La historia de Catalunya es eso. Es capacidad de acoger, capacidad de integrar, y eso no solo no ha puesto en riesgo la identidad de Catalunya, la lengua, la cultura, sino que la ha reforzado y la ha enriquecido. Y eso es lo que tenemos que hacer. Y efectivamente, nuestra sociedad es una sociedad envejecida, la catalana, la española y la europea, con unos niveles de bienestar mucho más altos que otras zonas del mundo, a veces mucho próximas geográficamente, y con atractivo [para vivir].
Europa es un imán, la gente quiere venir a Europa. Entonces, lo que tenemos que hacer es ser capaces de regular eso. No podemos decir aquí que venga todo el mundo, no puede ser; regularlo y acoger, e integrar. Y eso no pondrá en riesgo nuestra identidad, al contrario, la reforzará y la fortalecerá. Y es un reto que, además, se tiene que abordar a nivel europeo. En las últimas semanas de la presidencia rotatoria española del Consejo Europeo se aprobaron 4 o 5 reglamentos en esta materia. ¿Hay un camino al margen de Europa? No. El Reino Unido salió de Europa en el 2016. Uno de los argumentos que se utilizaba era, aparte del económico, que no ha funcionado, decir que controlarían las fronteras: somos una isla y controlaremos las fronteras. Y han tenido más inmigración que nunca en el 2023. Es un asunto que requiere una mirada europea, pero que también entonces tiene que declinarse en cada estado, en cada comunidad autónoma y en cada municipio. Y por lo tanto tiene que ser una política muy coordinada. Pero el núcleo, es este: acoger para integrar, y eso no solo no pone en riesgo la identidad, sino que la refuerza.
—Pero ha dicho también "regular la inmigración".
—Regular. Y, además, también: 'usted viene aquí porque huye de un espacio de inseguridad'. El otro día hicimos una reunión del grupo parlamentario, en el marco del gobierno alternativo de Catalunya, ese que le gusta tanto al señor Sabrià, y un diputado de mi grupo, Ernesto Carrión, persona magnífica, dijo: 'no lo olviden ustedes, muchas de las personas que vienen aquí vienen buscando seguridad porque huyen de países dónde no tienen la garantía de su seguridad'. ¿Tiene usted los derechos que tenemos todos aquí? Sí, y también las obligaciones. Por ejemplo, respecto de la igualdad con la mujer, respecto de lo que se puede hacer en el espacio público, respecto de las obligaciones fiscales, a veces se viene de lugares en que no se paga... no, aquí sí.
Por lo tanto, los mismos derechos, mismas obligaciones, pero lo que creo que es más nuclear, insisto, y estoy convencido de que es lo que piensa la mayoría de ciudadanos de Catalunya: acoger, integrar y, por lo tanto, dar facilidades para que seas un refuerzo a nuestra identidad. Algunos dicen que la ponen en riesgo. Yo digo no, no la ponen en riesgo. La refuerza, y además es nuestra manera de ser, es un rasgo identitario de la historia de Catalunya.
—Cuestiones de identidad. Usted sabe que hay mujeres de confesión musulmana que van por la calle con la cara tapada, no sabemos si por libre voluntad o por imposición. ¿Qué piensa de ello?
—He sido muy claro. Aquí hay un marco de derechos, garantizado por la Constitución, por el Estatut de Autonomía, por todo el corpus legislativo y que sirve para todo el mundo. Usted tiene derecho, si no vulnera las leyes, a vestir como le parezca oportuno, tiene unos derechos que nadie le puede quitar. Y si alguien dice: no, escuche, yo, en fin, no quiero respetar eso, pues no, aquí se tiene que respetar la igualdad hombre-mujer, y se tienen que respetar los derechos de una esposa, o de una hija, o de una familiar, rece lo que rece, rece al dios que rece, piense lo que piense, tenga el origen que tenga. Con eso tenemos que ser estrictos. Mismos derechos, mismas obligaciones.
Aquí se tiene que respetar la igualdad hombre-mujer, y los derechos de una esposa, o de una hija, o de una familiar, rece lo que rece, rece al dios que rece, piense lo que piense y tenga el origen que tenga
—Hay una percepción de inseguridad ligada si no a la inmigración a una parte de la inmigración reciente. Hablo de los MENA, de la multirreincidència... ¿Qué se tiene que hacer?
