La iniciativa Salvem Casa Vallmanya ha reivindicado este domingo la restauración de Cal Macià en el 89.º aniversario de la muerte del president Francesc Macià. El colectivo se ha concentrado delante de la que fue su residencia familiar en Vallmanya (Alcarràs), la cual lamentan que "se cae a trozos, abandonada a su suerte por todas las administraciones", y han señalado al alcalde del municipio, Jordi Janés (ERC), para no actuar a tiempo. La protección del edificio es una petición que varias entidades y figuras de la política catalana llevan haciendo desde hace años, porque se encuentra al límite de la desaparición, aunque está catalogada como bien cultural de interés local.
"¡A Cal Macià no le queda tiempo!"
Así, el colectivo que reclama la protección y restauración de Cal Macià en Vallmanya ha pedido por tercer año consecutivo delante del edificio que se escuchen las suyas reclamas. Una decena de personas se han concentrado este 25 de diciembre detrás de una pancarta con el lema 'Ya que Jordi Janés pasa de todo... la Generalitat tiene que actuar', para exigir una solución antes de que sea demasiado tarde. ¡"Vilagrà y Aragonès, a cal Macià no le queda tiempo"!, han alertado.
La residencia familiar del president Macià se cae a trozos
El mes de julio se produjo un nuevo boquete en el tejado la cubierta principal de la casa Vallmanya que hizo saltar todas las alarmas. "Se ha hecho evidente el agónico avance del proceso de degradación de Cal Macià-Casa Vallmanya", denunciaba, entonces, el colectivo Salvem Casa Vallmanya en un comunicado de prensa. La Diputación de Lleida y el Govern han comunicado al Ayuntamiento de Alcarràs la predisposición a firmar un acuerdo entre las tres administraciones para hacer frente a las obras de rehabilitación y consolidación de la masía. El plan inicial es hacer un convenio que supondría el ingreso de 300.000 euros en dos años a partes iguales, así como la compra de la casa para convertirla en una propiedad pública. En este sentido, la plataforma cree que la propuesta de las instituciones es una "ventana de oportunidad", la última antes de una ruina que se prevé próxima si no se actúa en los próximos meses.
La plataforma Salvem Casa Vallmanya hace tiempo que reivindica la necesidad de conservar este edificio. El pasado abril se manifestaron bajo la lluvia más de un centenar de personas. En un comunicado posterior a la concentración, los artífices de la movilización ponían de relieve que de esta manera querían presionar el Ayuntamiento para que ejecutara la opción de compra que tiene sobre el inmueble, pidiendo que se deje de "excusas económica y de toda índole sobre la adquisición".