El Parlament invistió este jueves al primer secretario del PSC, Salvador Illa, como nuevo president de la Generalitat. Después de semanas de negociaciones, rifirrafes y polémicas, el PSC recupera el liderazgo de Catalunya. La última vez que la tuvo fue con el president Montilla el año 2010, en el contexto del segundo tripartito. Illa, gracias a los 68 votos que conforman PSC, ERC y Comuns, se convierte en el 133.º president de la Generalitat de Catalunya.
Camino maratoniano
El camino de Illa para llegar a representar la máxima institución catalana ha sido maratoniano, como lo es también su afición por correr. Y es que el nuevo president de la Generalitat se pone el despertador cada día a las cinco de la mañana para salir a correr en la montaña de La Roca del Vallès, el municipio que lo ha visto crecer, tanto personalmente como políticamente, desde el 5 de mayo de 1966. Salvador Illa es el mayor de tres hermanos e hijo de trabajadores del sector textil. Además, estudió en la Escola Pia de Granollers, para después licenciarse en Filosofía en la Universitat de Barcelona y alcanzar el máster en administración de empresas en el IESE, en Navarra. Además, forma parte de la generación que ha hecho el servicio militar obligatorio. En su caso, en el cuartel del Bruc.
Como político, con 21 años ya era concejal de Cultura de La Roca del Vallès, mientras que en el sector privado había trabajado en el departamento de una empresa de plásticos de Cardedeu y había sido entrenador de un equipo de fútbol de su municipio.
Romà Planas y Tarradellas, sus referentes
En el año 1995 se convirtió en alcalde por sorpresa. Y es que el entonces alcalde de La Roca del Vallès y exdelegado especial del president Tarradellas, Romà Planas, murió de forma repentina a la edad de los 63 años. De hecho, Illa siempre ha reivindicado Planas como un referente político, junto con el president Tarradellas. Aquel año, Illa recibió una moción de censura y perdió la alcaldía, pero en las siguientes elecciones municipales las ganó por mayoría absoluta. Desde entonces, Illa gobernó La Roca del Vallès durante 10 años, años en los cuales inauguró el famoso complejo de La Roca Village.
Illa dejó la alcaldía una vez fue nombrado director general de Gestión de Infraestructuras de la Conselleria de Justícia en los años del tripartito y, cuando Montilla perdió la Generalitat, pasó al Ayuntamiento de Barcelona. Primero, como director de Gestión Económica, después como coordinador del PSC en el Ayuntamiento, jefe de gabinete del ahora alcalde —entonces concejal— Jaume Collboni y gerente de empresa, cultura e innovación cuando los socialistas entraron en el gobierno de Ada Colau, un pacto que pilotó él mismo.
Secretario de organización del PSC de rebote
Fue entonces cuando fue escogido secretario de organización para poder reflotar el partido. El PSC, entonces, estaba en horas bajas. Y es que en pleno auge del procés en el 2016 contaba únicamente con 14 diputados en el Parlament de Catalunya, comandados por Miquel Iceta. De hecho, este tuvo una dura pugna para gobernar el partido con Núria Parlon. Por eso, se llevó a cabo una dura negociación para escoger al dirigente que tenía que ocupar la carpeta de organización. Los candidatos eran el exalcalde de Badia del Vallès José Luís Gimeno y Assumpta Escarp. No fue aceptada ninguna de las dos opciones e Illa se convirtió en el nombre de consenso. Al lado de Iceta, fue la figura clave para remontar un partido roto y que había sufrido una sangría de votos hacia Ciudadanos y Esquerra Republicana. Además, Illa también fue el artífice de pactos importantes para el PSC, como el de la Diputación de Barcelona —bajo la presidencia de Núria Marín— con Junts.
El Illa más polémico
Sin embargo, también tiene algunos elementos polémicos, como ser uno de los dirigentes socialistas más visibles en la manifestación de Sociedad Civil Catalana durante septiembre del 2017, cuando participó con el Partido Popular, Ciudadanos y Vox. De hecho, culpó completamente al gobierno de Carles Puigdemont de la aplicación del 155 y aseguró que era "sentido común" su aplicación. En abril del 2018, en una intervención en el programa Preguntes freqüents, dijo que él habría intervenido antes la Generalitat: "No sé si en el 2014 –después de la consulta del 9-N–, pero sí que después del 6 y 7 de septiembre se tendría que haber aplicado el 155". Aquella misma noche también dijo que no pensaba visitar a los presos políticos.
"El efecto Illa" después de pilotar el Ministerio de Sanidad
Illa, que está casado y tiene una hija, también lideró el Ministerio de Sanidad del Gobierno entre el 2020 y el 2021, en la época más dura de la pandemia de la covid-19. Fue, precisamente, en el 2021 que los socialistas prepararon el relevo a Iceta a través de "el efecto Illa". En las elecciones del 14 de febrero del 2021 ganó las elecciones, pero empatado a 33 escaños con Esquerra Republicana. Aquellos resultados le permitieron ser claves en el Parlament, llegando a acuerdos y rompiendo la política de bloques. De hecho, ha reivindicado su imagen de diálogo y pacto, y ha dado apoyo en dos ocasiones a los presupuestos del Govern de Aragonès, aunque los de este año no acabaran prosperando por la negativa de los comunes.
Tres años y medio más tarde de los comicios del 2021, Illa ha ganado 9 escaños y ha conseguido que el independentismo pierda la mayoría absoluta, hecho que le ha permitido recibir los votos de los 20 diputados de ERC y los 6 de los Comuns, con el aval ajustado de la militancia de los republicanos y de su juventud. Ha erosionado el independentismo y ha conseguido que las relaciones entre Junts y ERC estén peor que nunca.
Socio del Espanyol, del RACC y de Cáritas, Illa, aparte del maratón político, también corre el deportivo. En el último maratón que hizo corrió 42,195 kilómetros con un buen tiempo: 3 horas, 42 minutos y 35 segundos. Su mejor marca personal, quedando el 3.659 de un total de 15.127 corredores.