El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aterrizado este viernes en el pueblo de Carles Puigdemont, Amer (La Selva). Lo ha hecho para visitar la empresa Hipra, dedicada a la investigación y producción de vacunas, y acompañado de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y del ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque. El jefe del ejecutivo español ha conseguido romper el vacío -pero no la tensión- institucional que castiga las visitas provenientes del Estado. A la cita de hoy ha acudido a la cita la consellera de Salud, Alba Vergés.
Vergés se ha presentado en Amer con un abrigo amarillo y una carpeta de revindicaciones, de vacunas y político. También ha acudido la alcaldesa de Amer, Maria Rosa Vila, de Junts, con un lazo amarillo. Vergés ha evitado la foto de familia. En su Parlamento, Sánchez ha citado a la consellera, pero no a la alcaldesa que fuentes presentes en el acto aseguran que ni siquiera ha recibido el saludo del presidente español. De hecho, un protocolo extraño en que los dirigents políticos se evitaban ante las cámaras se ha impuesto en la visita.
Indiferencia
En cambio la población de Amer, entre la cual Hipra tiene un fuerte peso y da trabajo a una parte importante de la comarca, ha recibido la visita con absoluta indiferencia.
Apena una decena larga de personas se han concentrado tras el cordón de seguridad, a gran distancia de la fábrica, en las afueras de la población, para expresar su protesta. Aparte de eso y del dispositivo policial que ha blindado la zona y ha cortado la carretera de acceso a la fábrica, nada ha alterado la vida cotidiana de las calles de Amer.
"¿Protestas? Al contrario, menos gente que nunca, asegura al responsable de uno de los bares de la plaza de la villa, repleta de esteladas y presidida por una inmensa imagen de Puigdemont con el lema No surrender.
El viaje de Sánchez se anunció anoche. La Moncloa invitó al vicepresidente, Pere Aragonès, pero este, que ya estuvo en esta fábrica la semana pasada ha pasado la convocatoria en Vergés. Nadie, aparte de la delegación política, ha podido entrar en las instalaciones. La prensa ha tenido que seguir la visita desde la calle, tras la valla que rodea la empresa.
Sánchez apela a la unión
Al llegar, dentro de una larga caravana de cochez, Sànchez ha visitado las instalaciones de la fábrica, se ha hecho una foto de familia, y ha protagonizado un parlamento en que ha querido agradecer el compromiso de la empresa y la industria catalana y de España "con los compatriotas" en los momentos más duros de la pandemia, con la producción de PCR y de respiradores con tecnología 3-D.
Ha insistido que entre abril y septiembre habrá 87 millones de dosis que permitirán vacunar "a todos los compatriotas, vivan donde vivan". Y ha apelado a la unidad.
"Una de las grandes lecciones de esta pandemia es aquello que la unión hace la fuerza. Desde la Generalitat de Catalunya, que nos acompaña a la consellera, desde los municipios, desde el Gobierno español hemos sido capaces de trabajar codo con codo", ha subrayado.
Crida de Vergès
La consellera ha aprovechado el desarrollo de la visita para reclamar a Sànchez y a la ministra de Sanidad las vacunas "cuanto antes mejor" y exigir más claridad en la estrategia de vacunación, además de advertir que si pudiera acudir a Europa a buscar las vacunas lo haría. "Como no podemos, a nosotros nos corresponde exigir al Estado español estas tareas, para que la información sea clara", ha reclamado.
Al acabar y después de la breve intervención de Sànchez en que se ha referido a la unidad para superar la pandemia, Vergés se ha dirigido de nuevo al presidente español para instarlo a resolver el conflicto catalán. "Se trabaja bien y unido cuando a los conflictos, también políticos, se pone solución", li ha advertido.
A continuación, Sánchez se ha subido de nuevo a la caravana de vehículos que acompañaba los tres miembros del Gobierno y ha abandonado Amer en el medio el misma indiferencia en que ha llegado.