Iván Redondo, si quiere ser como Philippe Rickwaert, el manido protagonista de Baron Noir que sobrevive a todas, se tendrá que reinventar. Poder, puede hacerlo, como empezó su carrera asesorando a Xavier Garcia Albiol. Pero lo tendrá que hacer desde fuera de La Moncloa. Se ha ido con épica —"en política, a la empresa y a la vida, además de saber ganar, saber perder, hace falta saber parar—, pero se ha ido. Una salida muy simbólica. Pedro Sánchez ha querido demostrar que nadie es intocable, excepto él. Y se ha salido con la suya en este aspecto.
El presidente español ha hecho honor al término: "crisis de gobierno". Se esperaba la remodelación desde hace semanas, sí, pero no tan temprano y mucho menos con esta magnitud. Hasta siete ministros, algunos de un peso descomunal, han hecho las maletas. Sólo ha afectado a la parte socialista, como se pactó con Yolanda Díaz. Ya hacía días que ministros de Unidas Podemos advertían, en privado, que si se les tocaba algunos de sus cinco ministerios, se abría todo el melón. "Suponía negociar de nuevo la estructura, desde cero", decían. Por eso se ha limitado a la porción del PSOE, de donde Sánchez ha liberado todo el lastre posible.
Lo demuestra la salida de Redondo, pero también la de José Luis Ábalos, hombre de la máxima confianza de Sánchez y el encargado en pacificar internamente al PSOE con mano de hierro. Pero empezó la legislatura con el asunto Delcy y ha seguido con el rescate de la aerolínea Plus Ultra. También se va la todopoderosa Carmen Calvo, fuente de muchos conflictos dentro del gobierno de coalición, especialmente con la ministra Irene Montero. La ha dejado caer, como también se van Juan Carlos Campo, que ha pilotado personalmente la polémica operación indultos, y Arancha González Laya, que ya escribió su propio epitafio con la gestión del conflicto con Marruecos. Ha perdido personas de la más absoluta confianza, pero a Sánchez no le ha temblado el pulso.
Entran personas nuevas, pero también de la máxima confianza de Pedro Sánchez. Uno de ellos es Félix Bolaños, hasta ahora el cerebro en la sombra de su gobierno y del PSOE, el hombre que lleva el Estado en la cabeza y que asumirá el ministerio de Presidencia. También lo son el embajador en París, José Manuel Albares, convertido en nuevo ministro de Exteriores, o el nuevo jefe de gabinete, Óscar López. Los tres hombres de partido, como también las nuevas caras. Mujeres, jóvenes y muy políticas, como la alcaldesa de Gavà, Raquel Sánchez, del histórico PSC del Baix Llobregat, que asumirá la cartera de Transportes y Agenda Urbana en sustitución de Ábalos.
Porque la remodelación también busca recoser las costuras del partido. No todo tiene que ser mano de hierro en la pacificación. En este contexto se puede situar también la salida de Redondo, un asesor independiente, sin carné, que ha llegado a trabajar para el PP y que ha generado muchos recelos entre los cuadros de la formación. También en este terreno se explican algunas incorporaciones. Isabel Rodríguez (Política Territorial), Pilar Alegría (Educación) e incluso el nuevo jefe de gabinete Óscar López llegaron a apoyar en momentos determinados a Susana Díaz en los convulsos años de Ferraz.
Por delante, la segunda legislatura de facto del Gobierno de coalición. Y Sánchez quiere dar esta imagen de reset. El primer año y medio se ha visto condicionado por la respuesta a una pandemia global. Ahora toca encarar la recuperación, y el ascenso de Nadia Calviño envía un mensaje de calma a Bruselas. Pero también toca encarar toda aquella "agenda de cambio" pactada con Unidas Podemos y que no ha podido avanzar ni brillar por la emergencia sanitaria. Este sábado el presidente del Gobierno ha prometido "relanzarla con toda la fuerza". Tendrá que mirar hacia Catalunya, hacia la mesa de diálogo y hacia los 23 diputados independentistas para hacerla viable.
Justamente la cuota catalana, la del PSC, se refuerza en La Moncloa, con la continuidad de Miquel Iceta y la incorporación de Raquel Sánchez, alcaldesa de Gavà.Pero ha sorprendido el cambio de cartera de Miquel Iceta. De ser el "ministro de Catalunya", con la cartera de Política Territorial, a quedarse con una cartera maria, como Cultura y Deportes. Todavía faltan muchas pistas para interpretar la totalidad de los movimientos en esta nueva partida de ajedrez. Pero, ¿quién se acuerda ahora del chuletón?