Marruecos ha sumado un nuevo aliado en su cruzada contra el Frente Polisario y su líder, Brahim Gali, que se encuentra hospitalizado en un centro sanitario de Logroño (la Rioja) después de haber entrado presuntamente con una identidad falsa proporcionada por las autoridades argelinas.
Se trata del líder de la oposición en el Congreso, Pablo Casado, que este martes se ha reunido con el ministro de Agricultura y Pesca de Marruecos, Aziz Ajanuch, y el secretario general del Partido Istiqlal, Nizar Baraka. En el encuentro, el dirigente popular les ha confirmado el registro de cinco preguntas parlamentarias para "pedir explicaciones al gobierno de Pedro Sánchez sobre la entrada irregular, sin comunicar y con identidad falsa del líder del Frente Polisario".
Precisamente este lunes, en un acto organizado por el PP Europeo con motivo del Día de Europa, Casado coincidió con el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo, asegurando que Sánchez había conseguido "enfadar" al mismo tiempo a Marruecos, Argelia y el Frente Polisario y apuntó a una crisis "inédita en la historia reciente de España con Marruecos". A su entender, se trata de "una auténtica irresponsabilidad histórica con un socio estratégico como es Marruecos".
La Moncloa disimula
A pesar de las presiones de Marruecos y la oposición, el Gobierno sigue haciéndose el sordo. Hoy mismo la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha evitado una vez más responder a las acusaciones marroquíes. "No añadiré nada a lo dicho en días anteriores", se ha limitado a responder al ser preguntada en una rueda de prensa con su homólogo de Croacia, Gordan Grlic Radman, por el último comunicado del Ministerio de Exteriores marroquí, en el que se avisaba de posibles "consecuencias" por el gesto de la Moncloa.
"España está siempre en contacto con las autoridades marroquíes, desde la discreción, y no lo hará de manera pública a través de los medios de comunicación", ha replicado ante la insistencia de los periodistas, que le han inquirido si su gobierno no se plantea hacer algún gesto para rebajar los ánimos o si teme que Rabat opte por llamar a consultas a su embajadora, como hizo hace unos días con Alemania.
Las explicaciones dadas hasta ahora por España, que se basan en una atención por "motivos humanitarios", no han satisfecho a Rabat, que ha asegurado que la atención a Gali "no es una simple omisión", sino "un acto premeditado, una elección voluntaria y una decisión soberana de España, de la cual Marruecos toma nota".
Como se ha dicho, Rabat también ha elevado la tensión en los últimos días con Alemania, tanto por el posicionamiento de este país de respetar la resolución de la ONU sobre el conflicto -que pasa por un referéndum de autodeterminación- como por el asilo de un presunto salafista encarcelado en el reino alauí durante años y por la exclusión del país magrebí de la Conferencia sobre Libia, celebrada en Berlín en enero de 2020.