El Gobierno ha dado un viraje en la posición en el Sáhara Occidental. Pero Pedro Sánchez sigue negando la mayor. Así lo ha hecho este miércoles, en el Congreso de los Diputados, donde ha rebatido que "no hay desinterés ni desatención hacia el pueblo saharaui", sino que se ha dado este "paso adelante" con el "propósito firme de contribuir a la superar de un conflicto enquistado y sin perspectiva de resolución". Porque se abre una "ventana de oportunidad". Un presidente español que ha reiterado que siempre se sitúa "dentro del marco de Naciones Unidas" y que es la actitud adoptada por otros países como Estados Unidos, Alemania o Francia. En la misma comparecencia, también ha abordado la guerra en Ucrania y las medidas para hacer frente a sus efectos económicos y sociales. Y ha apelado nuevamente a la unidad: "Pido unión y apoyo. En medio de una pandemia y una guerra no creo que sea pedir demasiado".
El presidente del Gobierno ha acumulado varias comparecencias en una sola, en un discurso de una hora y cuarto de duración. Y hacia el final ha abordado la nueva relación con Marruecos y la cuestión del Sáhara Occidental, que ha hecho aflorar nuevas discrepancias dentro del ejecutivo central. Por una parte, ha defendido que la relación con Rabat es "estratégica" e "indispensable", y ha recordado cómo el PSOE, desde la oposición, dio apoyo al gobierno de Aznar en la crisis de Perejil de 2002. El nuevo entendimiento con Marruecos, ha remachado, permitirá "garantizar un territorio seguro" y una frontera que controle los flujos migratorios. Por otra parte, sobre el Sáhara Occidental, ha insistido en una misma idea: "Superar un conflicto que lleva más de cuatro décadas enquistado y siempre dentro del Marco de Naciones Unidas".
En este sentido, Pedro Sánchez ha reconocido, como hizo en la carta al rey Mohamed VI, "los esfuerzos serios y creíbles" del Marruecos con su propuesta de autonomía de 2007 para encontrar una "solución mutuamente aceptable" por las partes, como asegura que también lo han hecho los anteriores gobiernos españoles e incluso las Naciones Unidas. "Después de muchos años de conflicto y estancamiento, esta es la base sobre la que hay más posibilidad de construir, sobre la mediación de Naciones Unidas", ha reiterado al dirigente socialista.
De la misma manera, el presidente español ha negado desinterés hacia el pueblo saharaui y ha puesto en valor el "apoyo" de España, que es "el principal donante de ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados". Y ha concluido: "Y seguiremos brindando este apoyo humanitario".
Inflación desbocada
La comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso ha coincidido con la publicación del dato de inflación, que se ha situado en el 9,8%, la cifra más alta en 37 años. El presidente español ha admitido que este incremento de precios es "malo" y "afecta a nuestra economía, nuestra sociedad y en particular a los colectivos más vulnerables". Dicho esto, sin embargo, el dirigente socialista ha defendido que el plan de choque aprobado ayer en Consejo de Ministros, así como el tope al gas que tiene que aprobar Bruselas, permitirán "doblegar la curva y estabilizar el coste de la vida en los próximos tiempos". Como le reclamaban los grupos parlamentarios, también se ha abierto a prorrogar las medidas más allá del 30 de junio si fuera necesario.
Presupuesto de Defensa
Otro debate de las últimas semanas: el envío de armas a Ucrania. El dirigente socialista lo ha vuelto a defender, a pesar de las discrepancias con Unidas Podemos. "España suministra armas para su legítima defensa y porque están siendo agredidos", ha asegurado en este sentido. "En una guerra, todo elemento es defensivo", ha añadido. De la misma manera, el presidente del Gobierno ha afianzado la voluntad de ir aumentando progresivamente el presupuesto de Defensa hasta llegar al 2% del PIB que acordaron los miembros de la OTAN. "Una de las conclusiones de esta guerra es que nuestra seguridad está amenazada y todo eso tiene un coste", ha justificado.