Los presupuestos del Estado están prorrogados desde los tiempos de Mariano Rajoy, desde el 2017. Todos los intentos, hasta ahora, han sido en vano. Lo intentó Pedro Sánchez el año pasado, y acabó en elecciones el 28-A. Lo volvió a intentar antes de que el coronavirus lo cambiara todo. Y ahora, a la tercera, en La Moncloa quieren que vaya la vencida. Son conscientes de que no conseguirán la mayoría "transversal" que reclaman con la justificación de la pandemia. Sin embargo, menos el PP y Vox, están sondeando todas las opciones. La apuesta segura, hoy por hoy, pasa por Ciudadanos y el PNV. Pero podrían necesitar algunos votos más. Podrían ser los cuatro diputados del PDeCAT, a la expectativa de que se consume la ruptura con JxCat también en el Congreso de los Diputados.
El mismo Pedro Sánchez ha alimentado este lunes la posibilidad de seducir al PDeCAT. El grupo en el Congreso está dividido por la mitad: cuatro diputados de Junts (Laura Borràs, Míriam Nogueras, Jaume Alonso Cuevillas y Mariona Illamola) y cuatro del PDeCAT (Ferran Bel, Sergi Miquel, Genís Boadella y Concepció Cañadell). Esta misma tarde los cuatro diputados demócratas ya han exigido libertad de voto. Quieren marcar perfil propio y ocupar el espacio vacío dejado sobre todo por JxCat pero ahora también por ERC. Si los presupuestos son "buenos" para Catalunya, no pondrán palos a las ruedas. Cuando la escisión sea un hecho, La Moncloa se pondrá en contacto con ellos.
El panorama para Sánchez sigue siendo el de la geometría variable. Después de la ronda de contactos realizada la semana pasada, volvió a constatar lo que ya sospechaba. Más allá de formaciones minoritarias, sólo dos grupos están dispuestos a sentarse y acabar dando luz verde. Por una parte, un nuevo aliado, Ciudadanos, que conversará si hace falta con Unidas Podemos en la misma mesa con el objetivo de "moderar" los presupuestos. Por la otra, un viejo aliado desde la moción de censura, el PNV, que nunca pone líneas rojas a una negociación con el Estado. En este caso, tampoco aunque sea con la formación de Arrimadas dentro de la ecuación. Según fuentes del ejecutivo, es el escenario "más fácil" en este momento.
Por el contrario, Esquerra Republicana ha puesto más obstáculos. En primer lugar, ha reclamado reactivar la mesa de diálogo, abandonada bajo la excusa de la crisis sanitaria. En segundo lugar, que Ciudadanos no esté involucrado en la negociación. "Somos incompatibles con un partido que gobierna con Ayuso en Madrid y con Vox en Andalucía", advertía Gabriel Rufián después de reunirse con Sánchez el jueves pasado. Ahora en la escena ha aparecido también el PDeCAT. "Si vas a buscar partidos que hacen políticas neoliberales o de derechas como Cs o el PDeCAT, no cogeremos el teléfono", ha avisado hoy la secretaria general Marta Rovira.
Calculadora en la mano, la apuesta más segura del Gobierno es la del PNV y Ciudadanos. Junto a PSOE y Unidas Podemos sumarían 171 escaños, a cinco de la mayoría absoluta. Pero la aritmética posible es mucha, pudiendo prescindir incluso de Ciudadanos. En este caso, los diputados del PDeCAT jugarían un papel muy relevante. En La Moncloa no descartan ningún escenario; Sánchez quiere sacar los presupuestos sea como sea. Tanto el PDeCAT como Ciudadanos son partidos en horas bajas, necesitados de protagonismo y también de romper con su pasado. Con pequeños acuerdos, los presupuestos les podrían dar una segunda vida.
"No podemos esperar a las catalanas"
El objetivo de La Moncloa pasa por tener aprobadas las nuevas cuentas públicas antes de que acabe el año, para poder ejecutarlas en el 2021 sin ninguna dilación. Así, el primer paso será la votación del techo de déficit y gasto, que quieren aprobar durante la tercera semana de septiembre. Por este motivo la ministra María Jesús Montero convocará el Consejo de Política Fiscal y Financiera. La presentación del proyecto de los presupuestos tendría lugar a finales de mes. Sin embargo, desde Hacienda están dispuestos a retrasarlo hasta mediados de octubre, si así lo pide alguno de los socios.
El objetivo, también, es esquivar el conflicto catalán y desvincularlo de los presupuestos, y más en un escenario preelectoral. "El país no puede esperar a las catalanas", aseguran fuentes del ejecutivo. Por eso buscan asegurar el terreno sin ERC. Aun así, Sánchez no se cierra ninguna puerta. Hoy mismo ha reafirmado su compromiso de reformar el delito de sedición. Esta misma tarde ha llamado al president Quim Torra para intentar reunir la mesa de diálogo a mediados de este mes.