Cinco días son los que Pedro Sánchez necesitó el pasado mes de abril para reflexionar, según su relato, si continuaba al frente del Gobierno. Ahora le tocará a él estar pendiente de otro proceso de reflexión, de seis meses, para saber si esta continuidad será más o menos plácida. Esquerra Republicana, socio tan imprescindible del PSOE en Madrid como lo es Junts per Catalunya, celebrará el 30 de noviembre un Congreso Nacional para redefinir su futura estrategia y sus liderazgos, después de la sangría sufrida en las urnas del 12-M. Al Gobierno, aseguran a ElNacional.cat fuentes de su máxima capitanía, le toca ahora tener los ojos clavados en el parque de la Ciutadella de Barcelona: saber cómo se constituirá el Parlament, si se inviste a un president de la Generalitat o se produce una repetición electoral, ver qué cara hace ERC después de su debate interno y quién pasará a ser entonces el interlocutor de los republicanos con la Moncloa. Todo, mientras Junts lanza en la cámara baja advertencias a Pedro Sánchez sobre cómo “se le pueden girar en contra” los resultados del 12-M.

Vamos por partes. Acabamos nada más de entrar en una nueva campaña de unas elecciones europeas que se celebrarán el 9 de junio. Al día siguiente se tiene que constituir el Parlament. Será la primera prueba de fuego para PSC, Junts y ERC sobre cómo puede desarrollarse el juego de alianzas en la cámara catalana, y dar las primeras pistas sobre si este verano se podrá investir a un nuevo president de la Generalitat o se irá a unas nuevas elecciones. Porque en aquel décimo día de junio se tiene que investir a un nuevo president del Parlament. Tanto el PSC como Junts pretenderán situar a ERC de su lado en aquella votación y allanar así el camino a una futura alianza de cara a la investidura de un jefe de Govern. El círculo de confianza de Sánchez receta calma cuando se le pregunta si temen cuál podrá ser el comportamiento de la formación capitaneada en Madrid por Gabriel Rufián después del porrazo sufrido el 12-M: "Primero tenemos que esperar a que se configure el nuevo Parlament y su nueva Mesa".

Una vez pase eso, apuntan estas mismas fuentes, habrá que ver cómo resuelve Esquerra Republicana su debate interno. "Ya veremos entonces cómo respiran", señalan. En medio, sin embargo, habrá una nueva prueba sobre cómo colean los republicanos después de la sangría del 12-M y si son garantía en Madrid de la estabilidad del Gobierno: el debate (o debates) de investidura de un president de la Generalitat. La Moncloa, que confía en que no haya repetición electoral en Catalunya después de los satisfactorios resultados del PSC de Salvador Illa, asume que quizás habrá que esperar a que ERC dé apoyo al líder de los socialistas catalanes "en el segundo o tercer" intento de investidura.

Las mesas de negociación con los independentistas, congeladas hasta que haya "interlocutor"

Hace un par de meses, cuando Pere Aragonès decidió anticipar las elecciones catalanas al 12 de mayo, el PSOE acordó congelar las mesas de negociación con el independentismo. Quedaba así en stand by la mesa entre la Moncloa y la Generalitat, la del PSOE con ERC, y la del PSOE con Junts. La intención era retomarlas, en todo caso, después de los comicios. Ahora, sin embargo, la Moncloa aprieta el freno todavía más fuerte, después de cómo ha quedado el tablero político catalán.

Otras fuentes consultadas por este periódico opinan que las mesas de negociación entre el PSOE y los dos principales partidos independentistas no tendrían que reanudarse hasta después del actual "marco electoral", que incluye las elecciones europeas del 9 de junio. En la sala de máquinas de la Moncloa consideran que "hay que saber qué interlocutor hay en el otro lado de la mesa". El caso es que Oriol Junqueras ya ha anunciado que, después de las elecciones europeas, abandonará la presidencia del partido. Pero que, al mismo tiempo, el mes de noviembre tiene la intención de postularse para seguir liderando la formación. Además, Carles Puigdemont señaló en la precampaña catalana que, en caso de no volver a presidir a la Generalitat, se despedirá de la primera línea política.

 

Dar espacio a ERC

No ha habido, de momento, ninguna ofensiva de pressing de socialistas españoles a Esquerra Republicana desde Madrid. Solo algunas declaraciones, muy leves, de las portavoces del PSOE y del Gobierno, Esther Peña y Pilar Alegría. Las dos insisten en que los pactos en el Parlament no se harán desde la capital del Estado, y se han limitado a instar a los republicanos a no bloquear una investidura de Illa, pedir que ERC y Junts entiendan el "mensaje claro" del 12-M, prometer a Carles Puigdemont "cumplir los acuerdos" firmados y dejar claro que, a ojos de la Moncloa, la única investidura posible es la de Illa.

Desde los despachos de la dirección de Ferraz, en este mismo sentido, apuntan que hay que dar espacio a Esquerra Republicana para que "digiera" los resultados del 12-M, y entender que "han tenido que hacer un viaje largo en muy poco tiempo". Otras fuentes del PSOE recuerdan que del 2017 al 2024 el partido de Oriol Junqueras ha pasado de defender la vía unilateral para independizarse de España a negociar con el Estado en Madrid y ahora tener que soportar la presión de hacer presidente al líder del PSC.

Este viernes, Pedro Sánchez se comprometía en un acto en Barcelona a mantener todos los compromisos adquiridos con ERC en el pasado mandato, como la condonación de la deuda, el traspaso de Rodalies, abordar el sistema de financiación y respetar la cultura catalana. Una semana antes, el presidente español empezó a allanar el camino para abrir una vía de presión alternativa en caso de que ERC bloquee una investidura de Salvador Illa: Me sorprende que el PP no haya asumido una reflexión sobre qué hará en la investidura de Salvador Illa: ¿la facilitará o no?", se preguntaba en una entrevista en La Sexta.

 

Semana negra del Gobierno: división con el independentismo y con Sumar

Al fin y al cabo, esta semana se ha puesto de manifiesto otra vez la fragilidad de la estabilidad de Pedro Sánchez. El PSOE se ha quedado dos días seguidos solo en el Congreso de los Diputados: la cámara tumbó la ley contra el proxenetismo porque Sumar exhibió la división dentro del Gobierno y porque los socios imprescindibles de los socialistas —Junts, ERC, PNB i Bildu— también votaron en contra. Al día siguiente, el Gobierno se vio obligado a retirar en el último minuto una ley para evitar un nuevo porrazo en la carrera de San Jerónimo.

El núcleo duro del Gobierno enmarca estos dos batacazos parlamentarios en la carrera electoral para las elecciones europeas. "Hay que plantearnos para el resto de la legislatura qué cosas mandamos al Pleno en campaña electoral", manifiestan, aparte de quitarle hierro a la división con Sumar, porque interpretan que Yolanda Díaz "está mirando todo el rato a Podemos por el retrovisor". "Después de las europeas todo volverá a la normalidad", auguran.

 

La normalidad de esta legislatura, sea cual sea, es pantanosa. Porque a los choques del PSOE con Sumar —que ni mucho menos se equiparan a los decibelios que generaban las discrepancias con Podemos— se suma la fragilidad de las alianzas con ERC y Junts. Este miércoles, en el primer cara a cara entre Pedro Sánchez y Míriam Nogueras en el Congreso después del 12-M, la líder de Junts per Catalunya en Madrid recomendó al presidente español "rebajar dos marchas" y no hacer una lectura errónea de los resultados de las pasadas elecciones catalanas: "Se le puede girar en contra".