Este sábado empezará de forma oficial la presidencia española del Consejo de la Unión Europea. El 1 de julio, Suecia pasará la pelota a España y la presidencia rotatoria caerá en manos del equipo de Pedro Sánchez. Hacía meses que el laboratorio del presidente del Gobierno preparaba este momento, con el fin de aprovecharlo en favor de la campaña electoral de las elecciones generales, que en un primer momento se tendrían que haber celebrado en diciembre. La derrota de la izquierda española en las elecciones del 28-M provocó que Sánchez convocara comicios anticipados, y todo ha quedado alterado. La Moncloa tiene en su horizonte dos obstáculos: Carles Puigdemont y las elecciones del 23-J.
Si el sábado 1 de julio estará marcado por el nuevo viaje a Kyiv que hará Pedro Sánchez para dar apoyo al país de Volodímir Zelenski, el día 5 lo estará por Carles Puigdemont: El Tribunal General de la Unión Europea sentenciará sobre la inmunidad del president de la Generalitat en el exilio. Cualquier pronunciamiento del TGUE puede sacudir la imagen de España en Europa, porque el Estado puede quedar en evidencia tanto si mantiene la inmunidad de Carles Puigdemont como si la deniega.
Si el tribunal mantiene la inmunidad de Puigdemont, el presidente podrá pasearse por el continente sin tener que sufrir por ninguna euroorden y, según cómo, habría que ver si podría incluso pisar el estado español. Ahora bien, si Puigdemont perdiera la inmunidad, empezaría un nuevo proceso judicial en Bélgica que tendría que analizar si hay que extraditarlo o no, teniendo como base el pronunciamiento que hizo el TJUE el pasado mes de enero; y España volvería a centrar todas las miradas por perseguir a un presidente por el hecho de haber puesto las urnas.
Un terremoto en el horizonte: las elecciones del 23-J
La segunda cuestión son las elecciones del 23-J. Los comicios plantean una duda: ¿qué pasa con la presidencia europea de España si se produce un cambio de gobierno? ¿Si Alberto Núñez-Feijóo se convierte en presidente del Gobierno, tendrá consecuencias en la presidencia del Consejo de la Unión Europea? Primero hay que tener en cuenta una cosa: si el PP, después de las elecciones, tiene números de llegar al poder con el apoyo de Vox, los 'tempos' en el Congreso de los Diputados serán lentos. Las Cortes tienen hasta el 17 de agosto para constituirse y entonces pueden pasar unos dos meses hasta que se invista un presidente del Gobierno. Es decir, que podría haber cambio de gobierno en septiembre o en octubre.
De todos modos, desde La Moncloa —y también desde Bruselas— insisten en que no hay ningún riesgo de que un cambio de ejecutivo acabe con la hoja de ruta trazada en los últimos meses. Todo continuará con "normalidad", aseguran fuentes del Gobierno. El argumento es que se trata de una cuestión de estado, y en el ejecutivo niegan que se modifique la posición que le corresponde para coordinar todo aquello que ya está previsto.
Además, hay precedentes en combinación de presidencia europea y elecciones en un mismo estado. Francia tuvo la presidencia rotatoria europea en 2022 y también celebró elecciones (presidenciales y legislativas). Y este mismo país cambió de jefe de Estado en 1995 (Jacques Chirac sustituyó a François Mitterrand) durante una presidencia rotatoria. También ha habido elecciones generales o cambios de gobierno en medio de presidencias europeas cuando esta estaba en manos de países como Polonia o República Checa.
Este jueves, Feijóo fue a Bruselas a reunirse con el Partido Popular Europeo y, en una rueda de prensa posterior al encuentro, aseguró que Pedro Sánchez se ha negado a reunirse con él en los últimos meses para explicarle los ejes de la presidencia. "He tenido más información por parte del primer ministro sueco que por parte de mi país", lamentó.
Barcelona y Tarragona acogen dos cumbres
Sánchez informó hace unas semanas de que ha decidido descentralizar las cumbres que se producirán durante esta presidencia europea, y no celebrarlas todas en Madrid. La Moncloa asegura que, aunque haya cambio de gobierno, eso se mantendrá de esta manera. Y, de estas cumbres, hay dos que se celebran en Barcelona y Tarragona.
El 21 y 22 de septiembre se celebrará en la capital catalana el Consejo de Transportes, Telecomunicaciones y Energía, que se dedica a establecer mercados e infraestructuras modernas, competitivas y eficientes, además de crear redes transeuropeas de transporte, comunicación y energía. Mientras que en Tarragona, se celebrará del 20 al 22 de julio el Comité de Representantes Permanentes, que se encarga de preparar los trabajos del Consejo de la Unión Europea. Los representantes permanentes son los embajadores de los países de la Unión Europea.
Las prioridades de la presidencia española
Una de las grandes prioridades de la presidencia europea de España es que la Unión Europea fortalezca los lazos comerciales con América Latina. Por cuestiones culturales y lingüísticas, en La Moncloa consideran que España es el país mejor posicionado para sacar adelante este fortalecimiento de la alianza. De hecho, el mismo Pedro Sánchez asistirá el 17 y 18 de julio en la cumbre UE-América Latina y Caribe que se celebrará en Bruselas.
Por otra parte, respecto al Pacto sobre Migración y Asilo que los estados tendrían que cerrar antes de las elecciones europeas de 2024, el gobierno tiene la esperanza de cumplir los plazos, a pesar de reconocer las dificultades que ponen algunos países como Polonia. Desde La Moncloa ven como buen precedente que los ministros del Interior de la UE se pusieran de acuerdo para reformar las normas de asilo. Es decir, que uno de los grandes objetivos del Gobierno en esta presidencia europea es un acuerdo con el reglamento ante situaciones de crisis migratorias, que es el que todavía está pendiente.
Finalmente, fuentes de La Moncloa apuntan que otra de las prioridades del ejecutivo de Sánchez es "la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias". De hecho, el presidente del Gobierno viajará a Kyiv el primer día de esta presidencia rotatoria, como símbolo del apoyo de España y de Europa al país de Volodímir Zelenski.