—Es verdad que hay una percepción y una realidad muchas veces de mucho recorrido en la mejora de la seguridad. Con eso hemos sido muy persistentes. Hemos reprobado al conseller Elena porque no ha hecho bien su trabajo. Hemos visto tambés estos días una disputa con el ayuntamiento de Barcelona. Pero oiga, ¿qué está haciendo usted? Lo que tiene que hacer es colaborar con los ayuntamientos. ¿Qué está haciendo usted con otros ayuntamientos? Vincular la inseguridad con la inmigración creo que es un mal camino. Hay inmigrantes que vulneran las normas de convivencia y, por lo tanto, tienen que hacer frente a sus consecuencias. También hay gente de aquí que lo hace.
En el ámbito de la seguridad, la primera cosa que se tiene que hacer es partir de un principio de confianza con los agentes de la autoridad. Se ha mejorado un poco en eso, pero al principio de esta legislatura toda la relación con los cuerpos y fuerzas de seguridad, con los Mossos d'Esquadra, era un principio de desconfianza: usted, si actúa en un caso en que tenga que hacer uso de la fuerza... de entrada, sospechamos. Eso no puede ser. Son unos funcionarios que han recibido una formación, que tienen una capacitación. Puede haber alguno que cometa un error, que se comporte mal... Pero de entrada tienen que tener nuestra confianza, como tiene la confianza un médico que le opera... ¡Y tienen que tener el apoyo del Govern! Les retiramos la defensa jurídica. ¿Cómo se tienen que sentir los agentes de los Mossos? Es la primera cosa que se tiene que hacer, y aquí todavía hay mucho recorrido. Y eso recae sobre dos personas, el conseller Elena y el presidente Aragonès, que es el máximo responsable de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
La primera cosa que tenemos que hacer con la seguridad es tener confianza a los agentes de la autoridad, a los Mossos. Aquí se ha hecho mucho seguidismo de la CUP
Déjeme decirlo de otra manera. No quiero ofender a nadie, pero aquí había mucho seguidismo de la CUP. Y creo que eso no está bien. Dicho esto, ha habido un incremento de recursos, de agentes, de efectivos, en el que hemos colaborado nosotros, el gobierno de España, ha habido un incremento de recursos monetarios, que vendrán, en forma de financiación específica, yo estoy encantado; y ahora nosotros, con los presupuestos de este año que viene, si es que abrimos negociaciones, lo estamos tratando ya en las conversaciones previas. Queremos hacer un decálogo y habrá una parte importante que será ir un paso más en la cadena para garantizar seguridad, que es los órganos judiciales. De eso tampoco se han ocupado los últimos años y no se crean los órganos judiciales. Si tenemos más policías, si damos autoridad, si detienen a las personas que rompen la convivencia, que haya un juez que pueda decir con rapidez, no en tres años: 'Usted tiene que pagar esta multa' o 'Usted tiene que cumplir esta pena privativa de libertad'...
—O bien ¿'Usted tiene que ser expatriado'?
-Eso lo tiene que decidir un juez, si es el caso. Usted sabe que en Europa hay muy pocos casos de expatriación, en todo el conjunto de Europa. Eso lo tiene que decidir un juez. Y si lo decide, se tiene que cumplir. Pero en todo caso, lo que no puede ser es que quede, 'pendiente de', en la nevera. Eso no puede ser, por eso también pondremos énfasis en ello. Creo que es el elemento que nos queda para reforzar, que haya más órganos judiciales para poder completar esta cadena de actuaciones en ámbito de la seguridad.
—Señor Illa: ¿se ve, como presidente de la Generalitat, más o menos, dentro de un año?
—Yo ahora me veo primer secretario del PSC. Ahora tenemos el congreso del partido, los compañeros me han hecho confianza, me tienen que ratificar en el congreso. Me veo liderando este gobierno alternativo y a mí me haría mucha ilusión presidir Catalunya. ¿Me veo capaz? Francamente sí, y me esforzaré en hacerlo, pero la última palabra la tomarán los ciudadanos de Catalunya cuando sea el momento. Y yo estaré con lo que ellos digan, naturalmente.
—Muy bien, muchas gracias y mucha suerte.
—Muchísimas gracias, un placer.