El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, queda investido como presidente del Gobierno tras ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy, con 180 votos socialistas, los de Unidos Podemos, PNV, ERC, PDeCAT y EH Bildu. El socialista fue especialmente duro con Rajoy al espetar pocas horas antes de la votación que contaría con su "apoyo como expresidente". Sánchez se enfrentará en adelante a un ejecutivo con 84 escaños, el más limitado de la historia de España, que obligará a pactos continuos.
Rajoy llegaba al Congreso casi justo para la votación y la bancada del Partido Popular le recibía en pie para fundirle en una ovación. El presidente saliente subía al atril para agradecer el apoyo recibido por su ejecutivo en los últimos años, así como al partido. "Ha sido un honor dejar una España mejor", se despedía, y desafiaba a su sucesor a "poder decir lo mismo". Con un breve discurso, el dirigente popular reaparecía en su escaño tras abandonar la cámara el jueves a las 15 horas y pasar la tarde en un restaurante madrileño, rodeado de su equipo y algunos ministros.
Pero Rajoy no ha querido dimitir al considerar que un diputado alternativo del PP no obtendría votos suficientes —él mismo fue investido gracias a la abstención socialista—. "Los números son los que son", decían fuentes del ejecutivo en los pasillos del Congreso el jueves por la tarde. Eso desmentía los rumores sobre que había margen para pactar una candidata, como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría o la presidenta del Congreso, Ana Pastor. En segundo término, los populares avistan la esperanza de que el PSOE se asome al caos de la ingobernabilidad.
El nuevo presidente así lo reconocía durante el debate previo al asumir las "dificultades del nuevo gobierno". Por ello se comprometía con los jeltzales a mantener los presupuestos generales de Rajoy de 2018 —algo que Podemos recela— y ofrecía diálogo al nuevo Govern de la Generalitat. "Escucharé a Catalunya", respondía ante las acusaciones del portavoz del PP Rafa Hernando sobre "pactos escondidos" con el independentismo. Hernando llegaba a exigirle que no concediera indultos para los presos. Cs se quedaba desdibujado al votar en contra de una moción motivada por la Gürtel.
Así, y por primera vez en la historia de España, un presidente es expulsado del Ejecutivo a manos de la oposición y gobernará un candidato que no ha salido directo de las urnas, no ocupa un escaño en el Congreso y tampoco constituye la fuerza más votada, pese a tener 12 millones de votos detrás. Esta moción exitosa supone la cuarta, el resto fueron fallidas: la primera el año 1980, del socialista Felipe González contra el presidente Adolfo Suárez; la segunda, del candidato de Alianza Popular, Antonio Hernández Mancha, a González, el año 1987, y la última, la de Iglesias contra Rajoy el pasado año 2017.