La coincidencia de los presidentes Pedro Sánchez y Pere Aragonès sobre el césped del Camp Nou para participar en la entrega de premios de Pimec no ha favorecido que se haya producido ninguna conversación entre los dos políticos. Ni siquiera la lluvia, que ha obligado a los invitados a buscar cobijo en las gradas del campo y ha retenido media hora a las autoridades en el palco del estadio, ha facilitado este contacto. Los dos presidentes, siempre acompañados de otros invitados, han hablado del tiempo y de las consecuencias de la guerra de Ucrania, mientras esperaban que la lluvia permitiera poner en marcha el acto. Una vez han empezado las intervenciones, tanto el uno como el otro han evitado abordar ante el empresariado la crisis política abierta entre los dos gobiernos cerca el CatalanGate.

 

Durante su parlamento, Sánchez ha defendido por enésima vez el diálogo, del cual se ha declarado un firme defensor. "A lo largo estos años, no sólo por necesidad, sino por convicción hemos articulado muchas herramientas, espacios, para materializar este diálogo. Por muy duras que sean las crisis y desencuentros merece la pena apostar por diálogo. Y el Gobierno apuesta por el diálogo", ha asegurado Sánchez que tan pronto como ha acabado la intervención se ha marchado, sin quedarse a la cena.

Aragonès y Colau, sobre Melilla

Por su parte, Aragonès ha reprochado a Sánchez el incumplimiento de las inversiones del Estado con Catalunya, que ha tildado de crónico y que ha sumado al déficit fiscal, por lo cual ha reclamado un mecanismo por garantizar el cumplimiento de las inversiones presupuestadas, que ha asegurado se aplicará también en Catalunya. El president, que ha aprovechar para pedir una flexibilización del objetivo de déficit, se ha sumado al llamamiento de la alcaldesa, Ada Colau, para denunciar los hechos que se han producido en Melilla y que han provocado la muerte de 37 migrantes. "Las imágenes de Melilla son insoportables", había dicho Colau minutos antes, en más de pedir una investigación de los hechos.

La cena de Pimec ha favorecido el encuentro entre los dos presidentes justo en un momento en que los dos gobiernos han anunciado la voluntad de convocar una reunión entre ambos. No obstante, tanto desde el Govern de la Generalitat como desde la Moncloa se han encargado de dejar claro que no han aprovechado la convocatoria para mantener ninguna conversación aparte del resto de los invitados.

Ada Colau, Pere Aragonès y Pedro Sánchez sobre el cesped del Camp Nou - Sergi Alcàzar

Como estaba previsto, Aragonès ha llegado minutos antes de las ocho y el presidente español, poco después. Se ha saludado con Aragonès al llegar. De hecho, han tenido que repetir el apretón de manos dos veces porque una parte de los periodistas gráficos no habían podido captar bien la imagen. Y punto. A partir de aquí toda la conversación la han compartido con el resto de autoridades presentes en el palco.

Plante de Junts

Fuentes del Govern han asegurado que los dos presidentes no han estado solos en ningún momento, que han hablado de la lluvia y, con el resto de representantes económicos catalanes, sobre las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania. También desde el Gobierno se ha insistido en este punto. "Han mantenido una conversación junto con otras personas, con la máxima cordialidad, donde han hablado de asuntos empresariales," han asegurado.

No había ningún representante de Junts en la convocatoria, a pesar de que desde Pimec se había anunciado la presencia del vicepresident, Jordi Puigneró. Los dirigentes de esta formación, muy críticos con la reunión de la consellera Laura Vilagrà i el ministro Félix Bolaños de la semana pasada, han decidido plantar el acto.

Una vez el acto se ha puesto en marcha los dos presidentes se ha sentado juntos en la mesa presidencial, custodiados por el presidente de Pimec, Antonio Cañete, y la presidenta de la Diputación, Núria Marín. No obstante, tan pronto como ha acabado su intervención, Sánchez ha abandonado el Camp Nou. Aragonès lo ha acompañado hasta la boca de acceso al cesped. De nuevo ha habido un apretón de manos mientras uno se marchaba y el otro volvía a su lugar en la mesa.