La sesión de control de este miércoles ha sido un déjà vu de anteriores sesiones de control. El jefe de la oposición, Pablo Casado, ha hecho un batiburrillo donde ha citado Carles Puigdemont, ETA e incluso el 8-M del 2020 para acabar preguntando sobre el paro. El presidente Pedro Sánchez le ha reclamado, una vez más, que deje de ir a remolque de la extrema derecha, que deje de ser "el aperitivo del plato fuerte que viene después", en referencia a Vox. Los dos principales partidos parecen lejos de volver a sentarse en una mesa para negociar, por ejemplo, la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
La pregunta registrada por Pablo Casado era, textualmente, "coómo valora la situación del paro en España". Pero esta cuestión ha sido lo de menos. Para empezar, el líder estatal del PP ha reclamado el cese de Pablo Iglesias porque Unidas Podemos votó contra el suplicatorio de Puigdemont, Ponsatí y Comín. Pero también le ha pedido romper con EH Bildu o ha recordado la manifestación del 8-M del 2020 para vincularlo con la propagación del coronavirus. Y al final ha venido su pregunta: cómo valora la situación del paro.
Ante todo este batiburrillo, Pedro Sánchez le ha repetido al dirigente conservador lo mismo que en anteriores sesiones de control: "Tiene dos caminos posibles, el de la moderación o el de la perdición". En este sentido, lo ha seguido interpelando, instándolo a "dejar de ser el aperitivo del plato fuerte que viene después", en referencia a la extrema derecha de Vox. El presidente del Gobierno le ha reclamado que sea "útil" y que haga "oposición con sentido de Estado". Le ha vuelto a tender la mano para llegar a acuerdos, como el del CGPJ.
Sánchez también ha tenido que enfrentarse a los cócteles de Santiago Abascal, que ha acusado al Gobierno de traer "muerte y división social" y a Unidas Podemos "de atacar la monarquía, el orden constitucional y la unidad nacional". Pero el presidente español ha vuelto a los clásicos también con Vox, y le ha reprochado que hablara del peor gobierno en 80 años, equiparando los gobiernos de la democracia y los de la dictadura franquista.
Abascal preguntaba por los pactos del Gobierno con sus socios. Y Sánchez le ha respondido: "Una sociedad sin pactos es lo que había antes de la España constitucional". Ha dejado claro que sus pactos persiguen el interés general y respetan la legalidad española vigente.